Pedro Segura

cardenal español
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Pedro Segura y Sáenz (Carazo, provincia de Burgos, 4 de diciembre de 1880-Madrid, 8 de abril de 1957) fue un clérigo español que ocupó a lo largo de su carrera varios puestos en la jerarquía eclesiástica: obispo auxiliar de Valladolid, obispo de Coria, cardenal arzobispo de Burgos, cardenal primado de Toledo y, tras la Guerra Civil, cardenal arzobispo de Sevilla.

Pedro Segura y Sáenz

El cardenal Segura fotografiado en 1939.


Arzobispo de Sevilla
14 de septiembre de 1937-8 de abril de 1957
Predecesor Eustaquio Ilundáin y Esteban
Sucesor José María Bueno Monreal


113.o Arzobispo de Toledo
Primado de España
19 de diciembre de 1927-26 de septiembre de 1931
Predecesor Enrique Reig Casanova
Sucesor Isidro Gomá y Tomás


Arzobispo de Burgos
1926 - 1927
Predecesor Juan Bautista Benlloch
Sucesor Manuel de Castro Alonso


Obispo de Coria
1920 - 1926
Predecesor Ramón Peris Mencheta
Sucesor Dionisio Moreno y Barrio


Obispo titular de Apollonia
1916 - 1920
Información religiosa
Ordenación sacerdotal 9 de junio de 1906
Ordenación episcopal 13 de junio de 1916 por José María Cos y Macho
Proclamación cardenalicia 19 de diciembre de 1927 por Pío XI
Título cardenalicio Cardenal presbítero de Santa María in Trastevere
Información personal
Nacimiento 4 de diciembre de 1880 Carazo, España
Fallecimiento 8 de abril de 1957 (76 años) Madrid, España
Alma máter Universidad Pontificia Comillas

Solo virtud es nobleza

Biografía editar

Pedro Segura fue el segundo de los seis hijos de un humilde matrimonio de maestros de primera enseñanza.[1]

Su hermano Quintín, el primogénito,[2]​ fue sacerdote en las parroquias de Sotopalacios[3]​ y Villagonzalo Pedernales.[4]​ Su hermano Emiliano llegó a canónigo de la Catedral de Toledo.[5]

Pedro estudió entre 1891 y 1894 en el colegio que los escolapios habían fundado en el Monasterio de San Pedro de Cardeña. En las asignaturas de Latín, Retórica, Geografía e Historia obtuvo una calificación de sobresaliente.[6]

Continuó sus estudios en el seminario de Comillas, con los jesuitas. Por entonces, todos los alumnos que accedían a este centro lo hacían becados.[7]​ Entre 1894 y 1896 estudió tres cursos de Gramática y entre 1896 y 1898 hizo dos cursos de Humanidades sacando sobresaliente en todas las asignaturas.[8]​ Entre 1898 y 1901 estudió tres cursos de Filosofía, también con todo sobresaliente.[9]

En mayo de 1901, debido a un grave problema hepático, se trasladó a la casa de sus padres. En septiembre de 1902 se reincorporó al seminario de Comillas para estudiar Teología.[10]

Un decreto del papa Pío X del 29 de marzo de 1904 dio al centro de estudios de Comillas el rango de universidad pontificia.[11]

El 26 de junio de 1904 el rey Alfonso XIII, el II marqués de Comillas y el general Polavieja visitaron la Universidad Pontificia de Comillas.[12]

En 1905, cuando Pedro estudiaba el cuarto curso de Teología y el primero de Derecho Canónico, fue elegido bedel, lo que le hacía encargado de que los seminaristas más jóvenes cumpliesen las normas de conducta y responsable de un diario. En este diario, que él escribió entre el 1 de octubre de 1905 y el 31 de julio de 1906, figuraban los hechos más relevantes que iban sucediendo en el centro.[13]

Fue ordenado sacerdote el 9 de junio de 1906 en la capilla del seminario pontificio.[14]

Continuó estudiando en Comillas para doctorarse en Teología y Derecho Canónico,[15]​ consiguiéndolo en julio de 1908.[16]

El entonces arzobispo de Burgos, Gregorio María Aguirre y García, le nombró sacerdote ecónomo de la Parroquia de Santa María de Salas de Bureba, a la que llegó el 15 de octubre de 1908.[17]

Entre 1909 y 1912 dio clases de Derecho Canónico a seminaristas en la Universidad Pontificia de Burgos.[18]

En 1912 ganó por oposición el cargo de canónigo de la catedral de Valladolid.[19]

En 1913 se celebró en Valladolid el Primer Congreso Nacional de Catequesis. Pedro Segura fue encargado de la Exposición Catequística de este congreso, que reunió material docente usado por catequistas de toda España.[20]

El curso de 1913-1914 dio clases de Derecho Canónico en el seminario de Valladolid.[21]

Obispo y arzobispo editar

El 14 de marzo de 1916 la Santa Sede nombró a Pedro Segura auxiliar del arzobispo de Valladolid, el cardenal José María de Cos, y obispo de titular de Apollonia.[22]

Tras las desamortizaciones de la primera mitad del siglo XIX la Iglesia católica en España había perdido buena parte de sus ingresos y, con el Concordato de 1851, el Estado se comprometió a pagarle una renta anual. En septiembre de 1916 el ministro de Hacienda, Santiago Alba, había anunciado un plan de austeridad que reducía el dinero que se le daba. En una reunión en Ávila que tuvo lugar en octubre, y a la que asistió Segura porque Cos estaba enfermo, se habló de cómo lograr que el Gobierno español aumentase la dotación para el clero. La principal demanda de la Archidiócesis de Valladolid era un aumento del sueldo del clero de las parroquias, lo que no se consiguió.[23]

Entre 1917 y 1923 hubo una gran conflictividad social en España, dentro del periodo conocido como Crisis de la Restauración. En enero de 1919 el arzobispo de Valladolid constituyó una Junta de Acción Católica en su archidiócesis que incluyó a miembros de partidos políticos conservadores. El propósito era defender la Iglesia católica y el orden público.[24]

El 30 de mayo de 1919 acudió, en representación del anciano Cos, al Cerro de los Ángeles de Getafe para la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús realizada por Alfonso XIII.[25]

José María Cos murió el 17 de diciembre de 1919 y Pedro Segura quedó como vicario capitular.[26]​ Pedro Segura tuvo ocasión de estar con Alfonso XIII el 8 de abril en Valladolid y el 9 de abril en el Monasterio de Santa Clara de Tordesillas.[27]

Pedro Segura fue nombrado obispo de Coria por un Real Decreto del 15 de abril de 1920, al cual siguió una bula del papa Benedicto XV preconizándole el 10 de junio de 1920.[28]

Dentro de las visitas pastorales por su diócesis, estuvo en la comarca de Las Hurdes en mayo de 1921 escuchando sus necesidades.[29]​ Esta región era conocida desde el siglo XIX por su pobreza.[30]

Pedro Segura fue invitado al VII Centenario de la Catedral de Burgos, que tuvo lugar el 20 de julio de 1921. Coincidió de nuevo con Alfonso XIII en el Monasterio de Santo Domingo de Silos y en el traslado de los restos del Cid Campeador y Jimena Díaz desde el Monasterio de San Pedro de Cardeña hasta la Catedral de Burgos.[31]

También se encontró con la miseria al visitar a los obreros de Coria y Cáceres. Escribió a este respecto:[32]

El día en que este joven obrero se vea rodeado de solicitud paternal y cariño de las clases directoras que hoy en buen número de casos no se ocupan de él más que para explotarle inicuamente; el día en que al niño no se le abandone a las puertas del taller o de la fábrica a merced del mejor postor que le reclame, sino que se le lleve de la mano hasta dejarle dentro de un hogar confortable [...] ese día se habrá dado un gran paso, si ya no es el definitivo, en orden a la solución al pavoroso problema de la cuestión social.[32]

Los días 26, 27 y 28 de febrero de 1922 Pedro Segura dio exitosas conferencias con diapositivas en el palacio episcopal de Cáceres sobre su visita a Las Hurdes. En la Semana Santa de 1922 los doctores Gregorio Marañón, José Goyanes Capdevila y Enrique Bardají López, así como el catedrático Luis de Hoyos Sainz y el diputado conde de la Romilla recorrieron Las Hurdes y elaboraron una memoria sobre su deplorable estado, destacando la ausencia de médicos y el hambre. En mayo de 1922 Segura regresó a la comarca para distribuir limosnas recaudadas. El 3 de junio el conde de la Romilla interpeló al Gobierno en el Congreso de los Diputados sobre la ausencia en Las Hurdes de médicos, caminos, etc.[33]

Entre el 20 y el 24 de junio de 1922 el rey Alfonso XIII visitó Las Hurdes acompañado de políticos como el ministro Vicente Piniés Bayona, de los doctores Marañón y Bardají, de periodistas como García Mora y del fotógrafo Campúa. El obispo Pedro Segura les esperaba en algunas de las localidades que iban visitando y recibió grandes elogios del monarca por su labor.[34]

El 24 de junio de 1922 Pedro Segura dirigió al rey un informe sobre las necesidades de la comarca de Las Hurdes.[35]​ Por Real Decreto del 18 de julio de 1922 se creó el Real Patronato de Las Hurdes, una institución de beneficencia dependiente del ministerio de la Gobernación y presidida por Alfonso XIII. El vicepresidente de este patronato fue el obispo Pedro Segura. Los once fines del patronato eran de tipo sanitario, de repoblación forestal, de mejora de las comunicaciones, de propaganda, de protección de los hurdanos emigrantes, etc.[36]

El 31 de enero de 1923 creó una Junta Diocesana de Acción Católica, a cargo del canónigo de la Catedral de Coria Pedro Falces. Esta tendría su sede en un Casa Social en Cáceres.[37]

Segura quiso crear un medio de comunicación que sustituyese al Diario de Cáceres, que no tenía periodicidad y que no era ningún referente regional. El 1 de abril de 1923 fundó el diario Extremadura.[37]

El 4 de abril de 1923 el diario Extremadura apoyó una carta firmada por los obispos contra la propuesta del ministro José Manuel Pedregal de reformar la Constitución para permitir cierta libertad de culto.[38]

En mayo de 1923 Pedro Segura presidió una peregrinación a Roma de las asociaciones españolas de la Virgen de la Medalla Milagrosa y se entrevistó con el papa Pío XI.[39]

El 13 de septiembre de 1923 comenzó la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Pedro Segura firmó una carta pastoral el 24 de septiembre en la que hablaba de cooperar para el resurgimiento de una España grande y cristiana. El 24 de octubre los obispos de la provincia eclesiástica de Toledo, incluido el de Coria, se reunieron en Toledo para mostrar su apoyo a las medidas tomadas por el Gobierno.[40]

El diario Extremadura, en un artículo del 22 de diciembre de 1923, animó a los católicos a apoyar la dictadura de Miguel Primo de Rivera.[41]

El 23 de enero de 1924 Pedro Segura estuvo en Valencia de Alcántara celebrando el santo de Alfonso XIII.[42]

Tras esto, Segura se dirigió de nuevo a Las Hurdes con Gregorio Marañón y, en febrero de 1924, fue a Madrid. El Real Patronato de Las Hurdes estaba presidido entonces por el subsecretario de Gobernación Severiano Martínez Anido. En el seno del patronato se decidió que Marañón dirigiese la comisión de Sanidad y Segura la de Enseñanza.[42]​ En la comarca había 11 escuelas, pero los niños no iban debido a los malos caminos y a que eran usados para cuidar cabras.[43]

Segura acudió a Las Hurdes de nuevo entre el 18 y el 20 de junio de 1924 acompañado por Severiano Martínez Anido y Vicente Piniés para supervisar la construcción de tres fábricas, edificios con dispensarios médico-farmacéuticos, edificios de puericultura, infraestructuras de correos, teléfono y telégrafos y un cuartel de la Guardia Civil.[43]

El resto del verano de 1924 lo pasó en el palacio episcopal de Lagunilla.[43]

En noviembre de 1924 Segura inspeccionó nuevamente los avances en Las Hurdes.[44]

El 26 de abril de 1925 Pedro Segura estuvo en la entronización del Sagrado Corazón de Jesús en Cáceres, evento apoyado por el Ayuntamiento (solo votó en contra un concejal socialista).[45]

Tras pasar el verano de 1925 en el palacio de Lagunilla, se dirigió en peregrinación a Roma con motivo del Año Santo. Fue recibido por el papa Pío XI el 21 de septiembre.[46]

El 11 de diciembre de 1925 Pío XI firmó su encíclica Quas Primas sobre la realeza de Jesucristo. Pedro Segura habló de la encíclica en una pastoral del 24 de diciembre y, desde entonces, era habitual que en las visitas pastorales por los pueblos su diócesis celebrase ceremonias de entronización del Sagrado Corazón de Jesús.[47]

Entre abril y mayo de 1926 visitó nuevamente la comarca de Las Hurdes. Fue el 6 de mayo en Las Mestas donde se enteró de que había sido nombrado arzobispo de Burgos.[48][49]

El 22 de septiembre de 1926 apareció en la Gaceta de Madrid el decreto de Alfonso XIII que proponía a Pedro Segura como arzobispo de Burgos.[50]

El 14 de noviembre de 1926 erigió una estatua del Sagrado Corazón de Jesús en el Santuario de la Montaña de Cáceres.[50]

El 8 de enero de 1927 la Santa Sede le nombró arzobispo de Burgos y el 29 de enero obtuvo el exequatur del ministro Galo Ponte. Llegó a Burgos el 11 de febrero.[51]

En junio de 1927 visitó de nuevo Las Hurdes acompañado de varios miembros del patronato.[52]

Cardenal primado de España editar

En octubre de 1927 Pedro Segura habló en Madrid con Alfonso XIII y Miguel Primo de Rivera y aceptó ser propuesto como arzobispo de Toledo, primado de España. Tras esto, regresó a Burgos. Pío IX le preconizó arzobispo de Toledo y cardenal el 19 de diciembre de 1927. El solideo le fue entregado el 22 de diciembre por el guardia noble pontificio Camilo Petromarchi.[53]​ La imposición de la birreta tuvo lugar por Alfonso XIII el 25 de diciembre.[54]

El 7 de febrero de 1928 Pedro Segura fue nombrado director pontificio de la Acción Católica en España.[55]

En 1928 Segura redactó una memoria de lo que había logrado el Patronato de Las Hurdes desde su creación. Se había iniciado la construcción de 21 escuelas (solo una estaba acabada); se habían construido factorías en Las Mestas, Caminomorisco y Nuñomorral; se estaba llevando a cabo la repoblación de árboles y se habían construido 39 km de pistas forestales; se habían comenzado a reparar o construir iglesias nuevas para todas las localidades; y, finalmente, había un plan de colonización.[56]

Dos millones de españoles se habían marchado al extranjero legalmente entre 1900 y 1927. En una carta pastoral del 28 de febrero de 1928 Segura habló de dar asistencia espiritual a emigrantes españoles que no tenían quien se la diera.[56]

En marzo de 1928 distribuyó una circular donde criticaba la legislación anticatólica de México.[57]

El 1 de abril de 1928 escribió que era conveniente para el bien de la Iglesia católica que los obispos se sumasen a una colecta para Miguel Primo de Rivera en el quinto aniversario de su llegada al poder, pero daba libertad para no participar a los clérigos que se opusiesen.[58]

Entre finales de abril y mediados de mayo de 1928 realizó un recorrido por el sur de Francia para encontrarse con españoles emigrados y el 17 de mayo escribió a Alfonso XIII dándole cuenta de la situación de aquellos.[59]

El 8 de junio de 1928 estuvo con Alfonso XIII en una cabalgata en Toledo con gente disfrazada de personajes españoles del Siglo de Oro.[60][61]

En agosto de 1928 el cardenal Segura pidió a Miguel Primo de Rivera que tomase medidas contra el fraile Emiliano María Revilla. El dictador decidió ponerse en contacto con el provincial de los franciscanos para pedirle que prohibiese a Revilla realizar cualquier tipo de campaña y desterrarle.[62]

Los obispos se reunieron en Madrid en octubre de 1928 y solicitaron un aumento de los sueldos para los religiosos. El cardenal Segura redactó tres documentos dirigidos al Gobierno para esto.[63]​ El 27 de noviembre pidió a la sección de presupuesto de la Asamblea Nacional un aumento de 10 millones de pesetas en la asignación al clero pero Primo de Rivera se opuso.[64]​ Segura se reunió con los obispos en diciembre y emitieron un comunicado en el que seguían pidiendo un aumento para el clero. Finalmente, se consignó en los presupuestos para 1929 un aumento de 5 millones.[65]

Domingo García, mexicano exiliado en Las Vegas, le escribió al cardenal Segura en noviembre de 1928 sobre la guerra cristera.[66]

En 1881 el cardenal Juan Ignacio Moreno y Maisanove, arzobispo de Toledo, había promulgado las Bases Constitutivas de la Unión de los Católicos de España. En 1926 el arzobispo de Toledo Enrique Reig Casanova publicó sus Principios y Bases para la Acción Católica en España.[67]​ En el verano de 1928 el cardenal Segura comenzó a organizar la Acción Católica española.[68]​ En diciembre de 1928 Segura estuvo en Roma y recibió instrucciones para esta labor. El 20 de enero de 1929 constituyó la Junta Central de Acción Católica, presidida por Carlos Rodríguez San Pedro y Alvargonzález y con nueve vocales, entre los cuales estaba el democristiano Severino Aznar.[69]

El 23 de enero de 1929 escribió una admonición contra el Rotary Club, al que definía como "de carácter neutro" y consideraba que no era conforme al espíritu de la Iglesia católica.[70]

El 14 de febrero de 1929 ofició el funeral por la madre de Alfonso XIII, María Cristina, en el Palacio Real de Madrid.[71]

Había rumores en Madrid y en la prensa extranjera de que el nuncio Federico Tedeschini tenía poca ejemplaridad de vida. Federico Santamaría, presidente de la Liga Nacional de Defensa del Clero, decidió organizar un homenaje al nuncio para contrarrestar esto. El cardenal Segura y los arzobispos metropolitanos decidieron, en abril de 1929, no participar. El nuncio terminó por manifestar a la Liga que no creía procedente el homenaje, que no se celebró.[72]

En octubre de 1929 el cardenal Segura fue a Roma con 1 200 peregrinos de Toledo, Santiago, Burgos y Valladolid a celebrar el año jubilar por los cincuenta años de la ordenación como sacerdote de Pío XI. Segura permaneció un mes en Roma. El 6 de noviembre el papa le entregó una carta sobre la Acción Católica en la que indicaba que no era un partido político (aunque sus miembros pudieran participar en la política bajo su responsabilidad) y que las organizaciones dentro de la misma debían someterse a normas de la jerarquía eclesiástica.[73]

Entre el 13 y el 17 de noviembre de 1929 tuvo lugar un Congreso de Acción Católica en Madrid, organizado por el cardenal Segura. El congreso terminó con una peregrinación al Cerro de los Ángeles.[74]

El dictador Miguel Primo de Rivera dimitió el 28 de enero de 1930. En octubre el carden Segura y los demás arzobispos fueron a ver al presidente Dámaso Berenguer. Periódicos como La Libertad o El Sol empezaron a acusar al cardenal Segura de conspirar para volver a poner una dictadura para evitar que la izquierda ganase en las próximas elecciones. Berenguer declaró al periódico El Siglo Futuro el 1 de noviembre que en la visita de los arzobispos no se había hablado de política. El periódico La Libertad acusó al cardenal Segura de promover un "absolutismo teocrático" que llevaría a una guerra civil.[75]

El 12 de diciembre de 1930 hubo una rebelión militar republicana en Jaca. El cardenal Segura escribió que los sublevados eran enemigos de la unidad católica de España.[76]

En febrero de 1931 José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón y Ramón Pérez de Ayala fundaron la Agrupación al Servicio de la República. Tras esto, Segura publicó su exhortación El menosprecio de la Ley de Dios donde hablaba sobre las fracturas ideológicas del mundo contemporáneo.[77]

El 15 de febrero la prensa publicó la dimisión en bloque del gobierno de Dámaso Berenguer. El 1 de abril Segura publicó un texto donde comparaba España con un árbol del cual, tras quitársele las ramas de los pueblos del Nuevo Mundo, solo quedaba el tronco y que Dios decidiría tronchar el tronco también si el pueblo continuaba por el mal camino.[78]

En las elecciones municipales del 12 de abril las candidaturas republicanas ganaron en casi todas las ciudades y Alfonso XIII decidió salir del país el 14 de abril, proclamándose la Segunda República. Tras esto, Segura se limitó a pedir a los feligreses de su diócesis que intensificaran sus oraciones y dio libertad a los obispos españoles para hacer lo que considerasen oportuno.[79]

El artículo 6 del Estatuto Jurídico de la República privaba de derechos civiles a quienes "desde fuertes posiciones seculares" dificultasen el establecimiento del nuevo sistema político.[80]

En varios periódicos se publicó que Segura había dicho el 18 de abril "Caiga la maldición de Dios sobre España si arraiga la República" pero el ministro socialista Fernando de los Ríos reconoció que el arzobispo de Toledo jamás había dicho eso.[81]

El 24 de abril de 1931 la Santa Sede reconoció oficialmente la República española.[80]

El 4 de mayo de 1931 informó a los obispos que, con respecto a las Cortes Constituyentes, se debía apoyar a la coalición católica Acción Nacional, liderada por Ángel Herrera Oria.[82]

En una pastoral, redactada el 1 de mayo y publicada el 6 de mayo de 1931, el cardenal Segura dio un mensaje de obediencia a la República y otro de agradecimiento a Alfonso XIII.[83]​ Y añadió que los católicos debían tomar parte en las Cortes Constituyentes y defender los derechos de la Iglesia católica.[84]​ En la pastoral estaba también la siguiente frase:[85]

La Iglesia, pues, nos enseña, en primer lugar, que cuando los enemigos del reinado de Jesucristo avanzan resueltamente, ningún católico puede permanecer inactivo, retirado en su honor o dedicado solamente a los negocios particulares

El 7 de mayo el Gobierno español pidió a la Santa Sede que cambiase al cardenal Segura por otro.[86]

Por entonces, grupos anticlericales se dedicaron a quemar iglesias y conventos de muchas ciudades de España. El cardenal Segura salió hacia Roma el 13 de mayo de 1931, donde había sido llamado a consulta.[87][88]​ El ministro Fernando de los Ríos expresó su satisfacción y dijo que Segura no regresaría a España.[89]

El 24 de mayo fue recibido por el papa Pío XI y el 26 de mayo por el Secretario de Estado Eugenio Pacelli. Se le dieron instrucciones para que, en adelante, los obispos españoles procediesen al unísono en los asuntos delicados.[90]

Segura, en acuerdo con todos los arzobispos, envió una exposición al presidente Niceto Alcalá-Zamora el 3 de junio en la que le pedía que se retirasen los decretos anticlericales aprobados.[91]

Segura regresó a Madrid el 11 de junio. Ese día se publicó un documento consensuado por los arzobispos metropolitanos el pasado 9 de mayo en el que se mostraba respeto por el poder público. También se exhortaba a los católicos a defender los intereses de la Iglesia católica. También se dijo que su silencio no significaba que estuviesen de acuerdo con los recientes hechos lesivos para la Iglesia católica.[92]

El 14 de junio el cardenal Segura fue detenido por la Guardia Civil en Guadalajara durante seis horas. Luego le dejaron ir a dormir al convento de los paúles. El 15 de junio el Gobierno le pidió al papa que obligase a Segura a abandonar España. El sustituto del Secretario de Estado de la Santa Sede Alfredo Ottaviani respondió que el papa no tomaría esa medida si no se concretaban cargos contra Segura. El Gobierno decidió actuar por su cuenta y, el 15 de junio, el cardenal Segura fue escoltado hasta Irún y se le obligó a cruzar la frontera francesa.[93]​ Ese mes se instaló en Lestelle-Bétharram[94]​ y, en agosto, se encontraba en Bayona.[95]

El cardenal Segura se comunicaba con el resto de los obispos desde Francia por escrito. Quiso que los obispos se pusiesen de acuerdo en una pastoral crítica con el proyecto constitucional.[95]​ Esta se publicó el 15 de agosto de 1931 en El Siglo Futuro.[96]

El 14 de agosto de 1931 le fueron confiscados al vicario de Vitoria Justo Echeguren en Irún dos circulares redactadas por Segura el 20 de julio sobre la protección de los bienes de la Iglesia y un informe sobre la custodia de los bienes eclesiásticos.[97]​ Echeguren se dirigía a Francia para visitar al obispo exiliado Mateo Múgica. Según el ministro de la Gobernación, Miguel Maura, los documentos incautados eran instrucciones para vender bienes eclesiásticos y poner a salvo el dinero recaudado, considerándolo un caso de contrabando.[98]

La curia romana le comunicó al cardenal Segura, a través del nuncio en París, que se abstuviese de futuros comunicados. La Santa Sede decidió que una comisión formada por los arzobispos de Valladolid y Tarragona y del patriarca de las Indias trabajase en Madrid mientras se discutían los artículos constitucionales dedicados a la religión.[99]

El 14 y el 18 de septiembre de 1931 el presidente Niceto Alcalá-Zamora y el ministro Fernando de los Ríos dijeron que, si Segura dimitía, defenderían en los debates parlamentarios lo siguiente: personalidad jurídica de la Iglesia católica y libre ejercicio de su culto, un convenio con la Santa Sede, respetar los derechos civiles de las congregaciones, una libertad de enseñanza que incluyese a la Iglesia y mantener las asignaciones económicas al clero.[100]

La Santa Sede solicitó a Segura que dimitiese voluntariamente. Dimitió el 26 de septiembre y la prensa informó del hecho el 30 de septiembre.[101]

El 7 de noviembre fue a Vichy.[102]​ El 21 de diciembre se trasladó a Roma para ser cardenal de la curia.[103]​ Fue titular de la Basílica de Santa María en Trastevere.[104]​ En el exilio se carteó frecuentemente con Isidro Gomá, obispo de Tarazona desde 1927 y arzobispo de Toledo desde 1933, y con la Hermandad de la Sagrada Familia, una asociación de laicos española que presidía.[103]​ En diciembre de 1935 decidió alejarse de Gomá por discrepancias sobre su gestión.[105]

El 10 de agosto de 1932 el general José Sanjurjo dio en Sevilla un golpe de Estado que fracasó. Manuel Fal Conde fue apresado en Sevilla con otros carlistas, acusado de haber participado en los hechos. El cardenal Segura le escribió a Fal Conde una carta de apoyo que fue interceptada por la policía y filtrada al diario Luz en septiembre. Le decía que su causa era la de Jesucristo.[106][107][108]​ Este apoyo a los carlistas se debió a que consideraba que eran los únicos que defendían los "inmutables principios tradicionalistas".[109]

El cardenal Segura llegó a calificar al periódico El Debate, fundado por Herrera Oria, como «papelucho liberal» por defender una visión accidentalista de las formas de gobierno, incompatible, a su juicio, con un buen católico. Según Pedro Sainz Rodríguez, el cardenal Segura nunca había leído más periódico que El Siglo Futuro.[110]​ En 1933 enviaría una carta a su director, Manuel Senante, en la que adjuntaba un cheque y transmitía su bendición a todos los redactores y lectores del diario.[111]

El 14 de febrero de 1934 el carlista Fal Conde le propuso al cardenal Segura un plan, que podía modificarse con sus correcciones, para dar un golpe de Estado violento, poner una dictadura transitoria y que las Cortes eligiesen a un rey. Se desconoce qué respondió Segura.[112]​ Pese a esto, continuó con su correspondencia con Fal Conde y estrechó sus vínculos con el carlismo.[113]

En julio de 1936 parte del ejército se sublevó contra el Gobierno y empezó la Guerra Civil Española. El 13 de agosto Fal Conde escribió a Segura que había leído rumores en la prensa extranjera de que los alzados contra la República pondrían a Segura como regente. El cardenal respondió el 22 de agosto que no se preocupase de ese bulo. También le adjuntó una nota con seis observaciones y siete consecuencias acerca de cómo debían encauzarse los asuntos eclesiásticos.[114]​ La observación segunda mostraba su tradicionalismo:[115]

Dado el fracaso total del sistema liberal en la gobernación del Estado, se aspira como base a restablecer el régimen que ha tenido España durante siglos y que la hizo grande[116]

El 10 de septiembre de 1936 Fal escribió desde Pamplona al cardenal Segura para hablarle de la cuestión de fusilar a los nacionalistas vascos del clero.[117]​ Segura se mostró de acuerdo con que se aplicase el bando militar de los sublevados a quienes lo incumpliesen. Los dos pensaban que el competente para levantar el fuero personal a estos clérigos debía ser Marcelino Olaechea.[118]​ La Junta de Defensa Nacional expulsó el 14 de octubre a Mateo Múgica, que se opuso a esta represión.[119]​ Los sublevados fusilaron a un total de 14 sacerdotes durante la guerra.[120]

El 17 de marzo de 1937 Eugenio Vegas Latapie, Luis María de Zunzunegui y José Ignacio Escobar fueron a Roma en nombre de Acción Española y Renovación Española a hablar con el cardenal Segura para que organizase una entrevista entre el pretendiente carlista, Javier de Borbón-Parma, y el hijo de Alfonso XIII, Juan de Borbón. Javier de Borbón-Parma fue a ver al cardenal Segura el 18 de marzo para decirle que Alfonso XIII no podía volver al trono, que Juan de Borbón debía aceptar el tradicionalismo para recibir la cooperación de la Comunión Tradicionalista Carlista, que quería mantener una entrevista con el cardenal Pacelli para establecer relaciones y que había dificultades en las relaciones entre Franco y los carlistas. Segura consiguió que Javier se reuniese con Juan y con Pacelli. El 22 de marzo Segura volvió a encontrarse con Javier, que le informó de todo.[121]​ El 3 de abril Juan de Borbón fue a ver al cardenal Segura y le dijo que el encuentro con Javier de Borbón-Parma se había hecho a espaldas de su padre. Pedro Segura le dijo que fuese reservado y que los intereses de la patria debían prevalecer.[122]

El 26 de abril de 1937 su hermano Emiliano, canónigo de la catedral de Toledo, murió en un accidente de tráfico. Tras esto, el papa autorizó a Pedro Segura a ir a España. Segura informó al diplomático que los sublevados habían enviado a la Santa Sede, Antonio Magaz, de que iba a viajar a España y que su intención era pasar desapercibido. El 14 de mayo se encontraba ya en Toledo.[123]​ El 27 de mayo llegó a tierras vascas[124]​ y se dedicó a ejercer el sacerdocio en Azpeitia.[125]

En julio de 1937 los obispos españoles (con excepción de Mateo Múgica y Francisco Vidal y Barraquer) emitieron una Carta Colectiva apoyando el alzamiento. Como Segura no era obispo por entonces, no la firmó.[126]

Se le ha definido como un hombre de fuerte carácter,[127]​ católico intransigente[128][129]​ e inmovilista.[130]

Arzobispo de Sevilla editar

El 10 de agosto de 1937 murió el arzobispo de Sevilla, cardenal Eustaquio Ilundain. El 13 de agosto de 1937 el cardenal Segura estuvo en Sevilla para representar al papa Pío XI en el funeral de aquel prelado. Tras esto, regresó a Azpeitia.[125]

El 11 de septiembre de 1937 el diplomático Pablo de Churruca informó al secretario de Relaciones Exteriores de los sublevados, Francisco Serrat y Bonastre, que el secretario de Estado de la Santa Sede, Pacelli, le había comunicado que Segura sería designado arzobispo de Sevilla con el propósito de "complacer" a Francisco Franco y a los católicos españoles.[131]

En los primeros días de octubre de 1937 Segura fue recibido en audiencia por Pío XI en Castelgandolfo. El 12 de octubre llegó a Sevilla, siendo recibido por las autoridades locales y multitudes.[132]

De lo primero que se dio cuenta Pedro Segura era de que en la archidiócesis había solo unos 500 sacerdotes para atender 427 parroquias. Llegó a la conclusión de que hacían falta unos 800. Pedro aceptó del arzobispo de Toledo, Isidro Gomá, 6 sacerdotes que le mandaba con la condición de que no fuesen separatistas.[133]

Dedicó el mes de noviembre a visitar sedes de arciprestazgos. En los últimos días del mes le dijo a Isidro Gomá que debía de derogarse toda la legislación republicana por ser antirreligiosa.[134]

El 14 de enero de 1938 redactó una pastoral sobre la necesidad de mantener las asociaciones católicas de profesionales, que algunos consideraban ya innecesarias al ser el franquismo católico. Tras esto, hubo rumores de que había oposición entre la Acción Católica y Falange, que el líder falangista Pedro Gamero del Castillo se encargó de desmentir.[135]​ El 9 de marzo se aprobó el Fuero del Trabajo que integraba todas las asociaciones profesionales en los sindicatos verticales. El 15 de marzo Francisco Estévanez, director del diario El Castellano, escribió a Segura criticando el fuero.[136]

Desde julio de 1936 falangistas, carlistas y otros grupos empezaron a celebrar misas de campaña al aire libre. Desde 1937 el cardenal Ilundain se dedicó a denegarlas por sistema. En enero de 1938 Segura publicó una prohibición de este tipo de misas, argumentando el derecho canónico no las permitía.[137]​ Segura escribió al cardenal Pacelli que estas misas al aire libre eran una profanación y que, al ser tan vistosas, servían para justificar la religiosidad de la Falange.[138]

El 7 de junio de 1938 fue recibido por Pío XI en Castelgandolfo.[139]

El 1 de octubre de 1938 celebró los dos años de la Jefatura del Estado de Franco con una ceremonia en la que entonó un Te Deum.[140]

Entre el 23 de octubre y el 18 de noviembre de 1938 visitó los arciprestazgos de Santiponce, Sanlúcar de Barrameda, Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María y Huelva.[141]

El 20 de noviembre de 1938 celebró una misa en honor a José Antonio Primo de Rivera en la catedral de Sevilla. Sin embargo, no dijo nada de situar el nombre de José Antonio o de los caídos en la guerra en la catedral o en alguna iglesia. Tras esta misa hubo un desfile ante una Cruz dedicada a los caídos situada en un muro del Alcázar, donde también se grabó el nombre de José Antonio. En ese acto Segura decidió no estar presente, enviado a su vicario Jerónimo Armario.[142]

El franquismo consideró la guerra civil como una Cruzada. La Delegación Nacional de Frentes y Hospitales había nombrado el 8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción, como "Día del Cruzado". El 30 de noviembre de 1938 Segura escribió a Gomá que el 8 de diciembre debería ser solamente el Día de la Inmaculada Concepción.[143]

En el boletín de la archidiócesis de Sevilla del 1 de enero de 1939 se insertó un resumen de una pastoral de los obispos alemanes del 18 de agosto de 1938 contra las doctrinas raciales nazis y contra la intención "de extirpar el mismo cristianismo para introducir una fe que nada tenía que ver con la verdadera fe divina y con la fe cristiana".[144]

En marzo de 1939 Segura participó en el cónclave que escogió como papa a Pacelli, que tomó el nombre de Pío XII.[145]​ El 5 de marzo se reunió con Pío XII.[146]

El 24 de marzo de 1939 dio una conferencia en Sevilla donde alertó contra el peligro de los intercambios culturales.[147]​ El 24 de enero de 1939 la España franquista había firmado con la Alemania nazi un convenio de este tipo.[144]

El 1 de abril de abril de 1939 terminó la guerra civil y Segura redactó una alocución pastoral agradeciendo a Dios la victoria.[148]

En la visita de Franco a Sevilla en abril de 1939 Segura se ausentó en un par de actos. Franco llegó a Sevilla la noche del 15 de abril, alojándose en el Palacio de Yanduri. La mañana del 16 de abril fue a catedral, donde fue recibido por las autoridades locales y por el vicario Jerónimo Armario en representación de Segura. El arzobispo de Sevilla solamente llegó poco antes de comenzar la procesión de la Virgen de los Reyes. Tras la procesión, a medio día, el acalde, el presidente de la Diputación Provincial y el cardenal Segura visitaron a Franco en el Palacio de Yanduri. La mañana del 17 de abril tuvo lugar el primer "Desfile de la Victoria" en Sevilla y Segura mandó en representación suya a Jerónimo Armario. Posteriormente, a mediodía, el arzobispo tampoco acudió a la recepción con Franco en el Alcázar.[149]

Segura se caracterizó, en su nuevo puesto, por su celo extremo en la persecución de las denominadas costumbres inmorales. Por ejemplo, penó con excomunión el bailar agarrado, y prohibió que los sacerdotes dijesen misa en las poblaciones que celebrasen tales bailes. También decretó excomunión contra todo el que asistiera a la comedia La blanca doble.[150][151]

Su relación con Francisco Franco editar

 
El cardenal Segura es saludado por un policía municipal de Sevilla, alrededor del año 1950.

Pero muy pronto el cardenal sería una de las pocas voces discordantes, dentro de una Iglesia católica muy identificada con el régimen franquista.[152]​ Sus enfrentamientos con Francisco Franco fueron muchos y por muy diversos motivos. Los más conocidos fueron su oposición a la entrada bajo palio de Franco en las iglesias y catedrales de su jurisdicción, llegando a amenazar con la excomunión a quienes lo permitieran; la negativa, en contra de lo ordenado por la dictadura, a que se instalaran placas en los muros de la catedral y parroquias de la diócesis con los nombres de los Caídos por Dios y por la Patria. El cardenal, con una impronta tradicionalista, se empeñaba en advertir que en la Iglesia no hay caídos, sino fieles difuntos. Este hecho provocó la ira de los falangistas, quienes, en represalia, pintaban periódicamente el emblema del yugo y las flechas en los muros del palacio arzobispal sevillano. Estas pintadas perduraron durante muchos años, incluso después de la muerte del cardenal. Pero Segura no cedió y la cruz de los caídos sevillana tuvo que ser instalada junto a los muros del Real Alcázar, situados cerca de la catedral.

A comienzos de 1940, el antiguo oficial de la Guardia Civil y general republicano Antonio Escobar Huerta había sido sentenciado a muerte por los tribunales militares franquistas. Escobar era un católico convencido, algo que no había ocultado durante la guerra civil en la zona republicana. Segura escribió una carta a Franco pidiéndole clemencia con el antiguo oficial, llegando a decirle: «Si fusila a Escobar, no fusila a un hombre; fusila a un santo».[153]​ A pesar de ello, Escobar fue finalmente fusilado.

Por otra parte, en sus sabatinas nunca faltaban las críticas al régimen en general e incluso a sus jerarcas en particular. Esta conducta era insólita en unos tiempos en que la unidad de pensamiento era la norma y la crítica casi no existía. En concreto, en abril y mayo de 1940, el gobernador civil de Sevilla envió a Franco notas tomadas de uno de los sermones, donde el cardenal proclamaba que, en la literatura clásica, los caudillos eran los «jefes de una banda de forajidos» y que, en los escritos de San Ignacio de Loyola, caudillo era sinónimo de diablo. Esto dio lugar a que Franco, como antes la República, ordenara su expulsión de España; aunque finalmente no llevó a término esta idea.[154][155]​ En general, podríamos decir que Segura defendía como sistema de gobierno la monarquía tradicional, donde el poder político estuviera sometido al poder religioso, y de ahí su enfrentamiento con las autoridades.[cita requerida]

El viaje de Franco en 1948 editar

En el otoño de 1948, Franco realizó un viaje a Andalucía, en el curso del cual se iba a inaugurar un monumento al Sagrado Corazón en San Juan de Aznalfarache, próximo a Sevilla. Franco debía asistir a la inauguración y después a un banquete oficial. En la negociación del correspondiente protocolo, el cardenal afirmó que solo podía ceder la presidencia que le correspondía a un rey, reina, jefe de Estado o un príncipe heredero, pero no a la esposa de Franco, Carmen Polo.

Las gestiones del gobierno de Franco ante la Santa Sede, llevadas a cabo desde muchas instancias, dieron lugar a que, en noviembre de 1954, mientras el cardenal se encontraba de visita en Roma, la Santa Sede designara a José María Bueno Monreal como arzobispo coadjutor de la archidiócesis de Sevilla, en tanto que se le rebajaban al cardenal muchos de los poderes que ejercía, por lo que de facto hasta el fallecimiento de Segura hubo en Sevilla dos arzobispos.

Fallecimiento y entierro editar

 
Puerta de la cripta donde está enterrado Segura.

Falleció en Madrid el 8 de abril de 1957, y en cumplimiento de su última voluntad su cadáver fue trasladado a Sevilla donde, por orden del general Franco, se le rindieron honores militares. Fue enterrado junto al resto de su familia en la cripta del monumento al Sagrado Corazón de Jesús situado en la localidad sevillana de San Juan de Aznalfarache. Este monumento, encargo en vida del cardenal al arquitecto sevillano Aurelio Gómez Millán y terminado en 1948 sobre una colina que domina la ciudad de Sevilla, es un complejo funerario-religioso funcional dependiente de la diócesis de Sevilla: hay tres iglesias, un vía crucis con todas sus estaciones, un recinto de jardines con altares con pinturas de imágenes en las paredes en cada descanso de las escaleras que antiguamente estaba cuajado de flores; hay un seminario Redemptoris Mater, una casa de ejercicios usado por los católicos; hay un colegio regentado por religiosas teresianas, que fue un internado para niñas y también hubo un internado de niños pobres en otra zona del recinto, y una residencia de seminaristas, y es a la vez una imitación de la plaza de san Pedro de Roma a menor escala. En su cúspide está la estatua del Sagrado Corazón, que está rodeado de suelo de mármol, con unos soportales en forma de semicírculo rodeando la plaza del monumento.

Referencias editar

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Bibliografía editar

Enlaces externos editar


Predecesor:
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