Alfonso XIII de España

rey de España desde su nacimiento hasta 1931

Alfonso XIII de España, llamado «el Africano»[1]​ (Madrid, 17 de mayo de 1886-Roma, 28 de febrero de 1941) fue rey de España desde su nacimiento hasta la proclamación de la Segunda República Española el 14 de abril de 1931. Asumió personalmente la Corona al cumplir los dieciséis años de edad, el 17 de mayo de 1902.

Alfonso XIII de España
Rey de España

Fotografiado por Kaulak en 1916.
Reinado
17 de mayo de 1886-14 de abril de 1931
(44 años y 332 días)
Predecesor Alfonso XII
Sucesor Niceto Alcalá-Zamora
Presidente del Gobierno Provisional de la República
Información personal
Nombre completo Alfonso León Fernando María Santiago Isidro Pascual Antón de Borbón y de Habsburgo-Lorena
Nacimiento 17 de mayo de 1886
Madrid (España)
Fallecimiento 28 de febrero de 1941
(54 años)
Roma (Italia)
Sepultura Cripta Real del Monasterio de El Escorial
Religión Católico
Residencia Palacio Real de Madrid
Familia
Casa real Borbón
Padre Alfonso XII de España
Madre María Cristina de Habsburgo-Lorena
Consorte Victoria Eugenia de Battenberg (matr. 1906; fall. 1941)
Regente María Cristina de Habsburgo (1885-1902)
Hijos Véase Matrimonio e hijos

Firma Firma de Alfonso XIII de España

La inesperada muerte de su padre el rey Alfonso XII el 25 de noviembre de 1885 provocó una crisis que llevó al Gobierno presidido por Práxedes Mateo Sagasta a paralizar el proceso de sucesión a la Corona a la espera de que la viuda del rey, María Cristina de Habsburgo diese a luz, pues estaba embarazada en aquel momento. Cuando el 17 de mayo de 1886 la reina regente dio a luz a un varón, Alfonso XIII, este fue reconocido de inmediato como rey, siendo un caso único en la historia.[2]

Durante su reinado España experimentó cuatro problemas de suma importancia que acabarían con la monarquía liberal: la falta de una verdadera representatividad política de amplios grupos sociales, la pésima situación de las clases populares, en especial las campesinas, los problemas derivados de la guerra del Rif y el catalanismo. Esta turbulencia política y social iniciada con el desastre del 98 impidió que los partidos turnistas lograran implantar una verdadera democracia liberal, lo que condujo al establecimiento de la dictadura de Primo de Rivera, aceptada por el monarca. Con el fracaso político de esta, el monarca impulsó una vuelta a la normalidad democrática con intención de regenerar el régimen. No obstante, fue abandonado por toda la clase política, que se sintió traicionada por el apoyo del rey a la dictadura de Primo de Rivera.

Abandonó España voluntariamente tras las elecciones municipales de abril de 1931, que fueron tomadas como un plebiscito entre monarquía o república. Falleció en Roma, donde fue inicialmente enterrado; sus restos no fueron trasladados al Panteón de los Reyes del Monasterio de El Escorial hasta 1980.

Biografía editar

Moneda de 5 pesetas de 1888 con la efigie de Alfonso XIII, conocida como «Pelón».
Alfonso XIII y María Cristina la reina regente. Cuadro de Luis Álvarez Catalá de 1898.

Regencia de María Cristina editar

Hijo póstumo de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo-Lorena, nació en el Palacio Real de Madrid.[3]​ El 22 de mayo, cinco días después de su nacimiento, fue bautizado en la capilla del mismo palacio, por el capellán mayor y arzobispo de Compostela, el cardenal Payá. Le fueron impuestos los nombres de Alfonso León Fernando María Santiago Isidro Pascual Antón, siendo sus padrinos el papa León XIII[Nota 1]​ y su tía paterna la infanta Isabel.[4]​ Su madre ejerció la regencia durante su minoría de edad, entre 1885 y 1902. Al final de la Regencia y poco antes de comenzar su reinado propiamente dicho, España, tras la intervención de los Estados Unidos en 1898 en la guerra colonial, perdió sus últimas posesiones ultramarinas en Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam en una derrota militar conocida como el desastre del 98.

Ya en el siglo XX, las aventuras coloniales comenzaron nuevamente en la zona norte de Marruecos, que había sido adjudicada a España en los repartos internacionales, lo que conduciría a la sangría de la guerra del Rif.

Período constitucional del reinado efectivo editar

En 1902, al cumplir los dieciséis años, Alfonso XIII fue declarado mayor de edad y asumió las funciones constitucionales de jefe de Estado. Durante su reinado visitó todas las provincias españolas y realizó numerosas visitas al extranjero. Entre los primeros países en los que fue recibido se encontraban Alemania, Reino Unido y Francia. Durante esta última visita, Alfonso XIII y el presidente de la República francesa, Émile Loubet, fueron objeto de un atentado en las calles de París, del que salieron ilesos.

En este año me encargaré de las riendas del estado, acto de suma trascendencia tal como están las cosas, porque de mí depende si ha de quedar en España la monarquía borbónica o la república; porque yo me encuentro el país quebrantado por nuestras pasadas guerras, que anhela por un alguien que lo saque de esa situación. La reforma social a favor de las clases necesitadas, el ejército con una organización atrasada a los adelantos modernos, la marina sin barcos, la bandera ultrajada, los gobernadores y alcaldes que no cumplen las leyes, etc. En fin, todos los servicios desorganizados y mal atendidos. Yo puedo ser un rey que se llene de gloria regenerando a la patria, cuyo nombre pase a la Historia como recuerdo imperecedero de su reinado, pero también puedo ser un rey que no gobierne, que sea gobernado por sus ministros y por fin puesto en la frontera. (...) Yo espero reinar en España como Rey justo. Espero al mismo tiempo regenerar la patria y hacerla, si no poderosa, al menos buscada, o sea, que la busquen como aliada. Si Dios quiere para bien de España.
Del diario de Alfonso XIII, 1 de enero de 1902.[5]

Entre el 26 de marzo y el 5 de abril de 1906 visitó Canarias, en la que fue la primera visita real a esta región española.[6]

 
Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg en 1906, el año de su boda.

El 31 de mayo de 1906, se casó con la princesa británica Victoria Eugenia de Battenberg (1887-1969), hija del príncipe Enrique de Battenberg y la princesa Beatriz del Reino Unido.[7][8][9]​ Victoria Eugenia era sobrina del rey Eduardo VII y nieta de la reina Victoria I del Reino Unido. El tratado matrimonial se firmó por duplicado en Londres, el 7 de mayo de 1906.[10]​ Ena, como se la conocía, alteza serenísima por nacimiento, fue elevada al rango de alteza real un mes antes de su matrimonio, para evitar que la unión fuese considerada desigual o morganática.

 
Documento gráfico, segundos después del atentado anarquista (1906) al rey Alfonso XIII en el día de su boda; 28 personas murieron y más de 100 fueron heridas, pero los reyes salieron ilesos.

Cuando Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia regresaban al Palacio Real, después de la boda, sufrieron un atentado mediante una bomba escondida en un ramo de flores, lanzada por el anarquista Mateo Morral a su carroza, frente al número 88[11]​ de la calle Mayor de Madrid, del que salieron ilesos. Como consecuencia de la explosión murieron tres oficiales y cinco soldados del séquito real, tres personas más en los balcones y resultaron con heridas más de catorce personas que contemplaban el paso del cortejo.

España conoció numerosas revueltas sociales en sus principales ciudades durante las dos primeras décadas del siglo XX. Una de las más destacadas tuvo lugar en 1909 en Barcelona, conocida como la Semana Trágica. Uno de los factores que la desencadenaron fue el descontento de la población con la guerra de Melilla: en ese año se había recrudecido el conflicto marroquí, convirtiéndose en uno de los principales problemas nacionales. El monarca se implicó en el conflicto, y llegó a visitar Melilla en 1911; a su vuelta, el presidente del Senado Eugenio Montero Ríos le otorgó el sobrenombre de «el Africano».[12][13]

 
Alfonso XIII hablando con Antonio Maura durante la ceremonia de la jura de la bandera en el paseo de la Castellana (Campúa, 1909).

Familiarmente, la situación de Alfonso XIII durante la Primera Guerra Mundial, que solicitó a los diferentes gobiernos que evitaran mostrar afección por uno u otro bando, era complicada: mientras que la madre del monarca, María Cristina de Habsburgo-Lorena, de origen austríaco, era partidaria del bando de las potencias centrales, su esposa, Victoria Eugenia de Battenberg, de origen británico, fue partidaria del bando aliado.[14]

El hecho que podría haber sido el casus belli ocurrió en 1917. Los submarinos de Alemania, que había anunciado una guerra submarina «sin restricciones», asolaban las rutas comerciales atlánticas, hundiendo a sangre fría buques españoles.[15]​ Afortunadamente, Alfonso XIII, que ya llevaba tiempo trabajando en la Oficina Pro Cautivos, logró llegar a un acuerdo entre los dos bandos, logrando que ambos respetasen los barcos con la bandera hospitalaria.

Entre mayo y julio de 1918, Alfonso XIII enfermó de un brote de la gripe que acabó siendo la mayor pandemia del siglo XX. Debido a la neutralidad de España en la guerra, la prensa española no estuvo sujeta a la censura como la prensa de los países beligerantes e informó con mayor libertad sobre la enfermedad. Ello dio lugar a la impresión de que la gripe afectaba más a España que a otros países y a que la pandemia fuese conocida como la «gripe española».[16]

 
Visita de Alfonso XIII al Fort de Vaux en 1919

El 30 de mayo de 1919 consagró España al Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles de Getafe. Una semana después, recibió en audiencia al sacerdote Mateo Crawley-Boevey y Murga, promotor de la consagración. Según declaró Crawley, el rey le dijo que una delegación de la masonería le había amenazado con que, si no llevaba a cabo cuatro medidas, provocarían su abdicación y Alfonso se negó. Estas medidas eran: su adhesión a la masonería, decretar que España sería un Estado laico, la reforma de la familia y el divorcio y la instrucción pública laica.[17]

En 1921, a raíz de unas operaciones bélicas tácticamente desastrosas, se produjo el hundimiento de la comandancia militar de Melilla (el desastre de Annual). El impacto que tuvo sobre la opinión pública generó un sentimiento muy crítico con la política mantenida hasta ese momento en Marruecos, y en general con todo el sistema político de la Restauración, ya tambaleante desde la huelga general de 1917. Se inició una investigación de lo sucedido (con el expediente Picasso) en el que, al parecer, quedaban involucrados en graves responsabilidades cargos elevados de la administración, pero dicho informe nunca vio la luz. Algunas voces extendieron las responsabilidades por el desastre de Annual al monarca, uno de los impulsores y partidarios más destacados de la política colonial, porque había propiciado el nombramiento de algunos mandos responsables del «Desastre» con los que mantenía una relación de amistad o eran personas cercanas a él, como Dámaso Berenguer o el general Fernández Silvestre.

Adicionalmente, el rey, de acuerdo a distintas fuentes, también animó a Silvestre a adentrarse en el terreno rifeño para capturar la mayor cantidad de territorio posible, con lo que Silvestre envió a sus hombres fuera de Melilla y penetró de manera irresponsable lejos de sus líneas de suministros y sin proteger su retaguardia.[18]

Dictadura de Primo de Rivera editar

 
Alfonso XIII y Primo de Rivera en 1930.

Alfonso XIII habría llegado a meditar sobre la posibilidad de una dictadura a lo largo de 1923; en agosto de 1923 sondeó a Antonio Maura su opinión sobre una dictadura real, a lo que el político mallorquín le respondió que en ese caso, como mal menor, sería preferible una dictadura militar.[19]​ En este contexto de crisis política y social, el capitán general de Cataluña Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado el 13 de septiembre de 1923, que fue respaldado por Alfonso XIII al encargarle la formación de un gobierno. Para algunos, una de las razones que explican el golpe sería que este sirvió de instrumento para evitar que los resultados del Expediente Picasso saliesen a la luz en una investigación parlamentaria que estaba realizándose y que podría haber dejado al monarca en una posición comprometida.

Primo de Rivera formó un gobierno al que denominó directorio, que estuvo compuesto en un primer momento exclusivamente por militares (Directorio Militar) y, posteriormente (1925), tuvo un carácter civil (Directorio Civil). Durante la Dictadura se puso fin a la guerra de Marruecos con el desembarco de Alhucemas en 1925, que permitió el control español definitivo del Rif en 1927. A pesar del apoyo institucional al filosefardismo que aconteció durante la dictadura de Primo de Rivera, Alfonso XIII abrazó las ideas antisemitas que iban larvándose gradualmente en la derecha antiliberal, cuando declaró hacia 1925 al agregado militar francés en Madrid que la insurgencia en el Rif constituía «el comienzo de una sublevación general de todo el mundo musulmán por instigación de Moscú y del judaísmo internacional».[20]

En 1929 se celebraron la Exposición Universal de Barcelona y la Iberoamericana de Sevilla, pero la oposición creciente que generó el dictador, especialmente extendida entre estudiantes, intelectuales y el cuerpo de Artillería (se oponía a la reforma que pretendía el dictador de su sistema de ascensos), hicieron que Alfonso XIII apartase a Miguel Primo de Rivera del gobierno el 29 de enero de 1930.

Dictablanda de Berenguer editar

 
Alfonso XIII en 1930

El rey nombró presidente del consejo de ministros al general Dámaso Berenguer con la intención de retornar al régimen constitucional.[21]​ Este nuevo periodo se conoció enseguida como «la Dictablanda», por contraste con la dictadura anterior.

 
Sello de Alfonso XIII sobreimpreso durante la II República.

Tras la caída del dictador —que falleció semanas después—, aumentaron las manifestaciones antimonárquicas, se acusó al rey de haber auspiciado la dictadura de Primo de Rivera y de tener responsabilidades en el Desastre de Annual. Ese año los partidos republicanos se unieron frente a la monarquía con la firma del Pacto de San Sebastián. Hubo pronunciamientos militares republicanos que fueron frustrados por el gobierno en la base aérea de Cuatro Vientos (Madrid) y en Jaca (este último encabezado por los capitanes Fermín Galán y Ángel García Hernández, que fueron fusilados tras un consejo de guerra).

En febrero de 1931 el almirante Juan Bautista Aznar fue designado presidente del consejo por Alfonso XIII. Su gobierno convocó elecciones municipales el 12 de abril de 1931. Al conocerse en los comicios la victoria en las ciudades de las candidaturas republicanas, el 14 de abril se proclamó la Segunda República. El rey abandonó el país ese mismo día, con el fin de evitar una guerra civil:

Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo. [...] Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro en fratricida guerra civil.
Manifiesto de Alfonso XIII, 13 de abril de 1931

Renunciaba a la Jefatura del Estado, pero sin una abdicación formal:

[...] No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósito acumulado por la Historia, de cuya custodia ha de pedirme un día cuenta rigurosa.
Manifiesto de Alfonso XIII, 13 de abril de 1931[22]

En la noche del 14 al 15 partió de Madrid hacia Cartagena al volante de su automóvil Duesenberg y desde allí zarpó para Marsella en el crucero Príncipe Alfonso de la Armada Española para trasladarse después a París. Su familia salió en tren desde Aranjuez a la mañana siguiente. El rey al abandonar España pronunció sus más famosas palabras:

[...] espero que no habré de volver, pues ello sólo significaría que el pueblo español no es próspero ni feliz. [23]

Proclamación de la Segunda República editar

 
Proclamación de la Segunda República en Barcelona.

A primeras horas de la mañana del martes 14 de abril de 1931 el general Sanjurjo, director de la Guardia Civil se dirige a la casa de Miguel Maura, donde se encuentran reunidos los miembros del comité revolucionario que no estaban exiliados en Francia, ni escondidos: Niceto Alcalá-Zamora, Francisco Largo Caballero, Fernando de los Ríos, Santiago Casares Quiroga y Álvaro de Albornoz. Nada más entrar en la casa el general Sanjurjo se cuadra ante Maura y le dice: "A las órdenes de usted señor ministro".[24]​ El 14 de abril, este comité proclama la República, y se forma un gobierno provisional, presidido por Alcalá-Zamora, que convocó elecciones para unas Cortes Constituyentes, que se celebraron el 28 de junio de 1931.

La condena por la Comisión de Responsabilidades editar

Las nuevas Cortes republicanas se constituyeron el 14 de julio, y entre sus primeras tareas llevaron a cabo la elaboración de la Constitución de la República. También nombraron una Comisión de Responsabilidades encargada de depurar la responsabilidad del exrey Alfonso XIII. El dictamen de la Comisión en el que se condenaba al monarca destronado por «alta traición» fue aprobado por el pleno de las Cortes en la madrugada del 20 de noviembre. La sentencia, publicada en la Gaceta de Madrid del 28 de noviembre, decía lo siguiente:

A todos los que la presente vieren y entendieren, sabed: Que las Cortes Constituyentes, en funciones de Soberanía Nacional, han aprobado el acta acusatoria contra don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena, dictando lo siguiente:
«Las Cortes Constituyentes declaran culpable de alta traición, como fórmula jurídica que resume todos los delitos del acta acusatoria, al que fue rey de España, quien, ejercitando los poderes de su magistratura contra la Constitución del Estado, ha cometido la más criminal violación del orden jurídico del país, y, en su consecuencia, el Tribunal soberano de la nación declara solemnemente fuera de la ley a don Alfonso de Borbón y Habsburgo-Lorena. Privado de la paz jurídica, cualquier ciudadano español podrá aprehender su persona si penetrase en territorio nacional.
Don Alfonso de Borbón será degradado de todas sus dignidades, derechos y títulos, que no podrá ostentar ni dentro ni fuera de España, de los cuales el pueblo español, por boca de sus representantes elegidos para votar las nuevas normas del Estado español, le declara decaído, sin que se pueda reivindicarlos jamás ni para él ni para sus sucesores.
De todos los bienes, derechos y acciones de su propiedad que se encuentren en territorio nacional se incautará, en su beneficio, el Estado, que dispondrá del uso conveniente que deba darles.
Esta sentencia, que aprueban las Cortes soberanas Constituyentes, después de publicada por el Gobierno de la República, será impresa y fijada en todos los ayuntamientos de España, y comunicada a los representantes diplomáticos de todos los países, así como a la Sociedad de Naciones».
En ejecución de esta sentencia, el Gobierno dictará las órdenes conducentes a su más exacto cumplimiento, al que coadyuvarán todos los ciudadanos, tribunales y autoridades.[25]

La sentencia sería derogada por una ley del 15 de diciembre de 1938 firmada por el dictador Francisco Franco.

Exilio, renuncia dinástica y muerte editar

El exrey fotografiado en 1932 en Londres
Final del manuscrito de renuncia

Alfonso pasó su exilio alojado en hoteles de lujo de diferentes ciudades europeas, que podía pagar gracias a dinero depositado previamente en cuentas bancarias suizas e inglesas. Al poco tiempo se separó de su esposa, Victoria.[26]​ Hasta su traslado a Roma, su lugar de residencia habitual fue París, donde estaba rodeado por un pequeño grupo de cortesanos, encabezados por el exembajador de la monarquía José Quiñones de León.

Desde el exilio, a pesar del apoyo implícito que ofreció a los monárquicos intransigentes de Renovación Española, mantuvo una posición de no beligerancia hacia la accidentalista Confederación Española de Derechas Autónomas de José María Gil Robles, que permitió a los monárquicos seguir militando en la CEDA sin conflictos morales, poniendo así un obstáculo al propio crecimiento de sus seguidores alfonsinos.[27]

Los últimos años de su vida los pasó en Roma. Tras la muerte de Alfonso Carlos de Borbón, duque de San Jaime, pretendiente carlista bajo el nombre de Alfonso Carlos I, en 1936 recibió los posibles derechos del carlismo y del legitimismo francés con el nombre de Alfonso XIII de España y Alfonso I de Francia y Navarra.[cita requerida]

Al comenzar la guerra civil española, apoyó fervientemente al bando sublevado, afirmando ser un «falangista de primera hora».[28]​ Ya en 1934 había pedido apoyo al dictador italiano, Benito Mussolini, para «un eventual golpe de Estado que se produjera en España para (...) restaurar la Monarquía» y conseguido que el gobierno fascista italiano se comprometiese a aportar 1 500 000 pesetas, 200 ametralladoras, fusiles y granadas de mano. Firmaron el acuerdo por parte española el general Barrera y representantes de los partidos Renovación Española (monárquico) y Comunión Tradicionalista (carlista).[29][30]​ El 30 de julio de 1936 dio el plácet al traslado de Juan de Borbón a territorio sublevado.[31]

La relación del rey Alfonso XIII con el dictador Francisco Franco es extensa y está bien documentada.[32]​ Como consecuencia de sus éxitos en Marruecos conoció a Franco, quien poco a poco se convirtió en favorito real; en enero de 1923 el rey le concedió la medalla militar, así como el cargo honorífico de gentilhombre de cámara, por lo que el padrino de su boda fue Alfonso XIII (representado por el gobernador civil de Oviedo, el general Losada). Franco discutió personalmente con el rey la posible retirada de Marruecos. En marzo de 1925, durante una visita allí, el general Primo de Rivera entregó a Franco una carta del rey junto con una medalla religiosa de oro; la carta terminaba así: «Ya sabes lo mucho que te quiere y te aprecia tu afectísimo amigo que te abraza. Alfonso XIII».[33]​ Por real decreto (4 de enero de 1928) lo nombró director de la recién creada Academia General Militar. Franco votó a favor de la candidatura monárquica en Zaragoza.[34]

Sin embargo, el 4 de abril de 1937, Franco escribió una carta despectiva a Alfonso XIII: el rey, que acababa de donar un millón de pesetas a la causa franquista, le había escrito expresando su preocupación por la poca prioridad que se daba a la restauración de la monarquía; Franco dejó claro que el rey difícilmente llegaría a desempeñar un papel en el futuro, en vista de sus errores pasados. Al acabar la guerra y no restaurarse la monarquía, el rey declaró: «Elegí a Franco cuando no era nadie. Él me ha traicionado y engañado a cada paso».[35]

El 15 de enero de 1941 renunció a la jefatura de la Casa Real en favor de su hijo Juan (sus dos hijos mayores se habían apartado de la sucesión). Falleció el 28 de febrero de 1941 en el Gran Hotel de Roma a causa de una angina de pecho. Estuvo enterrado en la iglesia de Santa María de Montserrat de los Españoles de la capital italiana hasta que, el 19 de enero de 1980, sus restos fueron trasladados al Panteón Real del Monasterio de El Escorial por orden de su nieto, el rey Juan Carlos I.

 
Busto de Alfonso XIII esculpido por José Navas-Parejo.

Por su parte, su hijo Juan, conde de Barcelona, renunció a sus derechos al trono en 1977, en favor de su hijo Juan Carlos, que había sido nombrado rey en 1975, a la muerte del general Franco, en virtud de la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado de 1947. Con la renuncia a sus derechos por parte del conde de Barcelona se recuperó la legitimidad dinástica de la monarquía histórica, tal como recoge el artículo 57 de la Constitución española de 1978.

Durante su reinado otorgó entre títulos de España e Indias: 379 títulos nobiliarios de los cuales 83 obtuvieron Grandeza de España.

La Oficina Pro Cautivos editar

Quedan para la historia las acciones que durante la Primera Guerra Mundial organizó como monarca de un país neutral, entre ellas la Oficina Pro Cautivos, posiblemente la primera acción humanitaria gubernamental registrada en la historia, con el fin de intentar conseguir respuestas a los familiares que no sabían nada de sus parientes militares o civiles en zona de guerra.

El monarca fundó este organismo de una forma independiente del gobierno, para no comprometer su neutralidad. Así, con fondos propios de un millón de pesetas, estableció en el Palacio Real una secretaría donde llegaban las solicitudes de información e intervención para con los prisioneros de ambos bandos; cosa que fue posible gracias a los buenos contactos y relaciones del rey con los diversos países contendientes. Se sirvió de las embajadas para conseguir información de los presos y permitió poner en contacto a prisioneros de guerra de ambos bandos con sus familias. Salvó así a aproximadamente 70.000 civiles y 21.000 soldados, e intervino a favor de 136.000 prisioneros de guerra, llevando a cabo 4000 visitas de inspección a campos de prisioneros. Intervino también a favor de que en la guerra submarina no se atacara a los buques hospitales, proponiendo instaurar una inspección neutral de militares españoles de estos barcos en la salida del puerto y la entrada. Consiguió con la aceptación de esta solicitud que ambas partes en conflicto no volvieran a repetir la trágica acción de torpedear buques con la bandera hospitalaria, como había sucedido en el pasado. La oficina tenía un volumen tal de peticiones que los voluntarios que trabajaban en la organización no descansaban ni en días festivos.

Mientras todas las casas reales europeas le daban la espalda a la familia imperial rusa, incluyendo el propio Jorge V, primo del zar Nicolás II, es destacable el intento de Alfonso XIII por liberarlos y llevarlos a España; sin embargo, la Revolución bolchevique frustró estos planes.[36]​ Este hecho causó al rey una profunda tristeza.

Atendiendo a la labor humanitaria que desempeñó al frente de la Oficina Pro Cautivos, el rey Alfonso XIII fue propuesto para el Premio Nobel de la Paz en 1917, aunque finalmente el ganador sería el Comité Internacional de la Cruz Roja.[37]

Personalidad editar

 
Vistiendo el traje ceremonial de gran maestre de las órdenes militares.

Se definía como alguien de firmes convicciones católicas y se enorgullecía de haberlas defendido en ambientes adversos. Sobre su visita al papa, declaró:[38]

Era lógico [...] que el pontífice recibiera con el mayor gusto, no al rey católico por título tradicional sino a quien se ha jugado la cara en veinticinco años por la fe católica. ¿Qué rey en el mundo ha consagrado su patria al Sagrado Corazón de Jesús, soslayando el consejo de los "prudentes" y rechazando las amenazas del anticlericalismo y la masonería?

El archivo fotográfico del cronista real Francisco Goñi se encuentra conservado en el Archivo Histórico Provincial de Guadalajara, donde se pueden contemplar las mejores imágenes de la vida familiar y oficial del monarca.

Fue un hombre sabedor de la importancia de la educación y la investigación. En lo que respecta a la educación, donó 320 hectáreas de su propiedad en Moncloa para que se construyera la Ciudad Universitaria de Madrid,[39]​ donde se formarían los nuevos titulados que llevarían a España a la carrera científica. En 1927 el rey mandó a un grupo de sus mejores asesores para analizar y visitar las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, con vistas a importar las lecciones pertinentes hasta la capital española.[39]

 
Alfonso XIII en Guipúzcoa probando un automóvil (1916)

Era también aficionado al motor. A los dieciocho años de edad adquirió un vehículo de fabricación nacional de la marca Automóviles Anglada por intermediación de un concesionario de Barcelona llamado Auto Garage Terminus. Su propietario Domingo Balet Duran entregó el vehículo al rey y le dio clases particulares de conducción, posteriormente consiguiendo ser proveedor oficial de la Casa Real. El apoyo del rey a la empresa automovilística Hispano-Suiza ayudó a reforzar la imagen de la marca. Contaba en su garaje con varios coches de esta compañía. En 1909 probó un biplaza de la compañía y sugirió una serie de mejoras. Su implicación con este modelo fue tan grande que en 1912 la empresa sacó una versión con estas recomendaciones, 45 CR 14-45 HP, que posteriormente fue conocido como modelo Alfonso XIII.[40]​ También frecuentaba competiciones automovilísticas y motociclistas. En algunas carreras de Madrid compitió él mismo, aunque cuando estas se volvieron más exigentes optó por ceder su automóvil.[40]

 
El monarca mirando a través de una cámara

Su forma de intromisión en la vida política más allá incluso de lo previsto en la Constitución, caracterizada según Javier Moreno Luzón por el «regate corto y la manipulación de voluntades», fue conocida como «borboneo».[41]

Según el investigador Román Gubern,[42][43][44]​ en privado el rey fue un gran aficionado al erotismo en general y al cine pornográfico en particular; debido a ello habría producido, en el Barrio Chino de Barcelona, durante los años 1920, empleando al conde de Romanones como intermediario, una serie de películas pornográficas, las primeras de cierta calidad en este género realizadas en España. Recientemente, la Generalidad Valenciana ha restaurado algunos de esos cortometrajes: El confesor, El ministro y Consultorio de señoras, encargados los tres por Romanones a los hermanos Ricardo y Ramón Baños, dueños de la productora barcelonesa Royal Films.

Matrimonio e hijos editar

La pareja real tuvo siete hijos:

 
Alfonso XIII, en el centro, posando con sus seis hijos nacidos dentro del matrimonio.[nota 1]​ De izquierda a derecha: Jaime, Beatriz, Gonzalo, Alfonso, Cristina y Juan.

El rey tuvo también cinco hijos extramatrimoniales:

Títulos, órdenes y empleos editar

Guion personal del rey Alfonso XIII de España.
Monograma de
Alfonso XIII.

Órdenes editar

Españolas editar

Extranjeras editar

Empleos editar

Honoríficos editar

Extranjeros editar

Nombramientos en homenaje editar

 
Los Palacios de Alfonso XIII y Victoria Eugenia en Barcelona.
 
El Hotel Alfonso XIII en Sevilla.
 
Estatua del rey Alfonso XIII en el Parque Alfonso XIII en Tegucigalpa, Honduras que conmemora el Laudo Alfonso XIII entre Honduras y Nicaragua.
 
El automóvil deportivo Hispano-Suiza Alfonso XIII, fabricado entre 1911 y 1914.

Buques editar

Lugares e instituciones editar

Otros editar

Títulos y tratamientos editar

   17 de mayo de 1886-28 de febrero de 1941:   Su majestad el rey   
    * Véase Tratamientos protocolarios de la monarquía y la nobleza.  * La cursiva solo se emplea para distinguir tratamiento de título.

Ancestros editar

Alfonso XIII es un raro ejemplo de endogamia. En la undécima generación tiene sólo 111 antepasados diferentes, mientras que en una situación estándar se espera identificar 1024. Aquí estamos con una situación de implexo del 89 %.[60]

Sucesión editar


Predecesor:
Alfonso XII
 
Rey de España

1886-1931
Sucesor:
Niceto Alcalá-Zamora
Presidente del Gobierno Provisional de la República
Predecesor:
Él mismo
(como rey reinante)
Rey titular de España
1931-1941
Sucesor:
Juan III
Predecesor:
Carlos XII
Pretendiente legitimista al trono de Francia[61][62][63][64]
(como Alfonso I)

1936-1941
Sucesor:
Enrique VI

Véase también editar

Notas editar

  1. Representado por el nuncio en España, cardenal Rampolla.

Referencias editar

  1. Haro Tecglen, Eduardo (6 de junio de 2002). «Alfonso XIII». El País. Consultado el 16 de febrero de 2015. 
  2. Luis Reyes. «La segunda abdicación de Alfonso XIII». Consultado el 14 de enero de 2011. 
  3. «Acta del nacimiento y presentación de S.M. el Rey.». Gaceta de Madrid (138). 17 de mayo de 1886. pp. 483-486. Consultado el 30 de diciembre de 2019. 
  4. «Relación de la Mayordomía de S. M. referente al bautizo de S. M. el Rey verificado el día anterior.». Gaceta de Madrid (143). 23 de mayo de 1886. p. 539. Consultado el 30 de diciembre de 2019. 
  5. Tusell, Javier. «Alfonso XIII. El rey polémico - Javier Tusell - Google Libros». Google Libros. Consultado el 12 de abril de 2016. 
  6. Pérez García, 2007, pp. 253-270.
  7. «La boda del Rey». ABC (505). pp. 5-6. 
  8. «Crónica de la Boda». ABC (505). pp. 12-14. 
  9. «Bodas Reales». Blanco y Negro (787) (Madrid). 2 de junio de 1906. 
  10. Boletín Oficial del Estado
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Bibliografía editar

Enlaces externos editar


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