Ignacio Flores (pacificador del Perú)

José Ignacio Flores de Vergara y Ximénez de Cárdenas, conocido como el "pacificador del Perú", (Latacunga, provincia de Quito, Virreinato del Perú, 1733 – Buenos Aires, Virreinato del Río de la Plata, 1786), hijo segundogénito de Antonio Flores, I marqués de Miraflores, fue I gobernador de Moxos en 1772-1781, I gobernador intendente de Chuquisaca (La Plata) entre 1783-1785 y XX presidente de la Real Audiencia de Charcas entre 1781-1785.

Ignacio Flores
Información personal
Nacimiento 1733 Ver y modificar los datos en Wikidata
Latacunga (Virreinato del Perú, Imperio español) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 1786 Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Firma
José Ignacio Flores de Vergara y Ximénez de Cárdenas, Presidente de la Real Audiencia de Charcas 1781-1785

Biografía editar

 
firma de Ignacio Flores

José Ignacio Flores de Vergara y Ximénez de Cárdenas, nació en Latacunga, provincia de Quito, en 1733.

Era un hombre ilustrado del siglo XVIII, que en España desempeñó por muchos años la cátedra de letras y matemáticas en el Real Seminario de Nobles de Madrid.[1]​ A su regreso a América, como coronel de caballería de los Reales Ejércitos, recibió la ardua comisión de impedir que los portugueses se apoderasen de la navegación de los ríos Madera, Mamoré e Iténez, así como la penosa tarea de vencer por la fuerza, o por la templanza, a los indígenas aimarás amotinados bajo el liderazgo de Túpac Catari, quien se levantó en 1781 contra las autoridades españolas que gobernaban lo que hoy es Bolivia y llegó a mantener cercada la ciudad de La Paz durante más de cien días.

El criollo quiteño, humanista que hablaba su mismo idioma —además del quechua— logró romper el cerco de La Paz y socorrer a la población afectada, sólo para padecer años después "una de las muertes más injustas de que haya recuerdo en los anales de la historia hispanoamericana",[2]​ luego de que fue separado de su cargo para ser remplazado, en un escándalo de nepotismo y de prácticas vergonzosas, con el sobrino del secretario de estado del Despacho Universal de Indias y procesado por "falsa pacificación" al haber tratado lealmente y con un mínimo de decencia a los amotinados.

Uno de los motivos de la inquina contra él, habría sido el nombramiento de un ilustre criollo, el doctor Juan José Segovia, como su teniente asesor, por ello luego ambos van a ser depuestos y enviados a Buenos Aires, capital del virreinato del Río de la Plata.

Muerte misteriosa editar

Murió de repente, en circunstancias misteriosas que nadie ha logrado descifrar, cuando estaba encerrado en un calabozo en Buenos Aires; para encubrir su ignominiosa muerte y añadir injuria a la afrenta para su familia,[3]​ la secretaría del virreinato difundió un supuesto testamento que dejó sin firma, que a todas luces era apócrifo.

Respecto a su oscura muerte, hay diferencias entre los investigadores. Uno de ellos la plantea en estos términos:

Al ser reemplazado Vértiz como virrey, Ignacio Flores perdió su protección, siendo víctima de intrigas alimentadas por la propia Audiencia de Charcas y desde Madrid por el Ministro José de Gálvez, quienes sustentaban una clara política anticriolla. El motín que estalló en Chuquisaca en julio de 1785 fue la ocasión favorable para defenestrarlo, acusándolo de complicidad y de haber sido benevolente en la represión de los levantamientos del Alto Perú, siendo destituido y enviado a Buenos Aires para hacerle un juicio de residencia, reteniéndolo en libertad sin siquiera interrogarlo a disposición del virrey durante varios meses, causa que así comenzada hubo de cesar inmediatamente debido a su inesperada muerte en la capital virreinal.[4]

Flores se convirtió, durante las luchas emancipadoras del siglo XIX, en símbolo de las injusticias que en la Colonia perpetuaban los peninsulares contra los nobles americanos.[5]

Abierta simpatía hacia el indígena editar

Según los diversos testimonios, el humanista quiteño brillaba por su simpatía hacia el indígena americano. Tanto así, que el 14 de enero de 2007, como agradecido testimonio, el entonces presidente electo de Ecuador, Rafael Correa, obsequió al presidente indígena de Bolivia, Evo Morales, en una ceremonia en la población andina de Zumbahua, Ecuador, un retrato de Flores, criollo "nativo de su provincia", quien durante el periodo colonial acabó perdiendo la vida a causa de su abierta simpatía y generosidad hacia los pueblos indígenas de América que pacificó.[6]

Referencias editar

  1. Oscar Efrén Reyes, Brevísima historia del Ecuador: desde sus orígenes hasta nuestros días p. 200 (1970)
  2. José Luis Roca, Ni con Lima ni con Buenios Aires, La formación de un Estado nacional en Charcas, p. 121 (2007).
  3. Su hermano Mariano, el II marqués de Miraflores, fue prócer de la independencia ecuatoriana en Quito; su hija Rosa se casó con ese gran benefactor de la humanidad que fue el I conde de Cotoca, quien más tarde escribió una página única de altruismo y generosidad en la historia de la medicina española de inicios del siglo XIX, cuando efectuó una campaña de vacunación para acabar con la viruela en vastas zonas indígenas de la América Meridional.
  4. José Oscar Frigerio, La rebelión criolla de Oruro fue juzgada en Buenos Aires (1781-1801), Córdoba, Ediciones del Boulevard, 2011. ISBN 978-987-556-345-2
  5. Luis Paz, Historia general del Alto Perú, t. 1, p. 470-71 (1919)
  6. Notimex (1 de enero de 2007). «Recibe Correa bastón de mando indígena en ceremonia simbólica». Mundo. Archivado desde el original el 1 de diciembre de 2015. Consultado el 12 de junio de 2014. 

Bibliografía editar

  • Rodolfo Pérez Pimentel, "Flores de Vergara y Jiménez, Ignacio", Diccionario Biográfico del Ecuador, t. 3 (1987)
  • Antonio de Alcedo, Diccionario geográfico-histórico de las Indias occidentales ó América, t. 1, p. 780 (1789)

Enlaces externos editar