Usuario:Pertile/Historia de Resistencia

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Escultura que simboliza el hito del arribo del primer contingente de inmigrantes italianos a la ciudad

La comprensión de la historia de Resistencia (ciudad capital de la provincia del Chaco, en el nordeste de la Argentina) requiere situarse en dos aspectos fundamentales: su ubicación y su relevancia histórica. Geográficamente se halla enclavada en la región del Gran Chaco, atravesada por el río Negro a pocos kilómetros de su desembocadura sobre el río Paraná; en la orilla opuesta del Paraná se encuentra la ciudad de Corrientes, a la que está ligada incluso desde antes de la fundación por la importancia y cercanía de esta. En el plano histórico, toda la región que hoy corresponde a la provincia del Chaco no estuvo bajo la efectiva administración hispana ni argentina hasta la fundación del pueblo y colonia en 1875, que marcó así el comienzo de la colonización de la actual provincia del Chaco. Pocos años después fue designada capital del Territorio Nacional del Chaco, lo que sumado al acelerado proceso de incorporación de las tierras productivas circundantes posicionaron pronto al pueblo en una importante ciudad. Esto puede apreciarse en los censos nacionales, los cuales a partir de 1914 la sitúan como la más poblada del Nordeste Argentino.

Con anterioridad a la llegada de los españoles no hay registros escritos, no obstante se sabe que estuvo poblada por indios del grupo lingüístico guaycurú. Una vez arribados los españoles, la zona de Resistencia formó parte de la frontera interior del país con el territorio indígena, sin haber sido efectivamente sometida a la administración española primero ni argentina después. De todos modos, existieron algunos intentos de ocupar el lugar, fundamentalmente debido a su cercanía con Corrientes. El más importante de ellos fue la reducción indígena de San Fernando del Río Negro a mediados del siglo XVIII, que legó el nombre de San Fernando al anónimo paraje. Con el fin de las guerras civiles en 1850 el país contó con más recursos para encarar la colonización del Chaco. En 1865 se creó la reducción de San Buenaventura del Monte Alto en lo que hoy es un barrio de la ciudad. Esta instalación permitió también la formación de un pequeño núcleo poblacional criollo. De modo que cuando la Nación resuelve en 1875 la fundación del pueblo y colonia de Resistencia, el paraje San Fernando ya se encontraba poblado, pese a que la reducción había sido levantada. La joven Resistencia creció rápidamente amparada por la política nacional de apoyo a la inmigración, que aquí se tradujo en el arribo en 1878 de ciudadanos italianos; el peso de esta colectividad en los inicios de la ciudad fue tal que el primer concejo municipal estuvo compuesto íntegramente por inmigrantes de esta nacionalidad. Entre 1875 y 1890 aproximadamente, el relato se confunde con la historia de la provincia del Chaco, por ser su único centro poblado y la base desde donde se planificó su ocupación.

Una industrialización temprana y buenas vías de comunicación impulsaron el desarrollo de la ciudad durante la primera mitad del siglo XX. A medida que crecía absorbió a otras tres poblaciones cercanas para formar el Gran Resistencia, entre las que se cuenta Barranqueras, salida natural de la ciudad hacia el río Paraná y con la que comparte un origen y desarrollo común. El último cuarto de siglo vio caer la actividad industrial y aumentar exponencialmente el sector servicios, al mismo tiempo que la empobrecida población del interior provincial se movía en masas a los suburbios resistencianos. Estos se volvieron cada vez más grandes, a la vez que situaron a Resistencia como una de los aglomerados con peores indicadores socioeconómicos del país. A mediados de los años 1960 surgió la idea de embellecer la urbe con esculturas sembradas por doquier, manifestación que continuó con los años y le valió el título de Ciudad de las Esculturas, oficializado en 2006 por el Senado de la Nación. Desde fines del siglo XX la ciudad intenta entablar una relación más amigable con el medio que la rodea, caracterizado por la abundancia de lagunas y montes que hasta ese momento habían sido sistemáticamente rellenados y talados respectivamente. La inauguración a comienzos del siglo XXI de un paseo costanero, un gran parque urbano y el embellecimiento de varios espejos de agua de la zona urbana son fiel reflejo de esta política.

Población indígena editar

La zona oriental del Chaco, y particularmente la lindera con los ríos Paraná y Paraguay estuvo habitada por tribus de la familia lingüística guaycurú, de origen pámpido. Se destacaban fundamentalmente los abipones, mocovíes y tobas. La llegada de los españoles y la introducción del caballo provocó que los abipones se movieran durante el siglo XVIII más al sur, quedando muy relacionados a la historia colonial de Corrientes y Santa Fe de la Vera Cruz.[1]​ También se encontraron comunidades de la parcialidad vilela, del complejo étnico lule - vilela, quienes habitaban la sección occidental del Chaco pero fueron empujados a la sección oriental durante la última etapa previa a la ocupación argentina del territorio.

Estos pueblos originarios vivían mayoritariamente de la recolección de frutos silvestres, la caza y la pesca.[2]​ Las habilidades guerreras de estas etnias fueron también la principal razón por la cual todo el Gran Chaco permaneció vedado al dominio español y argentino hasta bien entrado el siglo XIX.

Antecedentes de ocupación hispana y argentina editar

Durante el lapso en el cual el Chaco no pudo ser sometido a los dominios español ni argentino, la zona de la actual Resistencia fue poblada sólo de forma esporádica, principalmente por su cercanía a la ciudad de Corrientes. Los correntinos tenían dos motivos para intentar el poblamiento del margen contrario del Paraná: uno económico (ampliar tanto los campos como la explotación forestal) y el otro referente a la seguridad, ya que tener un asentamiento en esta orilla actuaría como valla de contención frente a los ataques indígenas. En esa época los principales intentos de ocupación correspondían a las ciudades ubicadas en la frontera interna con el Chaco. No obstante, en Corrientes la necesidad no fue tan apremiante, dado que el río Paraná actuaba como un límite más sencillo de defender que los campos llanos del resto de las comunidades de frontera.

Ocupación hispana y San Fernando del Río Negro editar

El primer registro de poblamiento se remonta a 1616, cuando se asentó una reducción llamada San Francisco en la costa chaqueña del Paraná, a 3 leguas de Corrientes. En la misma cohabitaban varias parciales indígenas bajo el mando de Fray Pedro Montero, perteneciente al Convento de La Merced. La vida fue muy precaria, debiendo ser trasladada a la costa situada al sur de la ciudad de Corrientes, donde fue finalmente abandonada en una fecha no precisada.[3]

La caída de Concepción de Buena Esperanza en 1632 significó la pérdida total de dominio sobre las tierras chaqueñas. Los belicosos indios chaquenses gracias al empleo del caballo aumentaron el radio de acción de sus ataques, poniendo en jaque incluso a la ciudad de Santa Fe.[4]​ Los malones se iban recrudeciendo, y el río Paraná era cada vez menos obstáculo para los mismos. Durante la primera mitad del siglo XVIII las costas correntinas sufrieron intentos ataques, lo que sumado a la experiencia recogida en otras ciudades de frontera movió a los gobernantes de Corrientes a buscar una nueva alternativa a la simple represalia de los ataques que habían llevado hasta entonces: acuerdos de paz y reducciones aborígenes a cargo de sacerdotes jesuitas.[5]

 
Monolito en homenaje a los fundadores de la reducción de San Fernando del Río Negro, que se asentó en parte de lo que hoy es Resistencia y le dio al paraje el nombre de San Fernando.

El éxito de los jesuitas en cuanto a dos reducciones instaladas en la provincia de Santa Fe suscitó la atención de Nicolás Patrón, gobernador de Corrientes. Asistido por el gobernador de Santa Fe Vera y Mujica, logró una entrevista con el cacique Ychoalay y el cacique abipón Ñaré Alaykín, donde logró un tratado de paz que derivó en la creación de la reducción de San Fernando del Río Negro el 26 de agosto de 1750, ubicada en un sector que hoy ocupa el espacio urbano de Resistencia, a menos de 1 kilómetro del río Negro. Hasta la expulsión de los jesuitas en 1767 la reducción consiguió lentos pero seguros resultados, destacándose una desacostumbrada paz para la ciudad de Corrientes y una economía en ascenso.[6]​ La orden franciscana que quedó a cargo de la reducción no supo mantener la misma, en 1773 las instalaciones ya habían sido destruidas por los mocovíes (históricos rivales de los abipones) y los reducidos trasladados cerca de Bella Vista.[7]​ La reducción tuvo honda repercusión pese a su breve tiempo de vida; el paraje ya no sería un lugar anónimo, sino que asimiló el nombre de San Fernando, y los tratados de paz entre Corrientes y las tribus chaquenses supieron mantenerse.

En los años venideros los pueblos originarios parecieron haberse resignado a la superioridad criolla, que además ya contaba con ciudades lo suficientemente fuertes como para ejercer una defensa y ataque más efectivos que los de comienzos del siglo XVIII. Fue por tanto una época de relativa tranquilidad hasta la irrupción de los hechos que devinieron en el surgimiento del Estado Argentino.

La ocupación argentina y San Fernando editar

A partir de 1810 el foco de las autoridades tuvo que ser puesto forzosamente en la defensa frente a los realistas españoles y en las secesiones internas; los aborígenes del Chaco pronto se dieron cuenta de que la línea de fortines había quedado desguarnecida, y sus entradas se volvieron a sentir en las campañas de frontera. Una vez declarada la independencia en 1816 la situación prácticamente no varió hasta 1852 en virtud de las guerras internas que asolaron el país. Nuevamente cada provincia tuvo que hacer su propio trabajo de defensa sobre el territorio, y en este marco Corrientes optó por una serie de acuerdos con caciques indígenas, que le permitieron vivir en una relativa tranquilidad apenas opacada por hechos aislados. Muy probablemente el acuerdo firmado en 1825 entre Corrientes y los caciques chaqueños haya significado el comienzo de la presencia cuando menos esporádica de población blanca en la zona, habida cuenta de que los caciques se comprometían a respetar a los criollos y comerciar libremente con ellos a cambio del reconocimiento de su soberanía.[8]

En 1857 el gobernador de Corrientes Juan Pujol se dirige al gobierno nacional solicitando la creación de una reducción en la margen derecha del río Antequera y la creación de una colonia, la cual no fue tenida en cuenta. De ese mismo año son los primeros registros de actividad extractiva, cuando un grupo de correntinos llegó hasta el paraje San Fernando aprovechando una creciente excepcional del río Paraná. El registro de actividad humana se repite en 1864, cuando la Nación encarga al Ing. Francisco Pankonín trazar un camino entre las ciudades de Corrientes y Santiago del Estero. La comisión también buscó la zona más apta para el asentamiento de un núcleo urbano frente a Corrientes, recomendando el terreno ubicado entre los ríos Tragadero e Iné para tal fin; dicha zona se ubica unos 15 kilómetros al norte de la actual Resistencia.[9]​ En noviembre de ese mismo año Fray Antonio Rossi examinó la zona para verificar la viabilidad de instalar una reducciíon jesuítica. Ni Pankonín ni Rossi dejaron sentada la existencia de una población en la zona, por lo que es de estimarse que los industriales y trabajadores de la madera presentes en el lugar sólo aspiraban a aprovechar la situación sin propósitos de afincamiento. [10]

La presencia de Rossi fue el corolario de una política nacional que tras haber superado la anarquía interna

Fundación editar

La creación de la Jefatura Política del Chaco perseguía objetivos distintos al del posicionamiento territorial frente a un litigio limítrofe del Territorio Nacional del Chaco; la Jefatura debía en cambio promover la ocupación de los territorios de frontera ganados al indio, en vista de que en todo el Chaco Austral la única localidad asentada era Reconquista, presente desde 1872. La Ley 569 de creación de la Jefatura, incluía la orden de establecer cantones militares en la margen derecha del Paraná, frente a Rincón de Soto (hoy Lavalle), Bella Vista, Empedrado y la ciudad de Corrientes. Además daba facultades para elegir la mejor ubicación de cada puesto y su división en solares, quintas y chacras.[11]

La Ley fue reglamentada el 29 de marzo de 1875, y entre octubre de ese año y mayo del año siguiente la comisión exploradora designada cumplió el mandato legal, remontando el río Paraná y adentrándose en varios de sus afluentes. Dicha comisión estuvo a cargo del Jefe Político Aurelio Díaz y personal técnico encabezado por el ingeniero Arturo Seelstrang, quien realizaría la mensura del pueblo y colonia de Resistencia en 1875[12]​.[13]​ El paraje elegido fue San Fernando, pese a que en 1865 el ingeniero Couland había señalado la zona entre el río Tragadero y el Riacho Iné como la más apropiada por su altura y cercanía a Corrientes; esta zona se encuentra unos 15 kilómetros al norte de Resistencia, en la zona hoy ocupada por Colonia Benítez. Es muy probable que la existencia en San Fernando de 15 establecimientos (según el informe de la propia comisión exploradora) haya influido en la elección del lugar.[14]​ Esta comisión dejó a su vez recomendaciones sobre la conveniencia de proveer a la comunidad de comunicación fluvial, herramientas y atraer a colonos no solamente europeos, sino también correntinos y paraguayos, quienes por su mayor conocimiento del medio ayudarían a los primeros en su asentamiento definitivo.

A su vez Díaz y su equipo informaron del peligro de la población indígena, enfurecida por los destratos ocasionados por los empleadores blancos que se movían con total impunidad, al punto que dejaron en el lugar una guardia nacional de apoyo y la recomendación de mantener estas fuerzas militares. En 1876 se sucedieron tres asaltos indígenas repelidos por esta guardia y algunos vecinos al mando del mayor Quijano. Si a estos ataques se añaden las desaveniencias políticas entre Napoleón Uriburu (gobernador del Territorio Nacional) y Aurelio Díaz (Jefe Político) por la lógica superposición de funciones siendo que ambos compartían la jurisdicción es fácil entender el miedo por el futuro de la naciente colonia.[15]​ Estos malones y su consecuente defensa quedaron en la creencia popular como la razón del nombre de Resistencia. Cabe aclarar que el topónimo Resistencia se utilizó en correspondencia oficial en 1875, es decir con anterioridad a los ataques mencionados. El nombre es más bien una continuación del sentido épico con el cual se denominó a Reconquista.[16]

Para cada cantón se destinarían cuatro leguas cuadradas divididas en cien manzanas de cien metros por lado (cada una compuesta por cuatro solares de 50m x 50m) para centro urbano, más doscientas manzanas para quintas y el resto para chacras de 400mx500m. Estas colonias se ofrecerían a familias de inmigrantes o colonos argentinos. Además se reservaron cuatro manzanas para plaza, y solares para templo católico, escuela, jefatura, cárcel, municipalidad y cementerio. Cuando en abril de 1876 el Comisario General de Inmigración Juan Dillon constató que no había autoridad en Resistencia con facultad para otorgar los terrenos, sugirió la necesidad de nombrar un Comisario, para lo cual adujo la presencia de un pequeño núcleo de población. Dillon también recomendaba que se entreguen tierras a vecinos de Corrientes, alegando que estos se adaptarían mejor al ambiente y ayudarían a los futuros inmigrantes a afincarse en el lugar.

Los primeros inmigrantes editar

Los primeros habitantes fueron las parcialidades indígenas que ocupaban la zona, entre los que se destacaban los tobas, vilelas y sinipíes; estas tribus se caracterizaban por sus hábitos guerreros y nomadismo, viviendo mayoritariamente de la caza y la pesca. Durante esos años comenzaron a llegar vía la costa del Paraná comerciantes blancos, frecuentemente escapando de la ley o las luchas internas en otras provincias. Estos comenzaron a comerciar con los indígenas pieles y maderas por armas y bebidas, transformando la cultura de estas poblaciones. La Comisión Exploradora de Obligado describe en su informe que los pobladores podían dividirse en obrajeros que talaban los montes, y cazadores y carpincheros que poblaban las islas. La descripción de los mismos es poco favorable, calificándolos de ‘’evadidos, refugiados y desertores’’[17]​, lo que no era lo indicado para los planes de colonización existentes. Aún cuando no existen fuentes que acrediten el origen de los primeros pobladores blancos, puede presumirse que los mismos provenían de las costas de la provincia de Corrientes, donde antes existían bosques de madera fuertes semejantes a los del Gran Chaco. Esta presunción se basa en que la primer actividad humana en la zona fue la explotación forestal. De todos modos, esta actividad venía en decadencia desde que los jesuitas abandonaron la última reducción en 1873.

En octubre de 1876 se sancionó el plan de Avellaneda para fomentar la inmigración, el cual incluía el pago de traslado y alojamiento hasta la entrega de la tierra, y facilidades para el pago de la propiedad que se le asignara. Esta ley sería el puntapié para que el 2 de febrero de 1878 desembarcaran en el embarcadero de San Fernando del Río Negro (en el sector que hoy es el Paseo Costanero) unas doscientas cincuenta personas de origen italiano. Los inmigrantes habrían exigido la entrega de tierras cuando al llegar a Buenos Aires notaron que la mayoría de sus compatriotas terminaban trabajando en la ciudad; sin embargo, habrían sido engañados pensando que descenderían en las fértiles colonias de la provincia de Entre Ríos, y en su lugar fueron derivados a estas latitudes.

Los futuros colonos llegaron a Corrientes a bordo del “Guaraní”, desde donde un grupo de 5 ellos junto con el Coronel de Inmigración hicieron una pequeña inspección al lugar donde serían ubicados. En la mañana del 2 de febrero, el contingente fue trasladado en dos lanchones remolcados por un vaporcito, permaneciendo luego veinte días varados hasta tanto les fueron asignados los terrenos. Estos inmigrantes formarían años más tarde no sólo las bases de la Colonia Resistencia, sino también de Colonia Benítez, Margarita Belén, Vicentini y Colonia Popular.

En 1879 el diputado correntino Gustavino expuso que la colonización ensayada en Resistencia había fracasado, aduciendo que él mismo los había visto ambular por las calles de Corrientes requiriendo de la caridad pública. Como se deduce, la situación de los recién llegados era crítica, aunque esto se debía a varios factores: uno tenía que ver con el espeso follaje, que obligó a los colonos a trabajar de uno a dos años para desmontar su chacra; el otro era el estallido de una revolución en Corrientes impidió que se prestara suficiente atención a los pobladores de la orilla contraria, negando incluso los alimentos que debían acarreárseles. La situación era anárquica, alrededor de las plantaciones traficaban los comerciantes de armas y bebidas alcohólicas con los indígenas; a su vez, en la explotación de los obrajes madereros el uso de la violencia tanto por parte de los empresarios como de los jornaleros era el único medio de resguardo de los intereses.[18]​ La teórica cercanía de Corrientes tampoco ayudaba, ya que la ruta hasta el puerto de Antequera, desde donde se cruzaba el río Paraná, estaba anegada por esteros o inundaciones.

No obstante, la situación mejoraría drásticamente dos años después. La exención del aforo para la explotación del monte dada a los agricultores para paliar la crisis fue levantada en 1881 en virtud de esta mejora, y menos de la mitad de las familias agricultoras necesitaría la ayuda oficial, que sería suspendida al año siguiente. Una estadística de Francisco Latzina de 1880 establece que habitaban Resistencia unos 878 pobladores.

En esos primeros años, la presencia del Ejército aportó también una cuota importante de población, fundamentalmente con criollos nativos de las provincias limítrofes. Según el general Dónovan, en 1887 ya había en la capital provincial unos 3.000 pobladores.

Capital del Territorio Nacional editar

El Gran Chaco, la Patagonia y Misiones formaban parte de los territorios argentinos que no eran propios de ninguna provincia, y como tal debían ser considerados Territorios Nacionales según lo establecido en la Constitución Argentina de 1853. La creación de la Gobernación del Chaco[19]​ en 1872 antecedió al resto enmarcado en una urgencia política por hacer pie en la zona ubicada al norte del río Pilcomayo, que se encontraba en litigio con el Paraguay. Si bien la gobernación abarcaba todo el Gran Chaco argentino, el litigio mencionado provocó que la capital se asentara en Villa Occidental (hoy llamada Presidente Hayes), unos 300 kilómetros al norte de Resistencia.[20]​ Esta lejanía pronto demostró una falta de autoridad real sobre las tierras del Chaco Austral, es decir, las ubicadas al sur del río Bermejo. Para subsanar este inconveniente se creó en octubre de 1874 la Jefatura Política del Chaco,[21]​ que dependía directamente del Poder Ejecutivo Nacional.[22]​ Dicha Jefatura, aunque sólo duró dos años, coincidía en sus límites geográficos con el Territorio Nacional del Chaco que habría de crearse en 1884, por lo que puede considerarse su antecesora inmediata. [23]


En 1869 el general Emilio Mitre ocupó Villa Occidental –frente a Asunción del Paraguay- que el 18 de octubre de 1872 se convertiría en la capital del Territorio Nacional del Gran Chaco, abarcando los territorios desde el río Salado hasta el río Verde. Sin embargo, su dominio en la práctica era escaso.

Al finalizar la Guerra de la Triple Alianza, se sometió al arbitraje del presidente estadounidense Rutherford Hayes el territorio situado al norte del río Pilcomayo. El resultado fue adverso para la Argentina, y por tanto hubo que desalojar la Villa Occidental. El Comandante Fontana, quien desempeñaba en ese momento la gobernación, amén de sus conocimientos de la zona entre el río Pilcomayo y el río Bermejo, resolvió fundar la ciudad de Formosa en abril de 1879 y designar a esta capital del Territorio Nacional del Gran Chaco. Sin embargo, la lejanía de esta con las colonias del sur era un serio impedimento para la eficaz administración. En 1879 partió una expedición al mando de Fontana desde Resistencia hacia el límite salteño, la cual finalizó con singular éxito al llegar al fortín Gorriti a través de un camino de 650 kilómetros, seco y con aguadas cada 20 kilómetros según su propia explicación. Otra expedición al mando del Teniente Coronel Juan Solá partió al año siguiente desde el límite salteño y se dirigió hacia Formosa, recorriendo casi 1.500 kilómetros más que la excursión anterior por las grandes aguadas y ríos que hubieron de sortear. El mismo Fontana reconoce por esta experiencia que la ubicación de Resistencia era mucho más propicia para la administración de las tierras. El puerto de Barranqueras como salida al río Paraná, y su escasa distancia a la ciudad de Corrientes se convirtieron en ventajas insoslayables para la época.

El 10 de octubre 1884 se sancionó la histórica ley nacional 1532, llamada ‘’Organización de los Territorios Nacionales’’. En la misma se dividía el territorio del Chaco en las Gobernaciones de Chaco y Formosa. Aunque dicha ley no hacía referencia a las sedes de las autoridades, Resistencia era la única colonia y municipio del lugar, constituyéndose de hecho en la capital. El 17 de enero de 1885 llegaría el coronel Obligado para hacerse cargo de la Gobernación.

Exploración del Chaco desde Resistencia editar

Resistencia como único núcleo poblado de importancia en la región fue una base central de operaciones para la inclusión del Chaco en el mapa nacional. El comandante Luis Jorge Fontana partió en abril de 1880 desde Resistencia rumbo a la provincia de Salta, dando cumplimiento a lo encomendado en un decreto del año anterior. Tras arribar al fortín Gorriti, y pese a haber perdido un brazo en un combate a la altura de La Cangayé, Fontana declara que queda el Chaco formalmente reconocido.[24]​ En 1883 salió una columna al mando de Bosch que debía encarar la exploración, posibilidades de colonización y sometimiento de los aborígenes hacia el oeste, hasta reunirse con otra columna al mando del coronel Manuel Obligado que salía desde Reconquista; esta misión contó con un cronista que relató con detalles el éxito de la misión.[25]

En 1884 el teniente Benjamín Victorica se puso al mando de lo que sería la batida final sobre el Chaco, partiendo desde varios frentes con el objetivo de asestar un golpe súbito que provocara el sometimiento de las tribus chaquenses. Un escuadrón partió desde Resistencia al mando del teniente coronel Figureoa, que cubrió el litoral chaqueño hasta reunirse con el resto de las tropas en La Cangayé. La acción significó un cambio drástico en la estrategia paciente de avance de los fortines con colonización y reducciones aborígenes, apoyado por el gran impacto del éxito de la Conquista del Desierto en el sur del país. Aunque el resultado inmediato fue un rotundo éxito, el fin de la conquista dejó el enorme problema de ocupar efectivamente estas tierras, en las cuales todavía habitaban indios belicosos resentidos contra el blanco que le desposeyó de sus dominios ancestrales.[26]

El municipio editar

La ley de Avellaneda ya mencionada que decretó el funcionamiento de los municipios, sostenía que estaban en condiciones de votar y constituir la Comisión Vecinal los ‘’extranjeros mayores de 22 años y que tuvieran 1 año de residencia en el municipio’’. Fue así como el 9 de mayo de 1884 se constituyó por primera vez el municipio de Resistencia, íntegramente formada por extranjeros, y presidida por el Juez de Paz Lorenzo Borrini. Los límites de este municipio eran mucho más amplios que los actuales, teniendo en cuenta que era la única población de toda la futura Gobernación., y llegaban hasta la colonia de Puerto Tirol y el río Tragadero. Fue corta la vida de este primer Concejo, el cual se reunió por última vez el 15 de septiembre del año siguiente, sin que se sepa a ciencia cierta por qué no volvió a sesionar.

El 19 de mayo de 1904 un decreto nacional dividió el territorio en 6 departamentos a fines administrativos, uno de los cuales era el de Resistencia. Este tenía como límitos los ríos Tragadero al norte y Saladillo al sur. A su vez estos departamentos se dividían en distritos. En 1915 se volvió a subdividir el territorio en 8 departamentos, conservando el de Resistencia su denominación pero no su extensión.

Las primeras actividades económicas editar

Una vez formada la colonia comenzaron a establecerse las primeras fábricas. En 1887 ya se encontraba un ingenio azucarero entre Resistencia y Barranqueras. Esta última población, aún cuando nacieron separadas por 7 km, se encontraba unida social y económicamente a Resistencia. Su presencia fue vital para el crecimiento de la colonia, ya que le otorgó la necesaria salida fluvial, que en ese momento era la única existente. Por otro lado, el ejército también movilizaba con su presencia la economía local.

Pronto –en 1890- no quedaron más tierras aptas para la agricultura en el ejido de la colonia, finalizando el motor primario de ocupación de Resistencia. El primer impacto fue desalentador, pasando la población resistencia de 4.000 habitantes a 1.165 (menos de la cuarta parte) en 1896. Esta falta de tierra sin embargo, sumó en el medio plazo importancia a la joven ciudad, los recién llegados hacían base aquí para partir a los nuevos loteos que se abrían en forma radial desde Resistencia. Otro recurso que se agotó rápidamente fue la forestación. Ya en 1903 un artículo periodístico da cuenta de la gran mano de obra ocupada en las colonias que lindaban con Resistencia, lo que hace suponer que en apenas 30 años los montes fueron despojados. También el desplazamiento de la forestación al interior beneficiaría a la ciudad, con la llegada de nuevas alternativas de comunicación. Además, la extracción de tanino de los quebrachos nativos, dieron el primer impulso importante al desarrollo local, que si bien no implantó fábricas en Resistencia, se vio beneficiada por la prosperidad de sus alrededores.

Durante los primeros años del siglo XX se recoge un informe del Secretario de Agricultura Hugo Miatello, quien describe la situación agrícola local de forma angustiosa. Las colonias friulanas llevaban la misma vida sufrida de donde provenían. Por la ausencia de un mercado para sus frutos, eran privilegiados quienes podían abastecer al ingenio azucarero de Colonia Benítez o la fábrica de aceite de la Liguria. El monopolio de depósitos en Barranqueras aumentaba los precios llegando al ridículo de que era más económico un embarque desde Formosa a Buenos Aires, aún cuando la distancia era superior en unos 200 kilómetros.

La vía fluvial no bastaba para dar impulso a zona, al poco tiempo la necesidad de caminos y redes ferroviarias se hizo patente; incluso una firma privada llegó a realizar un costo dragado del río Negro. La primera construcción ferroviaria fue un curioso invento denominado ‘’palocarril’’, el cual consistía en carriles de madera (posteriormente de hierro) asentados sobre durmientes de madera, mientras que la carga de rollizos era transportada con zorras de vías tiradas por mulas. En 1905 se inició la construcción de un tren decauville (trocha angosta) hasta Puerto Tirol. El mismo año Carlos Dodero comienza a edificar las vías de un tren a vapor hasta Barranqueras. La combinación de ambos sería llamada “Ferrocarril Rural de Resistencia y Barranqueras”. Durante los primeros 35 años no funcionó ninguna entidad bancaria en todo el Territorio Nacional, el Banco de la Nación Argentina recién abriría sus puertas en 1905, posibilitando a los colonos un acceso formal al crédito; los servicios financieros también fueron un valor económico, ya que hasta la llegada de las sucursales bancarias, muchos agricultores tomaban crédito a privados en Resistencia, los cuales llegaron incluso a montar intermediarios en los principales pueblos del interior.

La verdadera revolución de las comunicaciones llegaría poco después con el Ferrocarril Santa Fe, que la comunicaba con la pujante localidad forestal de La Sabana, y más al sur con la ciudad de Santa Fe de la Vera Cruz. En 1909 acaecería un evento más importante aún, cuando se inició la construcción del ferrocarril de Barranqueras a Metán, la cual abrió definitivamente el territorio interior del Chaco. El Inspector de Bosques y Yerbales José Ramos Muñoz informa al ministro de Agricultura en 1904 que la construcción del ferrocarril permitirá en primera instancia una prolífica explotación forestal, y luego el cultivo del algodón que comenzó en ese tiempo su condición de cultivo insignia de la provincia. En 1911 se producen varias campañas récord, poseyendo Resistencia la más grande plantación de maíz.

La industria comenzó muy temprano, la segund fábrica chaqueña la instala Juan Rossi en La Liguria —en ese entonces un paraje entre Resistencia y Barranqueras, hoy un barrio de Resistencia— una fábrica de aceite; el sitio ya había cobijado un alambique y un aserradero, lo que demuestra el precoz comienzo industrial de la ciudad. La misma fábrica intenta implementar una desmotadora en 1899 pero fracasa. En 1913 vuelve a innovar instalando la primer fábrica de aceite de semilla de algodón. El tanino que se producía en Puerto Tirol a partir de 1906 pasaba por las líneas de ferrocarril de Resistencia. Bunge & Born se hace cargo en 1926 de una desmotadora que la Compañía Industrial del Chaco poseía en Resistencia. En marzo de 1932 se crea el primer Consorcio Caminero. La industria frigorífica que se abastecía con la importante producción ganadera del interior provincial, fue muy importante para la ciudad, al punto que en 1950 la propia Municipalidad se hizo cargo del cerrado Frigorífico Chaqueño.

El desarrollo chaqueño imitó en cierta forma el desarrollo nacional centralizado, ya que hasta 1930 todos los caminos provinciales llevaban a la capital. Recién en este año el interior gana cierta autonomía con la habilitación de rutas interprovinciales como la ruta Nacional Nº 95 y la ruta Nacional Nº 11.

Hacia 1946 Resistencia ya tenía dos puertos sobre el río Paraná: Barranqueras y Puerto Vilelas. Las instalaciones portuarias fueron utilizadas para la industrialización de la materia prima que llegaba de todo el nordeste argentino. Ya para ese entonces se había perdido irremediablemente la navegación sobre el río Negro, cuyas aguas fueron cubiertas por densos camalotales que nunca lo dejaron.

Salud editar

La preocupación por la falta de atención médica era patente, máxime teniendo en cuenta la rigurosidad del clima y la proliferación de insectos y alimañas. En 1890 un farmacéutico danés radicado en Corrientes llamado Olaf With inició una visita periódica a Resistencia que lo llevaría a radicarse luego en esta ciudad. With hacía las veces de médico en casos urgentes con los recursos de su profesión. El 5 de junio de 1902 llega a Resistencia el médico Pugliese con intención de afincarse en la joven ciudad. No obstante, al poco tiempo abandonó la ciudad y no sería hasta la llegada de Julio Cecilio Perrando el 28 de octubre de 1904 que Resistencia contaría con un médico estable. En 1908 se proyecta la creación de un Hospital Regional, el cual se inaugura el 12 de diciembre de 1910 con dos pabellones. El mismo Perrando dirigiría prácticamente solo el hospital que hoy lleva su nombre hasta 190

El cuarto censo nacional contabilizó 53,385 habitantes (Indec, 1947).

Esculturas editar

Si bien Resistencia cuenta con obras de arte desde muy temprano el siglo XX, como la Loba Romana emplazada en la Plaza 25 de Mayo, el verdadero impulso llegó en 1961 de la mano de la asociación cultural El Fogón de los Arrieros. Dicha institución contaba con algunas obras de arte en su local propio, y se debatía en cómo lograr una mayor presencia en la sociedad resistenciana. Aldo Boglietti —uno de sus fundadores— propuso ubicar algunas esculturas en la vereda del edificio, de esta manera lograba no sólo que la población tuviera un contacto más directo con el arte sino también embellecer el espacio público. La idea tuvo buena acogida, y al poco tiempo se comenzaron a comprar esculturas ya con el fin de sembrarlas por el casco céntrico. El municipio colaboraba con la construcción de los basamentos, a lo que se sumó la adquisición de varios particulares que decidieron disponer las piezas en el frente de sus edificios. Tras la crecida excepcional del Paraná en 1982 una empresa particular decidió donar una importante suma a la campaña, lo que fue acompañado por la tarea del escultor Fabriciano Gómez, quien recorrió el país en la búsqueda de escultores y lugares para comprar las piezas.[27]

Fabriciano constituyó a su vez la Fundación Urunday, que además de continuar con las campañas ya iniciadas, organizó en julio de 1988 el Primer Concurso de Escultura en Madera, un concurso al aire libre donde los escultores debían convertir a la vista del público un tronco de urunday en una escultura en el plazo de una semana. La aceptación del evento por parte de los ciudadanos fue inmediata, acudiendo en gran número a observar la tarea de los escultores. La fiesta se siguió realizando cada vez con mayores bríos, en 1996 incorporó otros materiales además de la madera y desde 1998 cuenta con el auspicio de la UNESCO. Renombrado como Bienal Internacional de Esculturas desde 2000 el evento se llevó a cabo por primera vez en 2006 en el Paseo Costanero sobre el río Negro, donde cuenta con mayores espacios y un paisaje acorde a la importancia turística del mismo. [28]​ En octubre de ese mismo año Resistencia fue declarada Capital Nacional de las Esculturas por el Congreso de la Nación.[29]

Toponimia editar

El por qué del nombre Resistencia fue objeto de debate. Un ambiguo texto de la Comisión Exploradora sugiere que el nombre proviene de la resistencia que durante un corto número de hombres sin protección de ningún gobierno [opuso a] las continuas amenazas de los aborígenes.[30]​ Seferino Geraldi demostró no obstante que el nombre ya era utilizado en la correspondencia oficial en 1875, anterior a los ataques a los que hacía mención dicho informe.

El paraje San Fernando fue denominado Resistencia por correlación con el tono épico con que ya había sido denominado el pueblo de Reconquista por Manuel Obligado, y no guarda relación —como es creencia generalizada— con batallas de defensa del poblado.[31]

El nombre se impuso por añadidura a la Colonia Resistencia formada en torno a esta, y al departamento Resistencia que existió hasta acá me falta la fecha y tenía una extensión bastante superior al actual departamento San Fernando.

Referencias editar

  1. Altamirano - Dellamea de Prieto - Sbardella. «Origen y clasificación de los grupos indígenas». Subsecretaría de Cultura de la Provincia del Chaco. Consultado el 2 de septiembre de 2007. 
  2. Altamirano - Dellamea de Prieto - Sbardella. «Rasgos etnográficos. Tecnología y subsistencia, sociedad, creencias y costumbres». Subsecretaría de Cultura de la Provincia del Chaco. Consultado el 2 de septiembre de 2007. 
  3. Altamirano - Dellamea de Prieto - Sbardella. «Comienzos de la labor misional en el Chaco». Subsecretaría de Cultura de la Provincia del Chaco. Consultado el 15 de septiembre de 2007. 
  4. Maeder, Ernesto J. A., Capítulo III, pp.35-38
  5. Maeder, Ernesto J. A., pp.40-41
  6. Altamirano - Dellamea de Prieto - Sbardella. «Los jesuitas en el Chaco». Subsecretaría de Cultura de la Provincia del Chaco. Consultado el 15 de septiembre de 2007. 
  7. Maeder, Ernesto J. A., Capítulo V, pp.60-6
  8. Altamirano, Marcos Antonio (2007). Edición del autor, ed. La colonización de Resistencia. p. 14. ISBN 978-987-05-2614-8. 
  9. Altamirano, Marcos A. (2007); pp. 14
  10. Altamirano, Marcos A. (2007); pp. 15-16
  11. Ley Nacional Nº 569 artículo 10
  12. Averiguar fecha
  13. Maeder, Ernesto J. A., pp.125
  14. Maeder, Ernesto J. A., pp.127
  15. Maeder, Ernesto J. A., pp.127-128
  16. Buscar libro de Geraldi y referenciar esto
  17. Informe de la Comisión Exploradora, 31 de mayo de 1876
  18. Guido Miranda, Tres Ciclos Chaqueños
  19. Chequear nombre
  20. Maeder, Ernesto J. A., Capítulo IX, pp.113
  21. Chequear nombre
  22. ¿Fue Resistencia capital de esta Jefatura?
  23. Maeder, Ernesto J. A., pp.114-115
  24. Maeder, Ernesto J. A., Capítulo VIII, pp.103
  25. Maeder, Ernesto J. A. pp.104
  26. Maeder, Ernesto J. A. pp.106-108
  27. Penchansky, Moisés (2000). Fundación Urunday, ed. Resistencia. Ciudad de las Esculturas. p. 13. 
  28. «Los Concursos de Escultura». Bienal del Chaco. Consultado el 5 de enero de 2008. )
  29. «Ley Nacional Nº 26157». Congreso de la Nación. Consultado el 6 de agosto de 2007. 
  30. Informe de la Comisión Exploradora, pp.85
  31. Maeder, Ernesto (1996), pp. 128

Fuentes utilizadas editar

  • Miranda, Guido (1955). Editorial Norte Argentino, ed. Tres Ciclos Chaqueños (Crónica Histórica Regional) (Tercera edición edición). 987-21736-0-5. 
  • Maeder, Ernesto J. A. (julio de 1997). Editorial Plus Ultra, ed. Historia del CHACO. 950-21-1256-3.