Fernando Carballo Jiménez (Cartago, 1941) es un pintor y dibujante costarricense. Ha sido galardonado en dos ocasiones con el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría, en las áreas de pintura y dibujo.

Biografía editar

Nació en la ciudad de Cartago en 1941.

Obras editar

Sus principales obras exploran la figura humana, generalmente desnudos, voluminosos y de formas desproporcionadas y deformadas, con inclinación hacia lo grotesco,[1]​ con fuerte expresión expresionista.[2]

Premios editar

Ha recibido numerosos premios. En 1978, le fue concedido el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría de Dibujo, y en 1982, el Premio Nacional Aquileo J. Echeverría de Pinturas.[2]​ Fue el único representante de Costa Rica en la muestra itinerante Iberoamérica Pinta (1997), auspiciado por la UNESCO.[3]

Referencias editar

  1. Rodríguez Vega, 2004, p. 216
  2. a b Hurtado Oviedo, Víctor (3 de mayo de 2015). «Las madonas de Fernando Carballo». La Nación. Consultado el 19 de octubre de 2019. 
  3. Carnero Roque, 1997

Bibliografía editar

Véase también editar

Arte precolombino editar

Mesoamérica editar

La metalurgia se desarrolló tardíamente en Mesoamérica.

Teotihuacán editar

Oaxaca editar

Zapoteca editar

La cultura zapoteca floreció en Oaxaca hacia el 900 a.C, con Monte Albán como su principal centro urbano.

Tolteca editar

En Colima, Jalisco y Sinaloa surgió la cultura Capacha, con objetos de cerámica como los tecomates decorados con incisión, y las vasijas con cintura, en ocasiones tan estrecha que parecen dos vasijas, una colocada sobre la otra.

Área del golfo editar

Occidente editar

Región norte editar

Gran Nicoya editar

 
Cerámica nicoya.

La Gran Nicoya fue el área cultural más austral de Mesoamérica, ubicándose en el Pacífico de Nicaragua y Pacífico noroeste de Costa Rica (actual Guanacaste). La región fue ocupada por pueblos del Área Intermedia hasta el año 800 d.C, cuando el arribo de los chorotegas, provenientes del valle de México, provocó que el área se vinculara más con Mesoamérica, pero sin eliminar las bases locales. En la Gran Nicoya floreció un centro cultural por espacio de 2000 años, que persistió hasta la conquista española en 1520. La Gran Nicoya se destacó principalmente por la elaboración de cerámica policroma, con distintos estilos regionales. La mayoría de las piezas son vasijas globulares, algunas de ellas trípodes, decoradas en tres colores (rojo, negro y terracota), con motivos mesoamericanos (la serpiente emplumada, el monstruo de la tierra) y locales (el lagarto bicéfalo). Otras piezas fueron figuras femeninas de arcilla que representan diosas de la fertilidad, las cuales cuentan con la particularidad de poder sostenerse en pie. La cerámica nicoya alcanzó tal calidad y acabado que se convirtió en un preciado bien de intercambio comercial, hallándose piezas de cerámica nicoyana en varios sitios de Mesoamérica. La región de Nicoya también se caracterizó por la manufactura de piezas de jade, principalmente los llamados dioses-hacha, figurillas hachoides que representan chamanes con atributos animales (serpientes, lagartos, aves), y la escultura en piedra, destacándose el metate trípode ceremonial nicoyano con efigie en forma de jaguar o guacamaya, único en Mesoamérica.

Área Intermedia editar

Diquís editar

El arte precolombino de la cultura del Diquís destacó principalmente por las esferas de piedra y las piezas de oro articuladas.

La cultura del Diquís se desarrolló en el Pacífico Sur de Costa Rica, en el valle del río Grande de Térraba, entre 1500 a.C y 1570 d.C, constituyéndose en uno de los centros culturales precolombinos más importantes de Costa Rica. Su principal rasgo cultural fue la elaboración de esferas de piedra, una serie de megalitos esféricos esculpidos en gabro o graniodiorita, que datan de entre 300 a.C y 300 d.C. Las esferas de piedra se consideran un hito del pasado prehispánico costarricense en general, y de la escultura precolombina en particular. Su síntesis formal, la concepción de la esfera como motivo artístico, denota un grado de madurez plástico único en el continente. También se caracterizó por su orfebrería, principalmente en oro y aleación de oro-cobre (tumbaga), que sigue la tradición metalúrgica suramericana, sobre todo del norte de Colombia. Las sociedades del Diquís elaboraron gran cantidad de piezas de oro, pectorales, pulseras, diademas, colgantes y figurillas con formas humanas, mitológicas y de animales (ranas, águilas, felinos, lagartos, fauna marina, etc), mediante las técnicas del martillado y la fundición, ricamente decoradas y con fino acabado. Muchas de estas figuras son articuladas, rasgo distintivo único de esta cultura en todo el continente. En cuanto a la cerámica, esta fue de tipo monocromo y bicromo, con decoraciones incisas, figuras humanas y animales, datadas hasta 2000 a.C, lo que la hace la cerámica más antigua encontrada en Costa Rica. Otras obras de arte fueron las estatuas de piedra, de forma aplanada y con base en espiga, representando figuras enmascaradas, algunas de ellas de carácter monumental, así como monolitos con figuras de animales (el jaguar, el búho), barriles de piedra y metates ceremoniales, estos últimos caracterizados por ser cuádrupes y con una cabeza esculpida de jaguar.

Literatura de Costa Rica editar

La literatura de Costa Rica tiene antecedentes en la colonia y marcada influencia europea. Al ser Costa Rica un país joven, su literatura también lo es, y se puede iniciar su historia hacia finales del siglo XIX. Durante el periodo colonial es poco lo que puede recopilarse de la literatura en aquel tiempo, la mayoría de los textos no pasan de un mero carácter epistolar y prosa administrativa. A finales del siglo xix es posible encontrar, aunque escasa, literatura costumbrista, anécdotas pintorescas, crónicas y poemas sentimentalistas de tendencia romántica. Algunos poemas fueron recopilados en el libro la "Lira costarricense" (1890-1891) compilada por Máximo Fernández.

La periodización de la literatura costarricense que tiene mayor vigencia es la propuesta por el profesor Álvaro Quesada Soto,[1]​ según él cual pueden reconocerse cinco periodos, a los cuales tradicionalmente se les conoce con el nombre de generaciones:

  • La generación del Olimpo o Generación del 900 (1890-1920)

Periodo de apogeo liberal y oligárquico, que provocó cambios importantes en las estructuras sociales y laborales. La literatura de esta época participa en el proceso de formación y consolidación de una conciencia nacional. Surge una élite letrada de intelectuales, maestros, políticos, historiadores y escritores a la que se le llamó El Olimpo, considerados los autores clásicos de la literatura nacional: Manuel de Jesús Jiménez Oreamuno (Cuadros de costumbres, 1902); Pío Víquez (La torcaz y otros, 1903), Jenaro Cardona (El primo, 1905; La esfinge del sendero, 1916), Manuel González Zeledón "Magón" (La propia, 1901); Carlos Gagini (Chamarasca, 1898; Cuentos grises, 1918; El árbol enfermo, 1918; La caída del águila, 1920); Aquileo Echeverría (Concherías, 1905) y Ricardo Fernández Guardia (Hojarasca, 1894; Cuentos ticos, 1901; Magdalena, 1902; Crónicas coloniales, 1921). Sus escritos están influenciados por los estereotipos del neoclasicismo y el neorromanticismo, a excepción de Aquileo Echeverría, cuya obra Concherías, considerada uno de los primeros clásicos de la literatura nacional, se enmarca en el costumbrismo.

  • La generación del Repertorio Americano (1920-1930)

Denominada de esta forma por encontrarse ligada a la revista Repertorio Americano de Joaquín García Monge. Durante este período se da la crisis del régimen oligárquico liberal, por eso la literatura de esta época se caracteriza por presentar nuevas formas discursivas, como el estilo grotesco, el humor feroz y corrosivo, la parodia y la sátira. En los cuadros de costumbres, el campesino estereotipado y pintoresco de la generación anterior se transforma en un héroe trágico, desarraigado y desamparado, cuyo mejor ejemplo es El Moto (1900) de Joaquín García Monge, considerada la primera novela nacional y la que inaugura el discurso literario de esta generación. En la prosa, marcada por el realismo literario, se destacan, además de García Monge, José María Zeledón Brenes, Luis Dobles Segreda y Carmen Lyra. En el teatro, los dramaturgos Daniel Ureña, Eduardo Casalmiglia y José Fabio Garnier, y en el ensayo, Omar Dengo y Mario Sancho Jiménez. La poesía se destaca por la introducción del modernismo, representado por Roberto Brenes Mesén, Lisímaco Chavarría, Rafael Ángel Troyo y Roberto Valladares. Destaca especialmente Carmen Lyra, autora cuya obra muestra una estética más cercana al realismo social. Su principal obra, Cuentos de mi tía Panchita (1920), considerado un clásico de la literatura infantil, es el primer texto donde la voz del narrador asume como propios los discursos y culturas populares, y los contrapone a los lineamientos culturales impuestos por la oligarquía liberal.

  • La generación del 30 (1930)

Esta promoción surge con el resquebrajamiento del modelo liberal de desarrollo y sus autores se caracterizan por un rompimiento más profundo entre los discursos que organizan la existencia subjetiva y los que determinan el orden social. Esta generación se desarrolla en conjunto con grandes innovaciones que se dan en las artes plásticas a partir de las exposiciones de arte organizadas por el Diario de Costa Rica desde 1928. Se da una corriente nacionalista a partir de la cual se busca una nueva definición del arte y la literatura nacionales, esta vez incorporando los elementos indígenas, afrocaribeños y populares. La poesía se caracteriza por su modernismo tardío, en contraposición al cosmopolitismo del modernismo tradicional. Se destacan los poetas Julián Marchena (Vuelo supremo, Romance de las carretas), Rafael Cardona, Asdrúbal Villalobos, Rogelio Sotela, José Basileo Acuña Zeledón, Carlos Luis Sáenz (Mulita mayor), Max Jiménez y Rafael Estrada. En el ensayo, destacan Abelardo Bonilla Baldares (La crisis del humanismo, 1934; Abel y Caín en el ser histórico de la nación costarricense), Moisés Vicenzi Pacheco (Psicología del líder, 1938) y León Pacheco Solano, cuyos textos se enmarcan dentro de la crítica a la "decadencia de Occidente", y en el teatro, H.Alfredo Castro (Aguas negras, Fragata bar, 1940), Raúl Salazar y Manuel Escalante Durán. Entre los narradores, destacan José Marín Cañas (El infierno verde, Pedro Arnáez), Máx Jiménez (Unos fantoches, El domador de pulgas) y Carlos Salazar Herrera (Cuentos de angustias y paisajes), en cuyas obras surgen los primeros experimentos de literatura vanguardista, acercándose cada vez más a la novela de iniciación o de formación de personaje.

  • La generación del 40 o Vanguardia (1940-1960)

Durante esta época, se implanta la socialdemocracia en Costa Rica. Se crea el capítulo de "Las Garantías Sociales" por Manuel Mora Valverde. Es una época de cuestionamientos y renovaciones, de importantes reformas sociales y de un nuevo concepto de Estado. Los principales temas que tratan las obras literarias de este tiempo son la problemática social, la distribución de la tierra y la dependencia de las compañías transnacionales. El realismo literario será la consigna de estos escritores. Se considera a Bananos y hombres (1931) de Carmen Lyra, la novela precursora de esta generación de autores vanguardistas, donde por primera vez el Caribe costarricense y la provincia de Limón son incorporados a la literatura nacional. Aparece la novela social con Adolfo Herrera García (Juan Varela), Carlos Luis Fallas (Mamita Yunai, Gentes y gentecillas, Marcos Ramírez, Mi Madrina) y Fabián Dobles (Historias de Tata Mundo, Ese que llaman pueblo, El sitio de las abras). Los héroes de estas novelas, obras cercanas al realismo socialista, son el pequeño propietario campesino desposeído de sus tierras o el trabajador bananero, enfrentado al Estado Liberal aliado del latifundio y la poderosa transnacional, personificada por la United Fruit Company. Junto con esta corriente agraria, paralelamente, surge una segunda corriente de temática más psicológica o subjetiva, obras en los que los personajes son seres inacabados, en transición, que realizan un viaje de autodescubrimiento. Esta temática se puede encontrar en las novelas de Joaquín Gutiérrez (Cocorí, Manglar, Puerto Limón, Murámonos Federico, Te acordás hermano) y en la obra de la poetisa y novelista Yolanda Oreamuno (La ruta de su evasión). En la poesía surge una nueva conciencia de la modernidad y lo urbano, cuyos autores más destacados son Eunice Odio e Isaac Felipe Azofeifa, cuya poesía se caracteriza por una sensación de angustia y pérdida de asidero en el mundo, con una búsqueda constante del ser y la identidad.

  • La generación urbana (1960-1980)

Durante este tiempo se concreta en Costa Rica un proceso de modernización e industrialización. En la literatura de esta época aparece como temática predominante la ciudad. Es la época del Círculo de Poetas Costarricenses con Jorge Debravo (Nosotros los hombres), Laureano Albán (Herencia de otoño), Marco Aguilar (Raigambres), Julieta Dobles (Costa Rica poema a poema, Cartas a Camila), Francisco Zúñiga Díaz (Cuentos prohibidos, El amor y algunos entredichos), Alfonso Chase (Cultivo una rosa blanca, Historias de las tierras del Tigre de Agua y el Colibrí de Fuego), así como escritores como Quince Duncan (Los cuentos del Hermano Araña), Alberto Cañas Escalante (Los molinos de Dios, Oldemar y los coroneles,Uvieta), Carmen Naranjo (Canción de la ternura, Más allá del Parismina) y José León Sánchez (La isla de los hombres solos, Tenochtitlan: la última batalla de los aztecas).

  • La generación del desencanto o Posmodernidad (1980-act.)

La temática de las obras de este periodo parece enmarcarse dentro de un mismo contexto: el desencanto con el modelo de Estado promovido por los políticos costarricenses. Destacan los nombres de Anacristina Rossi (La loca de Gandoca, Limón Blues, Limón Reggae), Ana Istarú (La muerte y otros efímeros agravios, El vuelo de la grulla), Osvaldo Sauma (Retrato en familia), Rodolfo Arias Formoso (El Emperador Tertuliano y la Legión de los Superlimpios, La madriguera), Fernando Durán Ayanegui (Las estirpes de Montánchez, 1993) Fernando Contreras Castro (Única mirando al mar, Cierto azul, Los Peor), Warren Ulloa Argüello (Finales aparentes, Bajo la lluvia Dios no existe), entre otros.


Sitios de interés editar

Además, de los lugares mencionados de gran interés turístico la ciudad de Puntarenas posee otros sitios muy representativos:

  • San Lucas Beach Club: Inaugurado en 2012 tras la remodelación del antiguo Balneario de Puntarenas. La inversión fue realizada por el Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (INCOP) y luego fue entregado mediante concesión a una empresa privada. El balneario abre de martes a domingo e incluye un área de piscina, vestidores, salón de eventos, restaurante y dos salas corporativas.

En lo que hoy es el gimnasio municipal se ubicaba La Plaza de los Caites, nombre que se le dio porque una de las familias más antiguas de este cantón usaba un calzado de cuero al que denominaron "caites".

  • Los Baños también son memorables, estaban ubicados frente a la antigua aduana, actual Colegio Universitario de Puntarenas costado sur. Este era uno de los más importantes centros sociales del puerto de antaño, tanto extranjeros como gente de la meseta central y del mismo puerto asistían a los elegantes bailes que ahí se efectuaban.
  • En la antigua Puntarenas, la Calle del Comercio fue el centro de actividad más importante. Sobre ella se levantaron los primeros y más importantes hoteles de la época, por ejemplo, el hotel Fénix y el Miramar.
  • El Mercado de Puntarenas: su estructura ha sufrido muy pocos cambios desde su inauguración, pues siempre se ha pintado del mismo color (anaranjado y blanco) como todos los edificios municipales del puerto.

En Puntarenas también se organiza un evento deportivo muy popular cada año, la denominada carrera atlética reina del país: la Clásica Sol y Arena, que regularmente se organiza en el mes de marzo o en el mes de abril. Este evento es de muchos beneficios para Puntarenas, ya que al asisten aproximadamente hasta 7.000 atletas o más por año.

Edificios históricos de Costa Rica editar

Anexo:parques y plazas de Costa Rica

Las plazas y parques de Costa Rica son espacios públicos ubicados en las ciudades y pueblos del país. Al igual que en otros países, los espacios públicos en Costa Rica han tenido, a lo largo de la historia, un valor muy importante para el desarrollo de la sociedad, en su papel de sitios de reunión, socialización, expresión o manifestación cultural, así como su importancia en la definición de la configuración de la ciudad. Estos espacios públicos se encuentran al alcance de los habitantes y su uso busca alcanzar el provecho colectivo.

En el caso de las plazas, su historia data del periodo colonial y por tanto, su desarrollo en Costa Rica se dio en el mismo contexto que en el resto de Hispanoamérica. Durante la época colonial, la plaza fue en centro organizador de la vida colonial. En Costa Rica, la organización de las plazas se dio en forma similar al del resto de las colonias españolas en América: una plaza central, prototipo de Plaza Mayor o Plaza de Armas, alrededor de la cual se desarrollaba la ciudad, por lo que es común que alrededor de la plaza se erigieran los principales edificios del pueblo, generalmente, la iglesia y el cabildo, distribución arquitectónica que se conserva en los pueblos de Costa Rica hasta hoy. Las plazas, como herencia del pasado colonial, albergaban las actividades cotidianas de la población, como por ejemplo, el mercado.

Los parques, en cambio, surgen a finales del siglo XIX, con la llegada al poder de los liberales. Estos, con claros objetivos políticos, económicos, sociales y culturales, buscaron la separación entre la Iglesia y el Estado, dar a las ciudades una imagen de estabilidad, higiene y progreso social y económico. Por lo tanto, buscaron espacios que albergaran los monumentos nacionales, substituyendo a los templos católicos como sitios de reunión de la población. A diferencia de la plaza, abierta a toda la población y signo del pasado colonial, los parques se visualizaban como un ornamento de la ciudad, símbolo de higiene, orden y modernización, y propicio para que las clases dominantes pudieran socializar. Con el avanzar del tiempo, muchas de las plazas fueron convirtiéndose en parques, en los cuales se construyeron zonas verdes, se colocaron fuentes, monumentos y quioscos, donde las bandas municipales y filarmonías interpretaban piezas musicales, y se construyeron las escuelas, símbolo del proyecto republicano y laico. Sin embargo, por su característica de sitios abiertos, tanto las plazas como los parques siguieron siendo sitios de reunión de los pobladores de la ciudad, y muchos de ellos son hoy símbolo de la idiosincracia costarricense y de la identidad tanto nacional como local.

A continuación, se detallarán las características de algunos de los principales parques y plazas de Costa Rica, agrupados según su provincia de localización

Parques y plazas de San José editar

Nombre Superficie Ubicación Descripción Foto
Parque Metropolitano La Sabana
Parque Central de San José
Parque Nacional
 
Parque España
Parque Braulio Carrillo o de La Merced
Parque de la Paz
Parque del Este
Parque Zoológico Simón Bolívar
Parque Okayama
Plaza de la Democracia
Plaza de la Cultura
Plaza de las Garantías Sociales
Plaza de la Justicia
Plaza de la Libertad Electoral
Plaza González Víquez
 

Otras plazas y parques de San José ===

  • Plaza Ferial de Zapote, San José
  • Plaza 24 de abril (UCR), San Pedro
  • Plaza La Misión (ULACIT), San José
  • Parque La Libertad, Desamparados.

Parques y plazas de Alajuela editar

Parques y plazas de Cartago editar

Plaza de la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles editar

Plaza de Armas y parque de las ruinas de Cartago editar

Parque de las Ruinas de Ujarrás editar

Parques y plazas de Heredia editar

Parques y plazas de Guanacaste editar

Parques y plazas de Puntarenas editar

Parques y plazas de Limón editar

Parque Balvanero Vargas editar

Parques y plazas de Costa Rica
 
Parque Metropolitano La Sabana. Considerado el pulmón de San José.
Parque Metropolitano La Sabana. Considerado el pulmón de San José.  
 
Parque Morazán. Importante espacio cultural de la capital costarricense.
Parque Morazán. Importante espacio cultural de la capital costarricense.  
 
Parque Evangelista Blanco Brenes de Zarcero. Conocido mundialmente por sus topiarios.
Parque Evangelista Blanco Brenes de Zarcero. Conocido mundialmente por sus topiarios.  
 
Parque Balvanero Vargas de Limón. Herencia de la arquitectura victoriana introducida por los afroantillanos.
Parque Balvanero Vargas de Limón. Herencia de la arquitectura victoriana introducida por los afroantillanos.  
 
Plaza de la Justicia con el conjunto escultórico-arquitectónico "Tradición, Estabilidad y Justicia" del escultor-arquitecto Ibo Bonilla, 2007.
Plaza de la Justicia con el conjunto escultórico-arquitectónico "Tradición, Estabilidad y Justicia" del escultor-arquitecto Ibo Bonilla, 2007.  
 
Plaza de la Democracia. Al fondo el Museo Nacional de Costa Rica.
 
Plaza de la Cultura y Museos BCCR, San José, J.Bertheau, J.Borbón, E.Vargas, 1975. Remodelada en 1998 por Ibo Bonilla. Se observa el Teatro Nacional.
Plaza de la Cultura y Museos BCCR, San José, J.Bertheau, J.Borbón, E.Vargas, 1975. Remodelada en 1998 por Ibo Bonilla. Se observa el Teatro Nacional.  
 
Parque central de la ciudad de Heredia.
Parque central de la ciudad de Heredia.  
 
Parque de La Fortuna de San Carlos, con el volcán Arenal de fondo.
Parque de La Fortuna de San Carlos, con el volcán Arenal de fondo.  
 
Parque Okayama en Curridabat, con temática japonesa.
Parque Okayama en Curridabat, con temática japonesa.  

Otros parques y plazas:

Edificios históricos de San José editar

Nombre Tipo de arquitectura Año Ubicación Descripción Foto
Teatro Nacional de Costa Rica Historicista 1897  
Edificio de Correos y Telégrafos Neoclásico 1917  
Museo Nacional de Costa Rica Neocolonial  
Teatro Variedades Neoclásico 1891  
Teatro Popular Melico Salazar Neoclásico 1928  
Edificio Metálico  
Centro Costarricense de la Ciencia y la Cultura Neocolonial  
Casa Amarilla Neocolonial/Barroco  
Castillo Azul Neocolonial/Mediterráneo  
Edificio Steinvorth Modernista  
Antigua Ferretería Macaya  
Edificio Maroy Neoclásico  
Antiguo Edificio Luis Ollé
Alianza Francesa Neoclásico Barrio Amón Sede de la Alianza Francesa en San José. Desde 1965, esta asociación cultural tiene su sede en esta casa centenaria sobre calle 5 y avenida 7, declarada monumento histórico. La Alianza Francesa es una asociación costarricense sin fines de lucro cuyos objetivos son la enseñanza del francés, la difusión de la cultura francesa y el intercambio cultural entre Francia y Costa Rica. La construcción de esta casa en el límite sur del Barrio Amón marcó el inicio del cambio arquitectónico urbanístico de esta parte de San José. El edificio cuenta con estructuras metálicas prefabricadas traídas de Francia, Bélgica y Estados Unidos en 1890, incluidas el techo, las buhardillas, las columnas, la ornamentación y los arcos.  
Castillo del Moro Neomudéjar Su construcción recuerda una pequeña fortaleza mudéjar. Incorpora elementos arabescos, como arcos de medio punto, decorados moriscos en los remates de los muros y las ventanas, filigranas en relieve, cerámicas, ménsulas y mosaicos españoles, y gárgolas en las cornisas exteriores. Posee una torre exterior con una cúpula de bronce y un patio interno como comedor central, rodeado de columnas y arcos, y con una fuente en el medio. En su interior hay varios aposentos y habitaciones espaciosas con paredes de ladrillo repellado y alrededor de mil azulejos que representan distintas escenas de El Quijote de Miguel de Cervantes y varias reproducciones de pinturas de Francisco Goya, así como los escudos de Costa Rica y de España, escudos de las regiones españolas y de las provincias de Costa Rica.  
Templo de la Música Neoclásico 1920 Parque Morazán  
Colegio Superior de Señoritas
Escuela Vitalia Madrigal
Parque Central de San José  
Edificio La Alhambra
Edificio Herdocia  
Edificio Las Acacias
Colegio Nuestra Señora de Sion  
Antigua Aduana  
Estación de Ferrocarril al Pacífico
Antigua Estación del Ferrocarril al Atlántico  
Museo Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia  
Liceo de Costa Rica Modernista  
Museo de Arte Costarricense Neocolonial 1930 Mata Redonda, cantón central de San José. Inmueble de estilo neocolonial construido para ser la torre de control del Aeropuerto El Coco, primer aeropuerto en la historia de Costa Rica. A partir de 1977 es la sede del Museo de Arte Costarricense, cuya colección está compuesta por alrededor de 6.000 obras de arte de artistas nacionales e internacionales en todas las disciplinas artísticas, incluyendo principalmente pintura, escultura y fotografía.  

Ciencia y tecnología editar

Trajes típicos de Costa Rica editar

 
Traje típico.

Los trajes típicos representan uno de los elementos más importantes del patrimonio histórico y cultural de Costa Rica. Cada región y provincia del país tiene su propio traje de gala o de trabajo, con folclor e historia detrás. Aunque el traje es de tipo tradicional, ha ido sufriendo cambios tanto en las áreas rurales como urbanas, debido a factores históricos. También existen varios factores que influyen en la manera de vestir: condiciones geográficas, climáticas, económicas y sociales. Los trajes típicos se basan en la funcionalidad y la comodidad para poder realizar las tareas diarias, o para protegerse del clima o las inclemencias naturales. En la actualidad, los trajes típicos son parte fundamental de las actividades cívicas y folclóricas de cada pueblo del país. Se utilizan en actos conmemorativos, fiestas patrias y actos culturales.

Tipos de trajes típicos editar

Los trajes típicos costarricenses se pueden dividir en cuatro tipos:


En el traje típico tradicional, predominan los colores patrios dedicados a la bandera nacional, que son utilizados principalmente en las actividades cívicas como las celebraciones de la Independencia, la Anexión del Partido de Nicoya o el 11 de abril. También existen trajes dedicados a las leyendas costarricenses, a la flor nacional, a tradiciones locales, a música y danzas de cada pueblo, fiestas populares y otras.

Elementos del traje típico editar

El traje típico de Costa Rica se ha ido generalizando, de tal manera que los cambios se dan en la combinación de colores que se utilizan, con predominio de los colores vivos.

La mujer generalmente utiliza una blusa blanca con vuelos, de color blanco, con ribetes de diferentes combinaciones de colores. Característica es la falda de vuelos amplios, larga hasta el tobillo, de elástico en la cintura y vivos colores. Durante los bailes folclóricos, las mujeres agitan esta falda dándole mucho colorido a la interpretación de la pieza. Se utilizan sandalias de cuero en los pies, aretes y se adornan la cabeza con trenzas, moños y flores. En ocasiones cargan canastas llenas de flores o portan un delantal que hace juego con la blusa.

El hombre lleva sombrero de ala pequeña. Dependiendo del personaje que representa, el sombrero puede ser de tela blanca (comúnmente conocido como "chonete"), cuando representa al campesino, o bien, un sombrero de paja cuando se representa una persona de más recursos. Mientras en la mujer destaca la falda, el elemento indispensable del hombre es el pañuelo, que puede ser rojo o azul, con decorados de figuras semejantes a los que se observan en las carretas típicas pintadas. El pañuelo puede ir anudado al cuello o en las manos, o atado a la cintura. La camisa es blanca o de color claro, con pantalón largo. Un fajón de tela hace de cinturón. El caite constituye el calzado. Pueden cargar alforjas o machete.

Trajes típicos por provincia editar

El primer traje típico costarricense que se conoce históricamente es el indígena, que empezó a ser utilizado en el país luego del descubrimiento y la conquista. Entre los trajes indígenas que sobreviven hasta la actualidad, el que usa la mujer de la etnia ngöbe, de la zona sur del país, es uno de los más conocidos, tejido de pequeños cuadros de tela de muchos colores. El del hombre, que casi ha desaparecido, era también de varios colores, destacándose el uso de un sombrero de paja con plumas. Entre los borucas, el traje es blanco en ambos sexos: la mujer usa un collar de tela de colores con tejidos tradicionales alrededor del cuello, con enagua corta y ribetes de colores en la blusa, mientras el hombre viste todo de blanco con sombrero del mismo color y alforja tejida.

San José editar

El traje típico de la mujer es una blusa de vuelos con encajes finos con una cinta negra, al final de cada vuelo, su falda era volada de colores fuertes en raso, de color amarillo fuerte, verde y azul, con una estola cubriendo la espalda, el cual era usado para cubrirse la cabeza al ir a misa. Usan un medallón dorado al cuello y flores en el cabello.

El traje del hombre es una camisa blanca, con pantalón negro y pañuelo rojo a la cintura y en el cuello. En las clases pudientes, se usaba un traje de gala compuesto por pantalón, chaleco negro, camisa blanca, pañuelo rojo a la cintura y en el cuello.

Alajuela editar

El atuendo típico usado por la mujer consistía en una camisola blanca de algodón con varios vuelitos angostos, sin adorno alguno. Rebozo de colores fuertes. Enagua de seda en colores suaves, con uno o dos vuelos anchos en la parte baja. En el cuello usaban una cintilla de terciopelo negro con una cruz o medallón de oro. Se peinaba de trenzas, adornadas con cintas, flores naturales y peinetas. Generalmente andaba descalza. Algunas veces usaban botines de charol.

El hombre de la ciudad de Alajuela, vestía camisa blanca de algodón o manta, con manga larga, de corte recto, cuello de pretina y abotonadura al frente, pañuelo grande rojo al cuello con nudo. Llevaban un anillo de oro, el pantalón era de mezclilla azul, andaba descalzo o con caite.

Heredia editar

La dama vestía de color negro u otros colores, pero siempre oscuros. La blusa era de tela de algodón o seda lisa, en último caso la seda podía tener un estampado fino, con la característica de cualquier blusa típica de la época, el cuello era alto, con la abertura fina abotonada al final. La enagua era larga, sus adornos siempre llevaban algún fondo o adorno negro, dejando al descubierto las puntas de los botines negros de charol. Además era ancha, con recogidos a los lados. Además, llevaba una toalla negra de seda y que cumplía la función de protección al frío y cubrirse la cabeza a la entrada de la misa. Un rango distintivo de la provincia de Heredia es el uso del sombrero en las mujeres, que no es muy característico en las otras provincias.

Cartago editar

Cartago fue la capital colonial de Costa Rica, por lo que su traje típico está muy influenciado por la tradición española. Esta se distingue por el uso de la chalina en la mujer y la chaquetilla en el traje del hombre.

En la mujer, el traje consiste en una blusa blanca, adornada de encajes finos, con una enagua plisada en la cintura y vuelos de colores. El pelo de la mujer va recogido en trenza de lado y adornado con una flor.

El hombre viste camisa de manta, manga larga ancha y ceñido al cuerpo, con sombrero de castor, que podía ser blanco o negro, corbata de lienzo, chaleco o chaqueta, pantalón del mismo color y pañuelo rojo a la cintura.

Guanacaste editar

La vestimenta empleada por los pobladores de esta provincia ha variado a través de su historia. Para el baile de la botijuela, se emplea un traje con abundantes encajes y vuelos; peinado alto, botones de gamuza. Se hace una distinción entre señoras y señoritas, las primeras usando un pantalón y las señoritas una mantilla. Durante la colonia, el traje generalizado para la mujer consta de una enagua blanca de algodón, con un vuelo terminal inferior y confeccionado con adornos. La blusa, denominada camisola, tiene cuello de ojal y mangas bombachas.

El hombre vestía pantalón blanco de algodón y una camisola. La camisola poseía manga recta sin puños, cuello de ribete o doblado, pechera forzada pegada a la camisola pero de diferente color, además llevaba sombrero.

Puntarenas editar

Puntarenas, provincia costera y de tradición marítima y pesquera, posee un traje típico caracterizado por los colores frescos y claros. La mujer usa un vestido clásico cubiertos de anchos vuelos. Sobre el vestido echaban el tapado, que era una mezcla de pañuelón madrileño. Durante Semana Santa, este pañuelón se usaba con aplicaciones de lentejuelas de colores y flores de muselina de colores vivos. Llevaba peinado de moños; botas y botines de cuero con puntera o bien podían ser de charol negro. Otra de las prendas usadas era el abanico, básico en su vestimenta.

Los hombres visten generalmente de blanco completo y van descalzos. Cuando representan al pescador, van sin camisa y pueden portar redes de pesca, las cuales utilizan para realizar algunos movimientos durante las danzas. Pueden ir sin sombrero o llevar uno sencillo, algunas veces de paja.

Limón editar

El traje tradicional de la provincia de Limón se distingue del resto del país por su influencia afroantillana, debido al arribo de inmigrantes jamaiquinos de cultura afrobritánica a partir de 1872.

A finales del siglo XIX y principios del XX, la mujer vestía una blusa de algodón, con adornos de tela o encaje de colores. Su enagua era de tela estampada, para su vestir cotidiano, pero en las fiestas de gala se utilizaba el vestido de una sola pieza y de un solo color que podía ser de color morado, azul, negro, verde perico o cualquier otro color bien llamativo, siempre llevaba turbante africano, debido a la influencia de la cultura afroantillense. Hacia 1960, se usaba también el vestido de carnaval.

El del hombre, se caracteriza por una vistosa camisa de manga corta, con colores estampados, y pantalón largo blanco. Otro traje utilizado en la zona de Limón era el traje de gala, que en la mujer consistía en un vestido blanco elegante con vuelos y ribetes, mientras el hombre usaba un traje entero negro con sombrero de ala corta blanco y pañuelo blanco en el chaleco. Ambos usaban guantes blancos. Esta vestimenta se utilizaba en los bailes de cuadrilla, herencia jamaiquina que proviene de los bailes de la época victoriana.

Braulio Carrillo editar

Braulio Carrillo Colina
 

 
Jefe de Estado de Costa Rica
5 de marzo de 1835-8 de marzo de 1837
Predecesor José Rafael Gallegos Alvarado
Sucesor Joaquín Mora Fernández

27 de mayo de 1838-8 de abril de 1842
Predecesor Manuel Aguilar Chacón
Sucesor Francisco Morazán

Información personal
Apodo Jefe de Estado Constitucional
Nacimiento 20 de marzo de 1800
  San Rafael de Oreamuno, Provincia de Costa Rica
Fallecimiento 15 de mayo de 1844 (44 años)
Sociedad, El Salvador
Residencia Costa Rica, luego El Salvador.
Religión Católica
Familia
Padres Benito Carrillo Vidamartel y María de Jesús Colina Gutiérrez.
Cónyuge Froilana Carranza Ramírez
Educación
Educado en Universidad de León
Información profesional
Ocupación abogado
Partido político Liberal
Afiliaciones Francmasonería[2]

Braulio Carrillo Colina (San Rafael de Oreamuno, Provincia de Costa Rica, 20 de marzo de 1800Sociedad, El Salvador, 15 de mayo de 1844) fue un abogado, comerciante y político costarricense. Fue Jefe de Estado de Costa Rica en dos períodos: el primero electo democráticamente entre 1835 y 1837, y el segundo como gobernante de facto entre 1838 y 1842. Responsable de una obra monumental en lo jurídico, político, fiscal, hacendario y económico, sus gobiernos se consideraron fundamentales en la formación del Estado, por lo que es reconocido como "Arquitecto del Estado Costarricense". Además, Carrillo es el responsable de recuperar la soberanía política de Costa Rica al separarla definitivamente de la República Federal de Centroamérica el 14 de noviembre de 1838, y erigirla como un Estado soberano e independiente. Fue declarado Benemérito de la Patria en 1971.

Biografía editar

Vida temprana editar

Braulio Carrillo nació en San Rafael de Oreamuno, el 20 de mayo de 1800. Hijo de Benito Carrillo Vidamartel y María de Jesús Colina Gutiérrez. Hizo sus estudios de Derecho en la Universidad de León en Nicaragua.

Primeros cargos públicos editar

Antes de ser Jefe de Estado, desempeñó varios cargos públicos, entre ellos: Magistrado y Presidente Interino de la Corte Superior de Justicia, y Diputado del Congreso Constitucional de Costa Rica.

Actividades privadas editar

Diputado de la República Federal editar

En 1828 fue elegido Diputado de Costa Rica ante el Congreso de la República Federal de Centro América por un período de dos años, y durante un breve período fue Presidente del Congreso de Costa Rica. En 1834 fue enviado otra vez como representante de Costa Rica al Congreso Federal Centroamericano.

Jefe de Estado editar

El año de 1835 se considera fundamental en el desarrollo del Estado político costarricense, con el ascenso al poder de Braulio Carrillo. Joven sobresaliente como abogado y comerciante, conocedor de la realidad centroamericana por haber sido diputado, presidente de la Asamblea Legislativa, fiscal de la Corte Suprema de Justicia y representante por Costa Rica ante la República Federal, su perfil se encontraba muy por encima de los políticos de su época.[3]

En 1834, el segundo Jefe de Estado de Costa Rica, Rafael de Gallegos, electo en 1833 y quien había promulgado un año después la controvertida "Ley de la Ambulancia", que determinaba que la capital de Costa Rica debía rotar entre las cuatro principales ciudades del Valle Central,[3]​ presentó su renuncia a la Jefatura del Estado. Para substituirlo, el Congreso de la República nombró una serie de jefes de Estado provisorios, que gobernaron sucesivamente unos pocos días: Agustín Gutiérrez y Lizaurzábal (julio-agosto 1834), Juan José Lara Arias (4-17 marzo de 1835) y Juan Manuel Fernández Chacón (18 de marzo a 5 de mayo de 1835). Bajo el gobierno de este último, se realizó una modificación del artículo 38 de la Ley Fundamental del Estado para elegir al Jefe de Estado.

La Asamblea Legislativa decidió convocar a elecciones. En las elecciones de 1935, los candidatos que obtuvieron más votos fueron Braulio Carrillo y Juan José Lara. Sin embargo, ninguno de los dos logró la cantidad requerida de mayoría, por lo que tocó al Congreso dirimir la elección, eligiendo a Carrillo como Jefe de Estado, al haber obtenido mayor cantidad de votos.

Política interior editar

Carrillo concibió el poder como una forma de generar cambios en la vida de los costarricenses.[3]​ Sus medidas se caracterizaron por su radicalidad, contrarias a los localismos y con una fuerte tendencia a la centralización del poder, lo que le generó numerosos adversarios. Los gobiernos de Carrillo se inclinaron por la privatización de la tierra, la persecución de la vagancia, y el reforzamiento del gobierno central, con el consecuente debilitamiento de Iglesia y las municipalidades.[4]​ En esta época, Costa Rica poseía una mentalidad aldeana con una fuerte cultura plebeya heredada de la Colonia, donde se disfrutaba del licor, el baile, el ocio y la vida sexual, con una Iglesia mundana en donde los sacerdotes eran comerciantes, propietarios de terrenos, bebedores de licor, donde las decisiones se tomaban sobre la base de los intereses de los principales acaudalados de cada ciudad, y los localismos asumían una posición política, con un Poder Legislativo poderoso y un Poder Ejecutivo débil.[5]​ Carrillo acordó, con la venia de la Asamblea, la supresión de los feriados, la prohibición de la procesiones y de las ventas callejeras; buscando instaurar un mínimo de orden social y disciplina, firmó una Ley que castigaba la vagancia; promovió el alejamiento de los sacerdotes de la cosa pública y la derogación de la Ley de la Ambulancia en beneficio de San José como capital del país.[3]

Guerra de la Liga editar

 
Luego de ganar la Guerra de la Liga, la ciudad de San José se consolidó como capital definitiva de Costa Rica.

Es precisamente la supresión de esta Ley la que conduce a la segunda guerra civil de Costa Rica, conocida como Guerra de la Liga, la cual será determinante para el inicio de una serie de transformaciones políticas en años subsecuentes. Las ciudades de Alajuela, Cartago y Heredia, partidarias de la Ley de la Ambulancia, formaron una liga cuyo dictador fue Nicolás Ulloa Soto, aunque su creador ideológico fue Joaquín de Iglesias Vidamartel, quien era primo de Carrillo.

Carrillo intentó evitar el enfrentamiento, pero la Liga igual movilizó sus ejércitos. Llevada a cabo entre septiembre y octubre de 1835, la victoria militar de San José sobre Alajuela, Cartago y Heredia permitió la centralización del poder y su fijación definitiva como capital del país, además de que acabó los titubeos y temores en cuanto a la toma de decisiones por parte de los gobernantes.

Victorioso, Carrillo abolió la Ley de la Ambulancia y exilió a los líderes de la Liga. En 1837, creó el ejército y el fuero militar, centrados en San José. La guerra, no obstante, le costó a Carrillo su reelección, obstaculizada por los representantes cartagineses y heredianos, lo que conllevó a su derrota electoral en 1837.

Golpe de Estado de 1837 editar

En febrero de 1837 llegó a su fin el gobierno de Carrillo y la Asamblea llamó a elecciones. El retraso en el conteo de los votos, sin embargo, originó que la Asamblea llamara a ejercer el poder como Jefe Provisorio a Joaquín Mora Fernández, hermano del que había sido primer Jefe de Estado de Costa Rica, Juan Mora Fernández. En abril, el conteo de votos estuvo listo y se determinó como ganador a Manuel Aguilar Chacón, que asumió el 17 de abril.

Dominada por los adversarios de Carrillo, la Asamblea eliminó el decreto que eliminaba la Ley de la Ambulancia y determinó que un Congreso Constituyente debía determinar la situación de la capital. Esto generó gran inquietud entre los josefinos. Más tarde, el gobierno determinó retirar los fueros militares a los josefinos, por lo que un grupo de estos buscó el apoyo de los militares, que propiciaron un golpe de Estado y llevaron a Braulio Carrillo de nuevo al poder, quien asumió el 28 de febrero de 1838.

Decreto de Bases y Garantías y segundo gobierno editar

 
Escudo del Estado de Costa Rica entre 1840 y 1842. Este escudo fue promulgado por Carrillo una vez que separó a Costa Rica de la República Federal de Centroamérica, y suprimido dos años después con su derrocamiento.

El golpe de Estado derogó la Constitución de 1825. En su substitución, surgió el Decreto de Bases y Garantías, texto constitucional promulgado en 1841 en el cual también, además de otorgarle amplios poderes como Jefe de Estado, Carrillo reorganizó la administración de la justicia, reestructuró al país en cinco departamentos (San José, Alajuela, Cartago, Heredia y Guanacaste), administrados por un Jefe Político Superior, y suprimió las municipalidades.[6]

A consecuencia de la Guerra de la Liga, Carrillo tomó una serie de medidas para debilitar los localismos, las cuales fueron consideradas como dictatoriales y fueron minando sus bases sociales de apoyo y generando nuevos resentimientos sociales. La de Carrillo fue la primera dictadura en la historia del país.[4]​ No obstante tener el poder absoluto, el Decreto de Bases y Garantías permitió que el mismo Carrillo autolimitara sus poderes, manifestando que, mediante ese Decreto, se aseguraban las bases y se garantizaba la vuelta del país a la constitucionalidad.

La labor efectuada por Carrillo durante su segundo gobierno se considera vital en la formación del Estado costarricense. En lo militar, dio una demostración de fuerza al suspender el tributo anual dado a los zambos mosquitos, apoyados por los británicos, que era pagado desde 1779 para evitar que atacaran Matina. Sumado a ello, eliminó las fuerzas militares en las otras ciudades del Valle Central, concentrando al ejército y los pertrechos en San José. No pudo, sin embargo, evitar la ocupación de Bocas del Toro de 1836 por parte de la República de Nueva Granada, sin embargo, utilizó este hecho como una razón más para separar al país de la República Federal de Centroamérica, al no haber ninguna reacción de aquella para apoyar a Costa Rica.

En lo económico, dio estímulos a la producción y el comercio, impulsando decididamente el proceso de privatización de la propiedad y la actividad cafetalera, lo que posteriormente permitió vincular a Costa Rica con el mercado mundial. Además, construyó un camino desde Paraíso de Cartago hasta Moín (el llamado Camino de Carrillo), lo que permitió conectar el Valle Central con el Caribe costarricense. Convirtió la ciudad de Puntarenas en el principal puerto comercial de Costa Rica en el Océano Pacífico. Carrillo creó el primer arancel de aduanas del país, además del Reglamento General para la Hacienda Pública, centralizando de esa forma las finanzas del Estado. En lo jurídico, realizó una obra fundamental al crear los primeros códigos Civil, Penal y de Procedimientos. Su obra monumental le ha valido el título histórico de "Arquitecto del Estado Costarricense".[3]

Política exterior editar

Costa Rica se separa de la República Federal editar

Carrillo es el responsable de recuperar la soberanía política de Costa Rica al separarla definitivamente de la República Federal de Centroamérica el 14 de noviembre de 1838, y erigirla como un Estado soberano e independiente.

En 1838, el estado de la República Federal era caótico. El 30 de abril, Nicaragua se separó, y el 30 de mayo, el Congreso Federal autorizó a los Estados a separarse y organizarse por sí mismo mientras la República se estructuraba. Esto abrió las puertas y permitió que Honduras se separara en octubre, y Costa Rica más tarde, en noviembre.

Entre 1838 y 1848, la República Federal solamente existió en el papel, y para efectos prácticos, todos los Estados eran independientes, sin embargo, la representatividad de los mismos en el exterior continuaba siendo potestad de la República. Esto trajo como consecuencia una serie de abusos por parte de la potencia hegemónica de la época, Gran Bretaña. Ante esto, Carrillo decidió entablar conversaciones con el cónsul británico en Guatemala, destinadas a pagar la parte de la deuda de la República Federal que correspondía a Costa Rica.

De esta forma, la producción de tabaco de Costa Rica de los dos años siguientes se dedicó a pagar la deuda, que fue reconocida por Gran Bretaña dos años y medio después. De esta forma, Carrillo previno que Costa Rica fuera atacada por fuerzas británicas con el pretexto de exigir el pago de la deuda. Con esto, también, hizo imposible que Costa Rica volviera a pertenecer a la República Federal, pues el gobierno británico manifestó que, de hacerlo, Costa Rica volvía a hacerse copartícipe de la deuda no saldada de los otros estados centroamericanos.

Derrocamiento por Morazán y muerte editar

Pero las medidas tomadas por Carrillo en pro de consolidar la formación del Estado costarricense le van a costar un importante precio político, pues crearon un clima adverso a su gestión. No existía en esa época en Costa Rica un sentimiento de pertenencia nacional y los adversarios de Carrillo se sumaban, en especial luego de que sus medidas de disciplina, trabajo y orden golpearan la cultura plebeya de la población general.[3]​ Un sector de sus antiguos aliados josefinos vino a ver con agrado separarlo del poder, aprovechando que uno de los artículos de la Ley de Bases y Garantías promulgaba la concentración de todos los poderes en el Jefe de Estado, declarado a su vez inamovible y no sujeto a responsabilidad. Es así como, tras la decisiva derrota de las fuerzas federalistas en Guatemala en 1840, el general hondureño Francisco Morazán desembarcó en Caldera en 1842 con un ejército. Apoyado por oficiales que se suponían leales a Carrillo, este fue depuesto y exiliado a El Salvador, donde murió asesinado tres años después.[4]

Anexo:Parques, plazas y jardines de San José, Costa Rica editar

Parques y jardines editar

Año Nombre Superficie Ubicación Descripción Foto
1873 Parque Metropolitano La Sabana 72 ha  
Parque Central  
1887 Parque Morazán  
Parque Nacional  
1920 Parque España  
1894 Parque Braulio Carrillo o Parque de La Merced  
2002 Parque Okayama San Francisco de Dos Ríos  
1989 Parque de la Paz 7709 Desamparados  
Parque del Este
1916 Parque Zoológico Simón Bolivar 2.5 ha Barrio Otoya
Parque Jardín de Paz Paseo de las Damas  
1964 Parque Jardín de Francia Barrio Escalante
Parque de Barrio México Barrio México
Parque Italia

Plazas editar

Año Nombre Superficie Ubicación Descripción Foto
Plaza de la Democracia
Plaza de la Cultura
Plaza de las Garantías Sociales
Plaza de las Artes
Plaza Artigas
Plaza de la Justicia
Plaza Juan Mora Fernández
Plaza de la Libertad Electoral
Plaza Isabel La Católica

Biografía de Edgar Zúñiga editar

Edgar Zúñiga Jiménez (Alajuela, Costa Rica, 9 de diciembre de 1950) es un artista plástico costarricense, principalmente reconocido por su escultura.

Biografía editar

Hijo del también escultor y maestro imaginero Manuel María Zúñiga Rodríguez y de Consuelo Jiménez López, creció con numerosos hermanos en un hogar de escultores, siendo el más afamado Francisco Zúñiga. Cursó la primaria en la Escuela República de Guatemala y la secundaria en el Instituto de Alajuela y el Colegio Nocturno de Alajuela. A los 16 años inició su instrucción como aprendiz de escultor en el taller de su padre, en donde realiza sus primeras obras en solitario, principalmente imágenes religiosas (Cristo Resucitado, 7m realizado en fibra de vidrio con estructura de hierro, en Ciudad Quesada; La Virgen de las Rocas en Atenas; La santísima Trinidad, 2.5 m en fibra de vidrio, Iglesia de Carrillo de Poás).

Ingresó a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica en 1968, que abandonó a los pocos meses. Se dedica al aprendizaje autodidacta en su propia taller en Alajuela, lo que le permitió desarrollar la experimentación con múltiples técnicas y materiales. Contrae matrimonio en 1973 con Rosibel Salas Araya, con quien procrea 4 hijos. En 1980 realiza su primera exposición colectiva con otros artistas en el Museo Histórico Cultural Juan Santamaría de Alajuela. Su segunda exposición colectiva es al año siguiente en el Museo de Arte Costarricense. A partir de 1985, monta un taller con su hermano Franklin, también escultor, y se dedican a trabajar obras figurativas en bronce, con influencias variadas de escultores como Miguel Angel, Rodin y su propio hermano Francisco.

Durante la década de los 90 participa de diversos simposios a nivel internacional en varios países (Paraguay, Israel, Estados Unidos, México, Brasil, Alemania y Francia), que le permite ampliar su perspectiva artística al entrar en contacto con la obra de otros artistas. En 1995 es nombrado director de COMAP (Consejo Mundial de Artistas Plásticos con sede en México), y organiza desde allí el Primer Encuentro de Centroamericano, México y el Caribe de Artistas Plásticos realizado en Costa Rica. En este periodo inicia sus trabajos en madera, montando una exposición individual llamada Historias de un pueblo en la Galería Nacional del Centro Costarricense de la Ciencia y la Cultura.

En la actualidad, Zúñiga se dedica a la creación de varios proyectos de escultura urbana tanto en el extranjero como en Costa Rica, con la utilización de variados elementos como el hierro y el acero inoxidable, con obras ubicadas principalmente al aire libre.

Premios y exposiciones editar

Edgar Zúñiga ha ganado 22 premios nacionales e internacionales, ha participado en 10 concursos internacionales de escultura, 20 simposios de escultura internacional y ha realizado más de 37 exposiciones individuales y colectivas de escultura en Costa Rica y en el extranjero, además de 7 exposiciones de pintura. Ha organizado 5 Simposios Internacionales de Escultura, 1 Nacional y 1 Encuentro Internacional de Artistas Plásticos.

Obras destacadas editar

Obras suyas se encuentran en varios museos de arte como Museo Nichisawua (Toluca, México), Museo de Arte de las Américas (OEA, Washington,USA), Centro Cultural y Museo de Arte Latinoamericano (Seúl, Corea) y Museo de Escultura Contemporánea Parque Tokiwa (Ciudad de UBE, Yamaguchi, Japón); Museo de Arte Costarricense (Costa Rica), Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (Costa Rica), Museo al Aire Libre de Arte Contemporáneo (Costa [Rica), y en varias colecciones privadas.

Dentro de su diversificada y abundante obra, ha instalado más de 55 esculturas de gran formato, de las cuales 14 son monumentos conmemorativos, en países como: Costa Rica, México, Alemania, Francia, Israel, Estados Unidos, Brasil, Paraguay, Argentina, Italia, Chile, Tailandia, Japón y Canadá. Así mismo 5 esculturas efímeras en nieve, en Québec, Montreal (Canadá) y Milwaukee (Estados Unidos).

En Costa Rica, es el artista responsable de varias obras monumentales conmemorativas, entre las que destacan el Monumento a la Conmemoración de la Gesta Histórica de 1919 (resina, 2016, Paseo de los Estudiantes, San José), Monumento Bomberos por Siempre (hierro forjado, San José, 2000), Monumento al poeta Jorge Debravo (bronce, hierro forjado y piedra, 2005, Turrialba), Monumento al expresidente Tomás Guardia (bronce y acero, Alajuela, 2013), Monumento a Alejandro Morera Soto (resina, piedra, hierro esmaltado, Alajuela, 2017), Monumento al Padre Benjamín Núñez (hierro forjado, San José, 1996), Monumento a los 10 mandamientos (10 columnas de acero con figuración en cerámica, 2012, Asamblea Legislativa de Costa Rica, San José), Monumento al Barrendero (bronce, Parque Central de San José), entre otros.

Referencias editar

Cultura de Costa Rica editar

Arte precolombino editar

Las culturas indígenas de Costa Rica produjeron gran abundancia y diversidad artística durante la época precolombina. Las sociedades autóctonas produjeron sofisticadas obras de arte por medio de diferentes técnicas y materiales en la cerámica, la lítica, el jade, el oro, la concha, el hueso, etc, expresando sus conceptos con gran realismo, desde formas geométricas y diseños abstractos hasta formas zoomorfas y antropomorfas. Por su condición ístmica, el arte precolombino costarricense incorporó elementos mesoamericanos y suramericanos a su propio desarrollo autóctono, pero también crearon su propio estilo con sus cánones, utilizando como tema su propia cosmogonía, inspirada en el entorno ecológico, en una relación armoniosa con la naturaleza.

Basándose en criterios geográficos y culturales, en el territorio de Costa Rica existieron tres culturas precolombinas principales:

Arquitectura editar

Costa Rica presenta hallazgos arqueológicos que confirman asentamientos humanos de por lo menos 12.000 años de antigüedad. Durante el periodo precolombino, las culturas prehispánicas construyeron complejos habitacionales diversos, utilizando la madera y la piedra como principales materiales. Uno de los más destacados es el Monumento Nacional Guayabo. Con un área de más de 250 hectáreas, montículos, espacios para uso ceremonial, doméstico y funerario, plazas, acueductos y calzadas de cientos de kilómetros conectando las principales rutas de comercio, vestigios de una civilización que floreció entre los años 1.500 a. C. al 1400 d. C., Guayabo fue declarado Patrimonio Mundial de la Ingeniería por la Sociedad Americana de Ingeniería Civil (American Society of Civil Engineers, ASCE.) en 2009.

Historieta editar

Artes escénicas editar

Música editar

Teatro editar

Danza y ballet clásico editar

Cine editar

Literatura editar

Gastronomía editar

Bibliografías para usar más adelante editar

  1. Quesada Soto, 2008, p. 31-146
  2. Los discretos masones El Financiero. 25 de junio de 2000
  3. a b c d e f Botey Sobrado, 2002, p. 242-248
  4. a b c Molina y Palmer, 2011, p. 55-57
  5. Botey Sobrado, 2002, p. 232
  6. Díaz Arias, 2005, p. 27-31