Discusión:Castilla/borrador2

Este artículo es sobre la región histórica de Castilla. Para otros significados, véase Castilla (desambiguación)

Castilla es el nombre de una región histórica española, que, en tanto que realidad cultural y humana, conceptualmente también se interpreta en plano antropológico para designar un territorio con rasgos culturales bien definidos, que ha ido evolucionado históricamente entorno a los territorios que lo rodean, conformando un conjunto de rasgos y tradiciones bien definidos que han perdurado a las diferentes divisiones político-administrativas que han surgido con el tiempo, por encima también de las diferencias históricas.

La primitiva Castilla surgió durante la Reconquista en las cabeceras del Ebro ante el empuje de cántabros y vascones. Dependiendo de los autores y las épocas, se considera compuesto de territorios diferentes. La evolución histórica hace aún más imprecisos sus componentes: el Reino de Castilla fue en un primer momento un condado dependiente del Reino de León, que finalmente se separó de este, y posteriormente formó parte, junto a otros reinos, de la Corona de Castilla.


Etimología editar

Basándonos en la existencia de una Castilla primigenia, la etimología de "Castilla" hace mención a los castillos como alusión a los nacidos al calor de la Reconquista, si bien los historiadores árabes la denominaba Nal-Qila y su nombre aparece justificado como tierra sembrada de castillos.


Historia editar

Castilla nació testimonialmente el 15 de septiembre del 800 en el hoy desaparecido monasterio de San Emeterio de Taranco de Mena, situado en el valle de Mena, en el norte de la actual provincia de Burgos. El nombre de Castilla aparece en un documento notarial por el que el abad Vitulo donaba unos terrenos. En ese documento aparece escrito «Bardulia quae nunc vocatur Castella» (Bardulia que desde ahora llamaremos Castilla). También hay que tener en cuenta la antiquísima documentación del obispado de Valpuesta, monasterio de la provincia de Burgos (804-1087), donde en sus viejos cartularios comienzan a redactarse palabras en el naciente romance castellano (futuro idioma castellano o español). La creencia popular dice que el nombre de Castilla proviene de la gran cantidad de castillos o fortalezas que había en estas tierras; sin embargo, el nombre puede tener otro origen.

Años más tarde se consolidaría como entidad política autónoma, aunque permaneciendo como condado vasallo del Reino de León. Esta tierra estaba habitada mayoritariamente por habitantes de origen cántabro y vasco con un dialecto romance propio, el castellano, y unas leyes diferenciadas, basadas en el libre albedrío, y administradas, según la tradición, por jueces populares, en contraste con el Fuero Juzgo romano-visigótico vigente en el reino leonés.

En el año 932 el condado de Castilla se independizó de facto de León con el conde Fernán González, siendo el primer rey de Castilla Fernando I. En el año 1037 muere Bermudo III, rey de León, en la batalla de Tamarón, mientras luchaba contra su cuñado, Fernando I. Al morir en 1037 sin descendencia Vermudo III, su cuñado consideró que era el sucesor y, por lo tanto, pasó a regir ambos reinos. En el año 1054 Fernando I luchó contra su hermano, García Sánchez III de Nájera, rey de Navarra, en la Batalla de Atapuerca, muriendo también el monarca navarro y anexionándose entre otras la comarca de los montes de Oca, cerca de la ciudad de Burgos.

A la muerte de Fernando I, ocurrida en 1065, los reinos son repartidos entre sus hijos, siendo para Sancho II el de Castilla y para Alfonso VI el de León. Sancho II es asesinado en 1072 y su hermano accede al trono de Castilla (siglos después los románticos inventaron el famoso juramento que tomó El Cid a Alfonso VI en Santa Gadea de Burgos, basado en la la inocencia o no del Monarca Leonés acerca del asesinato de su hermano). El que la misma persona rigiera en ambos reinos es un hecho que se mantendría durante varias generaciones.

A su muerte le sucedió en el trono su hija, Urraca. Esta se casó, en segundas nupcias, con Alfonso I de Aragón, pero al no lograr regir ambos reinos, y debido a los grandes enfrentamientos de clases entre ellos, Alfonso I repudió a Urraca en 1114, lo que agudizó los enfrentamientios. Si bien el papa Pascual II anuló el matrimonio anteriormente, ellos siguieron juntos hasta esa fecha. Urraca también tuvo que enfrentarse a su hijo, Rey de Galicia, para hacer valer sus derechos sobre ese reino, y a su muerte el mismo hijo le sucede como Alfonso VII, fruto de su primer matrimonio. Alfonso VII consiguió anexionarse tierras de los reinos de Navarra y Aragón (debido a la debilidad de estos reinos causados por su secesión a la muerte de Alfonso I de Aragón). Renuncia a su derecho a la conquista de la costa mediterránea a favor de la nueva unión de Aragón con el Condado de Barcelona (Petronila y Ramón Berenguer IV).

En su testamento vuelve a la tradición real de distintos monarcas para cada reino. Fernando II será rey de León, y Sancho III, rey de Castilla

En 1217 Fernando III el Santo recibió de su madre Berenguela el Reino de Castilla y de su padre Alfonso IX en 1230 el de León. Asimismo, aprovechó el declive del imperio almohade para conquistar el valle del Guadalquivir mientras que su hijo Alfonso tomaba el Reino de Murcia. Las Cortes de León y Castilla se fundieron, momento el que se considera que surge la Corona de Castilla, formada por los reinos de Castilla, León, Toledo y el resto de reinos taifas y señoríos conquistados a los árabes. Estos reinos conservaron instituciones y legislación diferenciadas. Por ejemplo, en los reinos de Galicia, León y Toledo se aplicaba un derecho de raíz romano-visigótica, diferente a la legislación basada principalmente en la costumbre que existía en el Reino de Castilla.


Delimitación Geográfica editar

Varias circunstancias complican la delimitación actual de los territorios que debieran considerarse castellanos:

  • El proceso histórico de expansión de Castilla durante la reconquista, en seguida saca a Castilla de su región geográfica original, de manera que en adelante Castilla será siempre plurirregional geográficamente hablando.
  • Exceptuando ese primer momento, Castilla nunca ha coincidido con los límites de ninguna de las entidades político-administrativas a las que ha estado adscrita. Así, ya el condado de Castilla aparece fuertemente vinculado al condado de Álava (que a la sazón incluía la mayor parte de la actual provincia de Vizcaya). El Reino de Castilla, incluirá las actuales Provincias Vascongadas tras la incorporación al reino de Guipúzcoa en tiempos de Alfonso VIII. Conquistada Toledo(año 1085), sus tierras se incorporan también al Reino de Castilla, si bien conservarán la denominación de Reino de Toledo. La denominada Corona de Castilla surge de la unión entre el Reino de Castilla y el Reino de León (cuyo rey lo es también de Galicia).
  • Las sucesivas uniones y separaciones entre León y Castilla durante la Edad Media hasta la unión definitiva en el año 1230 (bajo la figura de Fernando III), tampoco permiten precisar de manera clara los límites entre ambos territorios.
  • El idioma originario de Castilla, el castellano, se extendió rápidamente por toda la península Ibérica, fue adoptado por la corona española y llegará a ser la lengua del imperio español. Hoy en día esta lengua se denomina de manera indistinta castellano o español.
  • La actual configuración autonómica de España, por un lado presenta dos comunidades autónomas que incluyen el nombre de Castilla (Castilla-La Mancha y Castilla y León). Por otro lado, dos provincias tradicionalmente consideradas parte de Castilla la Vieja, Santander y Logroño, se constituyeron en comunidades autónomas uniprovinciales, Cantabria y La Rioja respectivamente, y rechazan, por lo general, su identificación con Castilla. También Madrid, tradicionalmente incluida en Castilla la Nueva, se constituyó en comunidad autónoma.


Las circunstancias anteriormente expuestas provocan que existan diferentes opiniones acerca de los territorios que cabe considerar castellanos. De las distintas concepciones de lo castellano han surgido distintas teorías de Castilla.

Castilla la Vieja y Castilla La Nueva editar

La división tradicional de España en regiones ha venido contemplado dos con los nombres de Castilla la Vieja y Castilla La Nueva. Ambas marcarían, conforme a esta división, los límites de Castilla.

Castilla la Vieja estaba formada por los territorios comprendidos por las provincias de Santander, Burgos, Logroño, Soria, Segovia y Ávila. Mientras que la adscripción de Palencia y Valladolid a Castilla la Vieja ha fluctuado con su adscripción a la región denominada Reino de León, lo cual es consecuente con la propia fluctuación de límites entre los reinos de Castilla y León en estas tierras. Esta división mantiene, en cualquier caso la diferenciación de la región de León respecto a Castilla.

Castilla la Nueva por otro lado, estaba formada por los territorios comprendidos en las provincias de Madrid, Guadalajara, Toledo, Ciudad Real y Cuenca.

La formalización de estas regiones tiene lugar por primera vez en el año 1833 al tiempo que se define la división provincial de España. Los nombres de Castilla la Vieja y Castilla la Nueva sin embargo, se venían utilizando ya al menos desde el siglo XVI, en sustitución de otros empleados hasta entonces: Castilla, Reino de Toledo y Extremaduras, al tiempo que progresivamente se va fijando el límite entre ambas regiones en la Cordillera Central.

Esta división se correspondería, en buena medida, con la configuración del Reino de Castilla en tiempos de Alfonso VIII, antes por lo tanto de su unión definitiva con el Reino de León, salvedad hecha de los territorios de las actuales Provincias Vascongadas integrados en el reino.

Es preciso señalar que la división de 1833 significó que territorios hasta entonces parte de Castilla, como las comarcas de Requena y Utiel, fueran integradas en provincias sin relación con Castilla. Del mismo modo, se integraron en provincias castellanas territorios como el condado de Treviño o el Valle de Villaverde, enclavados en las Provincias Vascongadas, al tratarse de territorios nobiliarios que se integraron en las provincias de régimen común más próximas, al ser Vizcaya y Álava territorios forales.

Gran región Castellana editar

Es frecuente la identificación de Castilla con el centro peninsular, de modo que el territorio castellano estaría aproximadamente delimitado por las submesetas norte y sur, además de por las provincias de Cantabria y La Rioja, que son por lo general, incluidas por considerarse territorios origen o matriz de Castilla. Trasladado a territorios de la España autónomica actual, esto incluiría las comunidades autónomas de Cantabria, Castilla y León, La Rioja, Madrid y Castilla-La Mancha.

Conforme a esta visión, todos estos territorios formarían una unidad histórica y mantendrían fuertes lazos sociales y culturales, con independencia de las distintas entidades políticas que configuraban este territorio en la Edad Media o de las entidades en que está dividido en la actualidad. De acuerdo también a estas tesis, las diferencias entre León y Castilla fueron desapareciendo ya en tiempos medievales y todo el espacio intramontañoso al norte de la Cordillera Central ha sido percibido como una unidad desde por lo menos comienzos del siglo XVI y nombrado frecuentemente como Castilla la Vieja, sin perjuicio de la existencia de una tradición erudita que siempre ha diferenciado entre León y Castilla[1]

Atendiendo a criterios históricos, otros autores incluyen también las comarcas de Utiel y Requena, actualmente dentro de Valencia (a la que se unieron tras la división territorial de 1833) o las de Plasencia (actualmente en Cáceres), y la zona Sierra de Béjar (Salamanca), pertenecientes todos ellos al reino medieval de Castilla, aunque Béjar fue originariamente leonesa.

Por otra parte, hay que señalar que las provincias de Valladolid y Palencia, si bien asignadas en 1833 a Castilla la Vieja, pasaron en 1855 a la región del Reino de León. Además la comarca del Barco de Ávila (antiguamente Barco de Tormes) integrada en 1833 a la provincia de Salamanca, había formado parte anteriormente del Reino de Castilla (concretamente de la Comunidad de Villa y Tierra de Ávila).

Con frecuencia se alude al movimiento de Las Comunidades, como momento histórico en el que se pone de manifiesto la existencia de esta concepción común de Castilla y lo castellano. Aunque minoritarias, también existen opiniones que extienden esta visión de Castilla hasta abarcar otros territorios de la Corona de Castilla, tales como Extremadura, Murcia o incluso Andalucía.

Castilla la Vieja editar

En 1918, el segoviano Luis Carretero Nieva publicó el libro "La Cuestión Regional de Castilla la Vieja. El Regionalismo Castellano". En él, afirma la identidad de Castilla la Vieja frente al Reino de León e identifica la genuina Castilla histórica con una Castilla la Vieja que comprende únicamente las provincias de Santander, Burgos, Logroño, Soria, Segovia y Ávila.

Es preciso señalar, que posteriores escritos de éste mismo autor y de sus seguidores ampliarán está visión de Castilla para incluir en ella territorios al sur de la cordillera central, según se explica en el siguiente epígrafe.

La Castilla foral editar

De acuerdo a la opinión de autores como Luis Carretero Nieva, su hijo Anselmo Carretero y sus seguidores, cabe señalar la existencia a lo largo de la historia de Castilla y del pueblo castellano, más allá de las entidades políticas (reino o corona) en las que se ha incluido. De acuerdo a esta hipótesis, la originalidad del pueblo castellano reside en su organización jurídica de carácter foral, diferente a la del Reino de León y la demarcación territorial de la Castilla genuina habría que trazarla mediante la búsqueda de las entidades jurídicas características del pueblo castellano en el medievo.

Según estos autores, atendiendo a esta organización jurídica cabría distinguir en el ámbito castellano dos bloques territoriales que corresponden a momentos históricos diferentes durante la reconquista: de un lado, al norte, tendríamos los territorios comprendidos en el antiguo condado castellano, organizado en merindades dónde abundarían las behetrías y las aldeas de hombres libres. De otra parte, al sur del Duero, se extiende la Extremadura castellana cuya forma de organización jurídica más destacada es la Comunidad de Villa y Tierra.

La traslación del territorio castellano así resultante al mapa actual se complica por cuanto no suele coincidir con los límites provinciales actuales (debido a la división de 1833), si bien grosso modo se podría hacero corresponder con las provincias de Castilla la Vieja (Santander (sin la Liébana), Burgos, Logroño, Soria, Segovia y Ávila y los territorios al este del Pisuerga de las provincias de Palencia y Valladolid, por haber pertenecido los territorios de la otra orilla al Reino de León) y con los territorios al sur de la cordillera central que corresponde a las actuales provincias de Madrid, Guadalajara y las serranías de Cuenca.

Varios son los pilares en los que sus defensores fundamentan esta concepción de Castilla:

  • Diferenciación clara entre León y Castilla. Más aún: afirmación de Castilla frente a León. Se destaca la raíz autóctona vasco-cántabra de la primitiva Castilla, a la que cabría atribuir una condición más popular y libre enfrentada a lo señorial del reino leonés. Se presenta a los condes castellanos como valedores del derecho foral castellano, basado en el uso y costumbre frente a las estructuras jurídicas del imperio leonés, de tradición neogótica.
  • Presentación de la Comunidad de Villa y Tierra, a la que consideran como la continuación histórica natural de las behetrías características de la Castilla norteña, como la institución jurídica característica y peculiar de la Extremadura castellana. Se convierte así esta institución en un elemento delimitador de lo castellano sin perjuicio de admitir la existencia de zonas de transición y su presencia ocasional en otros territorios. Se afirma también también la importancia de estas mismas formas de organización jurídica en Aragón, a cuyo proceso repoblador se atribuye una misma raíz autóctona.
  • Diferenciación, en función de esta organización jurídica, entre Castilla y La Mancha o más concretamente con el denominado País Toledano-Manchego (término acuñado por Anselmo Carretero para hacer referencia a las zonas no consideradas castellanas de Castilla la Nueva y que corresponderían básicamente con Toledo y La Mancha).
  • Estructura descentralizada del territorio castellano. Se atribuye así un carácter casi federal a la organización de los pueblos castellanos, a quienes por encima de la Comunidad de Villa y Tierra sólo une la figura del rey, sin que tan siquiera pueda hablarse propiamente de una capital (Burgos podía serlo sólo a título honorífico: Cabeza de Castilla).
  • Negación de la hegemonía de Castilla en el conjunto de España tras la unión de los reinos de Castilla y León. Contrariamente a esta afirmación muy extendida, se subraya que a raíz de la unión con León comienza la decadencia de las instituciones castellanas y acaba por imponerse el derecho y las estructuras políticas del reino leonés.

Castilla y León editar

De acuerdo a esta idea todo el territorio de la meseta al norte de la cordillera central, sería el que cabría considerar castellano en un sentido estricto. La denominación de Castilla la Vieja que en ocasiones se ha aplicado a este territorio, vendría a ser reflejo de lo que se considera Castilla por antonomasia.

Esta visión de Castilla, ha sido probablemente reforzada a raíz de la formación de la actual autonomía de Castilla y León, de modo que es frecuente escuchar el apelativo "castellano" referido a cualesquiera territorios de esta comunidad, apelativo que frecuentemente alterna con el de "castellano-leonés".

Una de las convergencias que se da entre los escritores de la Generación del 98 es la descripción de una Castilla en la que centran sus poemas y ensayos. Estos escritores identifican Castilla completamente con la meseta, cuya geografía es el espejo en el que miran el pasado y explican la presente decadencia de la nación entera.

Surge así un concepto de Castilla más paisajístico y geográfico que histórico, que ha calado hondo en la sociedad española, de modo que en lo sucesivo, al menos entre gente de una formación cultural media, la palabra Castilla evocará "grandes y pardas llanuras" e "infinitos horizontes". Probablemente este concepto de lo castellano esté aún más presente en las regiones de la periferia peninsular.

Geografía física editar

Obviamente, no es posible una descripción de la geografía física de Castilla, sin decantarse antes por una concepción particular de lo castellano. Por lo tanto, para un estudio de la geografía física de Castilla habremos de referirnos a cada uno de ellos. Cabe aquí, sin embargo, realizar algunas consideraciones de carácter general.

Debe señalar, en primer lugar, que la imagen de una Castilla llana y árida, aludida según se ha mencionado, de modo recurrente por los escritores de la Generación del 98, encuentra su identificación geográfica principalmente en los espacios de Tierra de Campos y en La Mancha. También ha de tenerse en cuenta que la identificación de Castilla con la meseta que realizan estos autores les lleva en ocasiones a describir paisajes meseteños no castellanos (como los extremeños). En cambio, el espacio físico del resto de territorios que de acuerdo a unas u otras teorías cabría considerar castellanos, presenta un paisaje que por lo general se aleja de esta visión tópica.

Es frecuente también la alusión al Duero, como el río vertebrador de Castilla, y en efecto éste es el caso cuando se habla de Castilla y León, comunidad autónoma asentada geográficamente sobre la cuenca del Duero, con únicamente la parte más septentrional (montañas de León y Palencia y norte de Burgos) como excepción.

La concepción de Castilla del regionalismo castellano (Castilla foral) da lugar a un país dónde se incluye La Montaña y que aparece vertebrado por los sistemas Ibérico y Central, lo que descubre una imagen radicalmente opuesta a la de la Castilla del 98.


Deporte Castellano editar

Bibliografía editar

  • Carretero y Jiménez, Anselmo.La personalidad de Castilla en el conjunto de Pueblos hispánicos. San Sebastián, Hyspamérica, 1977.
  • Fernández Díez, Gregorio. El Valor de Castilla. Ávila, 1926
  • García Fernández, Jesús. Castilla (Entre la percepción del espacio y la tradición erudita). Madrid, Espasa-Calpe, 1981.
  • Mañueco, Juan Pablo. Las raíces de un Pueblo: aproximación al hecho nacional castellano. Mostoles, Riodelaire, 1983.
  • Maravall, José Antonio. Las comunidades de Castilla : una primera revolución moderna. Alianza, 1981
  • Sorel, Andrés. Castilla como agonía. Castilla como esperanza. Editorial Ámbito, 1985.

Véase también editar


  1. García Fernández, Jesús.Castilla (Entre la percepción del espacio y tradición erudita). Madrid, Espasa-Calpe, 1981
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