Diferencia entre revisiones de «Biblioteca del Congreso Nacional de Chile»

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Línea 177:
{{cita|“Debido al afán de hacer una obra útil para los aficionados al estudio, no nos ahorramos esfuerzos; por eso tratamos de conocer las obras que forman el acervo de esta Biblioteca —cuyo número de volúmenes se acerca a cincuenta mil— a fin de clasificarlas en la división que les correspondía”.<ref>Labatut, Adolfo. Catálogo de la Biblioteca del Congreso Nacional 1921-2, Imprenta Cervantes, Santiago.</ref>}}
 
Pero en los años en que don Adolfo dirigía la Biblioteca y ordenaba la publicación del tercer catálogo en que —como se destacó— ya la enmarcaba como una Biblioteca al servicio del Poder Legislativo, las aguas habían vuelto a agitarse en este. vAsí, en 1920 asumió la Presidencia de la República su ex Directorexdirector, don Arturo Alessandri P. cuya candidatura fue levantada como una solución frente a la grave crisis social, económica y política que vivía Chile, como consecuencia, en gran medida, del derrumbe de la minería del salitre en el norte de país.
 
Así, don Arturo que impulsaba desde el Gobierno un vasto programa de reformas laborales, observó como sus proyectos legislativos eran rechazados por un Senado mayoritariamente opositor que continuaba con estériles prácticas parlamentaristas. En medio de a efervescencia política, en septiembre de 1924, don Arturo renunció al mando, retornándolo seis meses más tarde. Muchas de las reformas laborales fueron aprobadas finalmente y Alessandri, despidiéndose del cargo promulgó, en septiembre de 1925, una nueva Constitución política para el país.
Línea 374:
Para cumplir con este objetivo, se nombró como Directora de la Biblioteca del Congreso Nacional, a Ximena Feliú Silva, Bibliotecaria profesional de la Universidad de Chile, con amplia experiencia en el campo académico -tanto en Chile como el extranjero- y en organismos internacionales, además de exfuncionaria de la Biblioteca del Congreso hasta 1974, quien asumió el cargo el 10 de junio de 1990. Cabe resaltar, que se trata de la primera mujer en ejercer esta responsabilidad, así como el cargo de consejera de a Editorial Jurídica. Un signo de los nuevos tiempos.
 
La Directora Feliú asumió el cargo con el desafío de conducir la Biblioteca hacia la generación de un centro de acopio y difusión del conocimiento relevante para el Congreso Nacional, sustentado en tecnologías, personal capacitado, nuevos servicios y productos, actualización de las colecciones y nuevas formas de gestión. Su misión —inspirada en sus experiencias con el ex Directorexdirector Isidro Suárez— consistió en lograr insertar a la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile, en el concierto de las Bibliotecas Parlamentarias modernas, concebidas como centros de recursos de información orientados al apoyo y asesoría en información y conocimiento, al proceso legislativo y a sus principales actores, los parlamentarios.
 
El gran desafío que enfrentó, en primer lugar, fue restablecer la naturaleza y función de la Biblioteca parlamentaria en el modelo democrático; la Biblioteca, durante el gobierno militar se había adaptado a la situación política asumiendo un rol de biblioteca pública, proveyendo servicios a la comunidad, a estudiantes e investigadores principalmente en derecho y ciencias sociales. Su presupuesto se vio disminuido, el crecimiento de las colecciones se mantuvo en una menor expresión que períodos anteriores, hubo reducciones de personal, no obstante que anteriormente se había iniciado las primeras etapas de automatización de la base legislativa de datos y los catálogos a través de la participación en la Red Nacional de Información Bibliográfica, RENIB.