Diferencia entre revisiones de «La oveja de Nathán»

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Dicen que la literatura sirve de espejo de la vida, o sea, las obras literarias reflejan "lo que ha sido la realidad del panorama" socio-económico-político-cultural de una época dada. Y ''La oveja de Nathán'' nos proporciona un cuadro fiel de lo que era [[Filipinas]] unos años antes y después de la [[I Guerra Mundial]]. Es una novela de fondo histórico y a la vez costumbrista con sus descripciones suntuosas y delicadas de la vida social de la alta sociedad manileña, de la peregrinación religiosa a [[Antipolo]], de la devoción de los cebuanos a la Virgen de Opón, Nuestra Señora de la Regla; del ocio y del vicio de los cebuanos. Con mucha sutileza censura el afán de Elena en llamar a sus hijos con nombres ingleses mientras que al contrario su esposo, Mr. Moore, se entusiasma por las cosas filipinas insistiendo incluso en llamar a sus hijos con nombres filipinos.
Pero el valor de ''La Oveja de Nathán'' no está solamente en las costumbres sociales y locales deliciosamente descritas por el autor. Su importancia radica en "la exposición y contraste de las ideas políticas" imperantes en aquel periodo cuando los filipinos, de un lado, imbuidos por ideas libertarias luchaban con caballerosidad, dentro del marco de paz señalado por los EE. UU., para obtener tan pronto que fuera posible su independencia, y los yanquis, por otro, que con saña trataban de desacreditar la capacidad de los filipinos en el arte de autogobierno para que pudieran continuar en su muy rentable comercio americano-filipino y en la pasible [[explotación de los recursos naturales]] de las islas.
La novela pone al descubierto las verdaderas intenciones comerciales y estratégicas de los EE. UU. de América en su decisión de ocupar el archipiélago filipino. Y al hablar de [[Wall Street]] y de sus banqueros, promotores de la campaña antifilipina con fines comerciales, Abad sonó la trompeta de alarma ante el peligro que, quiéralo o no, debía enfrentarse Filipinas. Este toque de alarma es más apremiante, en la aplicación de la parábola de Nathán, a la situación de Filipinas frente a la codicia, de los yanquis imperialistas que, en nombre de la civilización, cristianismo y educación ocuparon Filipinas.
Cobra apremio la alarma, si se tiene presente que ''Don Benito Claudio'' fue antes un federalista, o sea, partidario de la anexión de Filipinas a la Unión Norteamericana. Abad nos presenta un hombre cuyo interés patriótico supera a su interés personal, mudando sus ideas no según dicta el capricho, sino después de largo estudio, de extensa documentación, de cuidadoso análisis, de profunda recapacitación. Nos viene a la memoria [[Pedro Paterno]], presidente del Congreso de Malolos, que fue federalista y más tarde autor de dramas considerados sediciosos por las autoridades estadounidenses que prohibieron su estreno. Y [[Trinidad Herménégilde José Pardo de Tavera]] , miembro de la Comisión Filipina, el primero de los promotores de la anexión de Filipinas a los Estados Unidos de América.