Retablo de Santa Eufemia (Catedral de Orense)

Obra de Francisco de Castro Canseco (c. 1720)

El retablo de Santa Eufemia es una obra realizada por Francisco de Castro Canseco hacia 1720. Está ubicado en la Catedral de Orense (Galicia, España).

Retablo de Santa Eufemia
Autor Francisco de Castro Canseco
Creación c. 1720
Ubicación Catedral de Orense (Galicia, España)
Estilo rococó
Material madera policromada y dorada

Historia

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Deambulatorio

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La construcción del deambulatorio de la seo, en cuyo extremo sur se encuentra el retablo, supuso la modificación del triple ábside original del testero, obra imprescindible para la yuxtaposición de esta área del templo. El principal cometido de dicha labor fue la instalación de una serie de capillas así como de ventanales en la sección superior para dotar de iluminación a la girola, todo ello acorde a la traza de Simón de Monesterio, cuya muerte en 1624 supuso la paralización de las obras, las cuales serían retomadas en 1626 por los maestros Alonso Rodríguez, Gonzalo Baquero, Juan de Solaeza y Andrés Lorenzo, concluyendo entre 1630 y 1633 con Pedro Gómez de la Sierra y Rodrigo de la Hoz.[1]: 43  Esta labor, además de variar por completo la primitiva planta de la catedral y de provocar la total e irreparable destrucción de la antigua cabecera (pérdida lamentada por Manuel Sánchez Arteaga), no buscó armonizar la arquitectura manierista con la románica original de los siglos xii y xiii.[2]: 101  Inicialmente estaba proyectada la construcción en esta parte de un pequeño recinto circunvalado, destinado a atrio o claustro, que se iba a extender un poco más allá de la cabecera; este espacio recibía el nombre del santo patrón de la seo, San Martín, y en él fueron sepultados numerosos prebendados, varios de los cuales contaban con monumentos o sarcófagos, albergando el resto simples lápidas con inscripciones.[2]: 102 

En el cabildo celebrado el 15 de junio de 1615 se acordó la construcción del deambulatorio, disponiéndose cédulas en todas las partes donde hubiese oficiales con el fin de que fuesen convocados para ajustar la obra. El 18 de mayo de 1618, ante el escribano Gregorio López de Cárdenas, se otorgó la escritura de contrato entre el cabildo y Monesterio, fijándose el precio en 7400 ducados. Las obras comenzaron en 1620, año en que fueron demolidas las capillas absidales menores, dedicadas la del norte a los santos Facundo y Primitivo (anteriormente al papa San Eleuterio) y la del sur a Santa Eufemia, la cual fungía como parroquia y fue en consecuencia trasladada a la Capilla de San Juan,[nota 1]​ si bien las reliquias de la mártir permanecieron en el sarcófago original, situado en el paramento exterior sur de la capilla mayor, frente a la sacristía, mientras que las reliquias de los santos Facundo y Primitivo se dejaron en los lucillos correspondientes: uno en lo alto del muro situado junto a la puerta lateral norte de la capilla mayor y el otro en el paramento exterior sur de la Capilla del Santo Cristo (los restos de los tres mártires serían trasladados el 23 de junio de 1720 a su emplazamiento actual por disposición del obispo Juan Muñoz de la Cueva).[2]: 102 [nota 2]​ Cinco de las siete capillas de la girola fueron levantadas siguiendo un mismo diseño, motivo por el que arquitectónicamente son idénticas y tan solo se diferencian en la decoración; las otras dos, ubicadas en los extremos y dedicadas respectivamente a San José (antes a la Anunciación) y a San Antonio, constituyen realmente arcosolios, motivo por el que son diferentes de las cinco capillas restantes además de poseer unas dimensiones mucho menores.

Retablo

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Transparente de la sección del deambulatorio.
 
Transparente de la sección de la capilla mayor.

Para fechar el retablo resultan de vital importancia las cuentas de fábrica de la catedral de comienzos del siglo xviii, hechas públicas en 1932 por José Couselo Bouzas: «En las cuentas de Fábrica de la catedral de 1716 se consignan 7236 reales para cuenta de los dos retablos de la capilla mayor dedicados a los Santos Mártires; y en las de 1717-18, 4774, resto de los 12 000 en que fueron ajustados los retablos de San Facundo y Primitivo. En las de 1718-19 hay una data de 1300 reales por la hechura del altar de la Resurrección; y en la misma fecha aparece hecho el de Santa Eufemia».[3]: 260  El retablo de Santa Eufemia forma pareja con otro retablo dedicado a los santos Facundo y Primitivo, el cual se halla en la cara norte del deambulatorio, ubicándose el de Santa Eufemia en el lado opuesto, directamente frente a la Capilla de San Antonio. Inicialmente se podría pensar que cuando Couselo menciona los dos retablos «dedicados a los Santos Mártires» se está refiriendo a estos dos; no obstante, Couselo indica que los retablos están en la capilla mayor, de modo que las estructuras a las que estaría haciendo alusión serían realmente los dos retablos de idéntica advocación presentes a los lados del retablo mayor, unidos a los retablos ubicados en el deambulatorio a través de los muros de dicha capilla, donde en una oquedad se hallan sendas urnas con las reliquias de los tres mártires, tratándose tanto el retablo de los santos Facundo y Primitivo como el de Santa Eufemia en realidad de retablos relicario con dos partes visibles, una desde la capilla mayor y otra desde el deambulatorio. Sin embargo, el hecho de que Couselo haga referencia a los dos retablos de la capilla mayor como «dedicados a los Santos Mártires» sugiere también la posibilidad de que estuviese aludiendo solo al retablo de los santos Facundo y Primitivo, tanto a la sección de la capilla mayor como a la del deambulatorio, puesto que la suma de 7236 reales y 4774 reales da como resultado 12 010 reales, cifra que salvo por 10 reales se corresponde con la suma que costó el retablo de los santos Facundo y Primitivo.[nota 3]​ No obstante, Concepción Caramés González afirma que esos 12 000 reales (200 doblones de a dos escudos) corresponden exclusivamente a las secciones de la capilla mayor,[4]: 175  de modo que la cantidad pagada por las secciones del deambulatorio permanece como una incógnita, aunque pudieron haber costado una suma similar.

Resulta complejo por ende determinar tanto el precio como la fecha de ejecución ya que no queda claro en qué año o años fue realizado; pese a que en los libros de fábrica se indica 1716 como la data del pago a cuenta de 7236 reales en concepto de los dos retablos de la capilla mayor, este dato resulta confuso debido al pago posterior de 4774 reales, en el que se estaría dando a entender que estos retablos se corresponden únicamente con los de los santos Facundo y Primitivo pese a que Caramés González atribuye estas cantidades a las secciones de la capilla mayor, de ahí la duda de si se trata de las dos estructuras de ambos retablos, solo de las secciones ubicadas en la capilla mayor, o de las dos secciones del retablo de los santos Facundo y Primitivo, aunque cabe destacar que las secciones de la capilla mayor fueron contratadas el 7 de octubre de 1716 entre Canseco y Andrés Arias de Canaval, abad de la Iglesia de Santa María de Hermisende,[5]: 89 [6]: 464  mientras que es en las cuentas de 1718-1719 donde se indica que el retablo de santa Eufemia ya estaba terminado, si bien no se especifica si se trata de la sección de la capilla mayor, de la del deambulatorio o de ambas. Sánchez Arteaga defiende que la sección del retablo de Santa Eufemia que da al deambulatorio fue ejecutada en 1718, aunque comete el error de calificarla como de estilo churrigueresco cuando la misma hace gala de un marcado rococó,[2]: 121 [nota 4]​ optando los estudiosos actuales por encuadrar su factura en una fecha indeterminada del siglo xviii,[1]: 42  si bien José Hervella Vázquez sitúa su hechura con seguridad en 1720,[5]: 89  opción más apropiada puesto que fue en ese año cuando se instaló la urna con las reliquias de la santa, de modo que lo idóneo sería datar la sección de la capilla mayor en 1716-1718 y la del deambulatorio en o hacia 1720 a tenor de la información disponible.

En lo que atañe al dorado y policromado, se desconoce quién es el autor, aunque lo más probable es que se trate del pintor santiagués Pedro Fernández de Carballal, artífice del dorado y policromado de las secciones de la capilla mayor (incluyendo imágenes de bulto y relieves, todo ello dorado y estofado con colores finos) en virtud del contrato firmado en 1718 con el canónigo de la catedral Antonio de Amoeiro y Sotelo,[6]: 464  siendo autor a su vez del dorado y policromado de al menos otros dos retablos facturados por Canseco para la seo: el retablo de San Miguel y el retablo de la Resurrección. A mayores, es posible dilucidar a cuánto ascendió el coste de este proceso, el cual se podría estimar en unos 2000 reales puesto que esta es la suma que se pagó a Carballal por su labor en el retablo de la Resurrección,[2]: 126  mientras que por el dorado y policromado del retablo de San Miguel percibió 2080 reales,[2]: 118  si bien esta cifra podría aumentar hasta unos 5800 reales puesto que 11 600 reales fue la suma pagada por la policromía de las dos secciones de la capilla mayor.[3]: 111  No obstante, en lo que respecta al frontal del altar, tanto el del retablo de Santa Eufemia como el del retablo de los santos Facundo y Primitivo fueron pintados por José Carabacos en 1722 tal y como consta en el folio 452 del correspondiente libro de fábrica, pagándose por este trabajo la cifra de 480 reales.[3]: 225 

Descripción

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Retablo

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Sección del deambulatorio

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Sección de la capilla mayor.

La sección del retablo que da al deambulatorio, de estilo puramente rococó, se compone de un cuerpo con una sola calle, altar y ático. El cuerpo se halla enmarcado por dos pares de columnas abombadas a cada lado sustentadas sobre basas: las exteriores son de mayor tamaño y poseen decoración vegetal además de un anillo en el tercio inferior, mientras que las interiores, idénticas a las exteriores salvo por las dimensiones, se apoyan en netos decorados en el frontal con ménsulas en las que destacan pequeñas coronas de flores. Estas columnas, coronadas por capiteles corintios con cimacios redondos y filetes, flanquean una hornacina de gran tamaño y medio punto. El nicho presenta una considerable profundidad y el mismo posee otro arco de medio punto en la sección inferior el cual sirve de marco para una placa ilustrativa del martirio de Santa Eufemia, destacando en las paredes laterales del nicho otras dos placas de idéntica temática; este marco, de recargada ornamentación, cuenta a ambos lados con pequeñas pilastras las cuales sustentan el arco de medio punto, sobre el que se erige un sencillo entablamento del que parte otro arco de medio punto acristalado que sirve como transparente de las reliquias de la santa,[1]: 45  ubicadas en una urna situada en una oquedad del muro de la capilla mayor, en cuyo extremo opuesto se halla la otra cara del retablo. Frente al cristal se encuentra una imagen de bulto redondo de Santa Eufemia enmarcada por un elaborado cortinaje el cual se abre a ambos lados gracias a dos putti, recurso empleado también en el sagrario del retablo de San Juan de la seo orensana y en el ático del retablo de San Andrés de la Catedral de Tuy.[7]: 191  Sobre la hornacina del cuerpo se erige una muy elaborada decoración la cual parte de los pilares interiores; esta hace gala de las formas en S tan típicas del rococó, destacando en el centro un bello motivo de rocalla rematado en la parte inferior con una concha de vieira. Sobre esta estructura se ubica una cornisa de formas rectas con los extremos en un saliente muy pronunciado que se apoya en las columnas exteriores, todo lo cual sirve de base al entablamento, decorado con relieve de rocalla y coronado por un monumental ornamento también de rocalla flanqueado a ambos lados por medallones de los cuales parten pequeñas columnas rectangulares rematadas con urnas flamígeras, mientras que en el centro se alza otro pilar rectangular de dos cuerpos coronado igualmente por una urna flamígera. En lo que respecta al altar, este posee una elaborada ornamentación a base de rocalla y cuenta a ambos lados con grandes netos que sirven de punto de apoyo a los pilares exteriores.

Sección de la capilla mayor

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En lo tocante a la otra cara del retablo, alejada de la estética habitual de Canseco debido a que el escultor tuvo que ceñirse a una traza ajena (carece de columnas salomónicas y follaje, rasgos típicos del artista leonés),[4]: 175 [nota 5]​ esta cuenta con una altura superior con el fin de ajustarse a las dimensiones del retablo mayor. Esta parte de la estructura, concebida según José Manuel García Iglesias a modo de «horror vacui»,[8]: 256  posee dos cuerpos y exhibe un marcado barroco churrigueresco el cual combina a la perfección con el estilo gótico del retablo mayor, facturado por Cornielles de Holanda entre 1516 y 1520. La sección inferior muestra un nicho acristalado que, al igual que el del otro extremo, funge de transparente para las reliquias de la santa, si bien en esta ocasión no hay ninguna talla frente al vidrio que impida la visión de la urna ya que las dos imágenes que la decoran se hallan a los lados, siendo estas tallas Santa Eufemia y Santa Marina, ambas de bulto redondo y vestidas acorde a la moda del siglo xviii, obra del taller de Canseco dada su tosquedad.[6]: 464  Sobre ellas un rico coronamiento de rocalla da paso al segundo cuerpo, compuesto por un monumental relieve en el que se representa el descubrimiento del cuerpo de la santa, hallándose el conjunto rematado por un medallón instalado durante la Restauración borbónica en el que se exhiben las armas del obispo Dámaso Egidio Iglesias Lago.[1]: 32–36 

Placas

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Hagiografía

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El elemento más destacado del conjunto son las tres placas ubicadas en la zona inferior de la sección correspondiente al deambulatorio; en ellas se representa el martirio y la traslación de las reliquias de Santa Eufemia, cuya hagiografía figura en la Historia de Don Servando. De acuerdo con un resumen de Hervella Vázquez:

Eumelia o Eufemia, hija del Cónsul gallego Catilio Severo, que había sido pretor de la ciudad romana de Brácara Augusta, nació en Bayona, cerca de Tuy y padeció martirio en el obispado de Orense, en la ciudad de Calcedonia, en las sierras del Xerés en la Raya de Portugal, siendo enterrada en el lugar de Campino. Pasado el tiempo, una pastora que guardaba allí su ganado, vio entre unas peñas una mano con un anillo de oro. Al quitarle el anillo, quedó muda, pero advertido el padre de lo acontecido a su hija, al restituir el anillo a la mano, la pastora recobra el habla, a la vez que se escucha una voz misteriosa que manifiesta que aquel es el cuerpo de Santa Eufemia y que se lleve a la cercana iglesia de Santa Marina.

Muchos intentaron sacar el cuerpo de la Santa de esta Iglesia, hasta que el Obispo Don Pedro Seguín lo trasladó a la Catedral de Orense en el año de MCLIII, no sin oposición por parte del Arzobispo de Braga, que reclamaba el cuerpo de la mártir para su diócesis por considerar que el lugar estaba en territorio portugués.

El conflicto se resuelve al colocar el cuerpo en un carro tirado por bueyes que inició la marcha y no paró hasta un lugar llamado Sejalvo, cercano a la ciudad de Orense. Allí fue recogido por el Obispo Seguín que acompañado de canónigos y presbíteros lo trasladó a la Catedral de San Martín, construyéndose un humilladero en el lugar de la parada de los bueyes en Sejalvo, con su correspondiente cruz de piedra e inscripción efusiva para su recuerdo.[5]: 80–81 

Historia

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Placas originales del arca de Santa Eufemia

Las tres placas hoy emplazadas en el retablo constituyen copias de las originales, realizadas hacia 1500 en plata cincelada y conservadas en el Museo Catedralicio. Estas placas estuvieron ubicadas en origen en el arca o sepulcro de la santa y fueron mencionadas por Ambrosio de Morales con motivo de su visita a la catedral en 1575; Morales relató que las mismas fueron robadas en tiempos de revueltas, aunque es posible que en realidad no llegase a verlas debido a que en caso contrario hubiese dudado de la autenticidad de las reliquias ya que la representación mostrada en una de ellas exhibe un episodio correspondiente a Santa Eufemia de Calcedonia:[5]: 83 

En esta Iglesia de Orense tienen el Cuerpo de S. Eufemia Virgen y Martir en la Capilla de su nombre, colateral de la mayor al lado de la epístola en arco muy alto con buena reja dorada, y dentro Arca de madera cubierta por delante con planchas de latón en que está tallado su Martirio, y su invencion, como también está pintada en el retablo del Altar, y las planchas de la cubierta del Arca de plata fueron al principio, mas en tiempo de revueltas las robaron.[9]: 12 

Fueron también referenciadas por el obispo Marcelino Siuri en un escrito fechado el 4 de octubre de 1717:[5]: 83 

[…] pasamos a la Urna en que sse alla guardado dicho Santo cuerpo, y haviendola allado en un arco al lado de la puerta de la Capilla maior de dha nuestra Sta Yglessia por el lado de la Epístola frente a purta de la Sachristia; reconocimos estar en un Sepulcro de piedra grande con su cubierta o lápida encima del mismo cerrado y sellado con argamasa. Y dicho sepulcro de piedra guarnecido alrededor con tablas de madera y en el frente fixada una lamina de plata tan larga como el sepulcro y de alto tanto como el hueco deel, con el sepulcro de dha Santa y otros passos de su martirio […].[5]: 83 

Las placas volverían a ser mencionadas, con motivo de su retirada del sepulcro, en el folio 388 del libro de cuentas de la fábrica de la catedral correspondiente al año 1719, donde constan «siete reales y medio al platero para arrancar el martirio de Santa Eufemia».[5]: 83 

Descripción

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Copias de las placas originales del arca de Santa Eufemia

En lo que atañe a su descripción, la placa situada a la izquierda muestra el descubrimiento del cuerpo por la pastora y la escena del anillo, representando la de la derecha la última parte del martirio, cuando la santa está a punto de ser atravesada por una espada. Respecto a la placa central, en la misma figura una rueda, atributo tradicional de Santa Eufemia de Calcedonia, lo que ha llevado a diversos autores a considerar dicha representación como alusiva a la hagiografía de esta última, cuya vida se entremezcla en ocasiones con la de la mártir orensana. Este error hagiográfico se repite a su vez en la cruz procesional de plata propiedad de la antigua Cofradía de Santa Eufemia y facturada por el platero orensano Francisco Vázquez, hoy conservada en la Iglesia de Santo Domingo.[5]: 82  Por su parte, el ataúd mostrado en la placa de la izquierda recuerda por su forma a un capelardente, estructura de madera a modo de baldaquino de planta rectangular alargada soportada por pilares y con cubierta a dos aguas que, a modo de pira funeraria, se levantaba para celebrar las exequias de algún príncipe o personaje importante.[5]: 89 

Destaca por su parte una detallada descripción de estas tres placas realizada por el cronista Benito Fernández Alonso en 1897:

En el altar que dá frente a la sacristía mayor de la Catedral, hay tres artísticos y hermosos cuadros de relieve en plata, destinados a perpetuar la tradición del martirio y aparición del cuerpo de Santa Eufemia. […]

En el primero de los excelentes cuadros puesto de frente en el retablo, aparece en primer término el juez, sentado, empuñando el cetro de autoridad; a su lado y en pie, un personaje, conferencia con él y ambos parece que tienen fija su atención en la rueda del tormento que sostiene a la pobre mártir. Los demás personajes que se destacan del fondo, se ocupan en presenciar el acto como gozándose en el tremendo suplicio. Allá en lo alto, rodeado de una nube, sin duda para infundir alientos a la inocente víctima, se divisa un ángel que el cielo envía.

En el cuadro de la derecha parece que habiéndose agotado ya los restos de ferocidad sin alcanzar la apostatía, uno de los sayones, desnudo el acero, traspasa el costado de la víctima. Y en el cuadro de la izquierda, se destaca, montada sobre cuatro esbeltas columnas, la urna que contiene las cenizas de la Santa; a los extremos, ocupan su puesto enfrente del sarcófago, la pastorcilla y su padre, que llegando al pie de la milagrosa aparición, contemplan sobrecogidos la mano de donde la afortunada novel pastora arrebató aquel tentador anillo; en el fondo sobresalen pastando entre las matas de espino varias cabras; y hay pinos y otros árboles.

Estos tres cuadros apreciabilísimos por su antigüedad, están ejecutados de tal suerte que sus figuras al natural expresan a maravilla cuanto el autor se propuso, y admiran por sus detalles como por las líneas suaves del contorno. Por entre las figuras de cada uno de los cuadros, sirviendo de fondo al repujado, descúbrense los adornos que el artista diseñó en aquellas láminas de plata laboreada.[10]: 240–242 
  1. La parroquia sería trasladada a su actual sede, la Iglesia de Santa Eufemia (anteriormente de la Compañía de Jesús), el 27 de mayo de 1770.
  2. Pese al traslado los sarcófagos fueron dejados intactos en su ubicación original, datando el de los santos Facundo y Primitivo del siglo xv y el de Santa Eufemia, el cual contuvo también las reliquias de quienes murieron con ella, de 1505.
  3. Esta pequeña diferencia puede deberse, entre otros, a un error en las cuentas o a un error de Couselo a la hora de transcribir las cifras.
  4. La sección de la capilla mayor sí se encuadra en el churrigueresco.
  5. A juzgar por su estilo (columnas de fuste liso sin apenas molduras, cimacios redondos y filetes), es probable que la traza de los retablos del deambulatorio tampoco se deba a Canseco, siendo ambos casi seguro obra de su taller.

Referencias

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  1. a b c d González García, Miguel Ángel (2018). ArtiSplendore, ed. Catedral de Ourense: Sorpresa gozosa de arte y fe. ISBN 978-84-946242-8-5. 
  2. a b c d e f Sánchez Arteaga, Manuel; Cid Rodríguez, Cándido (1916). La Región, ed. Apuntes histórico artísticos de la Catedral de Orense. 
  3. a b c Couselo Buzas, José (1932). Editorial CSIC, ed. Galicia artística en el siglo XVIII y primer tercio del XIX. ISBN 9788400082765. 
  4. a b Caramés González, Concepción (1972). «El escultor y entallador Francisco de Castro Canseco (1693-1724)». Boletín Avriense 2. ISSN 0210-8445. 
  5. a b c d e f g h i Hervella Vázquez, José (1992-1993). «Un Cronicón de origen orensano: la historia de Don Servando, Obispo de Orense». Porta da aira: revista de historia del arte orensano (5). ISSN 0214-4964. 
  6. a b c Xunta de Galicia, Consellería de Cultura, Comunicación Social e Turismo, ed. (2004). En olor de santidad: relicarios de Galicia. ISBN 9788445338261. 
  7. Villaverde Solar, María Dolores (2006). «El patrimonio mueble de las catedrales gallegas en la Edad Moderna». De culturas, lenguas y tradiciones. II simposio de estudios humanísticos 2. ISBN 978-84-9749-243-0. 
  8. García Iglesias, José Manuel (1992). «Francisco de Castro Canseco (Ca. 1655-1714), en la actividad artística de Galicia». Laboratorio de Arte: Revista del Departamento de Historia del Arte 5 (1). ISSN 1130-5762. 
  9. Asociación de Archiveros de la Iglesia en España. Congreso, Agustín Hevia Ballina (2004). Hagiografía y archivos de la iglesia santoral hispano-mozárabe en las diócesis de España: Memoria ecclesiae XXVI. Actas del XVIII Congreso de la Asociación celebrado en Orense (Tercera parte) (9 al 13 de septiembre de 2002). 
  10. Fernández Alonso, Benito (1897). El Pontificado Gallego; su origen y vicisitudes seguido de una Crónica de los Obispos de Orense.