Revoluciones de colores
Revoluciones de colores es el nombre colectivo que han recibido una serie de movilizaciones políticas en el espacio exsoviético llevadas a cabo contra líderes considerados autoritarios acusados de prácticas dictatoriales[¿por quién?] o de amañar las elecciones o de otras formas de corrupción.[¿cuál?] En ellas, los manifestantes suelen adoptar como símbolo un color específico que da nombre a su movilización. Este fenómeno supuestamente surgido en Europa Oriental[¿según quién?] también tuvo posterior repercusión en Oriente Medio.

Derrocamiento de Milošević en Yugoslavia (2000). «Revolución de las rosas» en Georgia (2003). «Revolución Naranja» en Ucrania (2004). Diez años después, el Euromaidán alcanzaría los objetivos perseguidos en esta. «Revolución de los tulipanes» en Kirguistán (2005). «Revolución del cedro» en Líbano (2005).
Estas protestas tienen en común el recurso a la acción directa no violenta, según sus simpatizantes, y un marcado discurso prooccidental, además de, según sus defensores, democratizador y liberal.[1] Otra semejanza es el importante papel jugado por ciertas organizaciones no gubernamentales[¿cuál?] y organizaciones estudiantiles. El triunfo de cada uno de estos movimientos ha sido variado, pero su eco se ha hecho sentir en todo el espacio exsoviético, donde dirigentes como Vladímir Putin en Rusia o Alexander Lukashenko en Bielorrusia han tomado medidas preventivas para impedir su extensión.[cita requerida]
El alcance y significado de estas revoluciones es aún debatido, como el papel jugado por actores externos; principalmente Estados Unidos, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la Open Society Foundations, la USAID o el National Endowment for Democracy. El objetivo de estos movimientos sería propiciar cambios en estos países, tradicionalmente parte de la zona de influencia de la actual Rusia, herencia de la Unión Soviética, para que pasen a formar parte del bloque occidental (formado por los Estados Unidos y sus países satélites), como ha sucedido en algunos de estos casos. Sin embargo, los que apoyan dichos movimientos los presentan como puramente autóctonos o incluso nacionalistas, pero sus detractores los acusan de estar manipulados y maximizan la importancia de los agentes externos.[1]
Sucesión de acontecimientosEditar
Revoluciones exitosasEditar
- Protestas de octubre de 2000 en Yugoslavia: derrocamiento de Milošević en Yugoslavia en 2000.
- Revolución de las Rosas: salida del poder de Eduard Shevardnadze en Georgia en 2003.
- Revolución Naranja: elección de Víktor Yúshchenko en Ucrania en 2004.
- Revolución de los Tulipanes: salida del Gobierno de Askar Akáyev en Kirguistán en 2005.
- Revolución del Cedro: salida de las fuerzas de Siria del Líbano en 2005.
- Revolución de los Jazmines: salida del Gobierno de Zine el Abidine Ben Alí en Túnez en 2010.
- Revolución de Terciopelo en Armenia en 2018: salida del Gobierno de Serzh Sargsyan en Armenia en 2018.
Revoluciones fracasadasEditar
- Revolución de los Jeans, fallido intentó de derrocar a Alexander Lukashenko en Bielorrusia.
- Revolución Azafrán, fallido intento por parte de monjes budistas de derrocar la dictadura militar en Birmania.
- Revolución Verde, protestas en Irán contra el presunto fraude electoral y en apoyo del candidato de la oposición Mir-Hossein Mousavi.
- Protestas antigubernamentales en Moldavia de 2009.
- Protestas en Kazajistán de 2022. [2]
ReferenciasEditar
- ↑ a b Andrew Gavin, Marshall (28 de enero de 2011). «Las "Revoluciones de Color" y los Orígenes de la Tercera Guerra». Tercera Información. Consultado el 11 de agosto de 2020.
- ↑ «"Es bastante probable que estemos frente a una revolución de color en Kazajistán"». RT en Español. Consultado el 6 de enero de 2022.
- Maximiliano Sbarbi Osuna: Nueva guerra por los recursos (La lucha por la hegemonía de Europa Oriental y Asia Central) ISBN 978-987-02-2639-0
- Encuentro Virtual Permanente de Investigadores sobre la región euroasiática
- Infografía de las Revoluciones de Colores