Juan de Espinosa Medrano

escritor barroco, autor criollo
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Juan de Espinosa Medrano (¿Calcauso?, ¿1630? - Cuzco, 1688), apodado El Lunarejo, es un clérigo, escritor, predicador y dramaturgo del Virreinato del Perú.[1]​ Es una de las figuras importantes de la literatura barroca en hispanoamérica del siglo XVII[2]​ y un escritor prominente del periodo virreinal barroco en el Perú.

Juan de Espinosa Medrano
Información personal
Nacimiento 1629 Ver y modificar los datos en Wikidata
Virreinato del Perú (Imperio español) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 13 de noviembre de 1688 Ver y modificar los datos en Wikidata
Cusco (Virreinato del Perú) Ver y modificar los datos en Wikidata
Lengua materna Español Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en Seminario de San Antonio Abad Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Clérigo, profesor, predicador, escritor y dramaturgo Ver y modificar los datos en Wikidata
Años activo Barroco
Seudónimo Lunarejo, Doctor Sublime, Demóstenes Indiano
Lengua literaria Español, latín y quechua.
Géneros Sermones, apologéticos, discursos, comedias, autos sacramentales, tratados filosóficos.
Obras notables El robo de Proserpina y sueño de Endimión, Amar su propia muerte, Apologético en favor de Luis de Góngora, La Novena Maravilla.
Artistas relacionados Luis de Góngora, Pedro Calderón de la Barca, fray Hortensio Paravicino, Sor Juana Inés de la Cruz.
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Medrano es autor del Apologético en favor de Don Luis de Góngora (1662), el primer texto de crítica literaria escrito en América. También son de su autoría El rapto de Proserpina y sueño de Endimión (c. 1650), auto sacramental en quechua; Amar su propia muerte (c. 1650), una comedia bíblica en español; El hijo pródigo (c. 1657), auto sacramental en quechua; Philosophia Thomistica (c. 1688), un curso de lógica en latín; y La Novena Maravilla (1695), un volumen de sermones panegíricos.

Medrano gozó de fama en vida por su erudición y el culteranismo en sus obras. Su ingenio y la suntuosidad retórica de sus discursos le ganaron, los apelativos de "Doctor Sublime", "Demóstenes Indiano", "Fénix criollo" y "Tertuliano de la América".

Se sabe poco sobre su origen lo que ha alimentado la especulación respecto a su etnia e identificación cultural.[3]​ Medrano se consideró siempre un criollo español, y nunca se vinculó con la etnia y la cultura de los pueblos amerindios.[4]​ Sin embargo durante los siglos XVIII al XX Medrano fue usado como ejemplo del potencial intelectual del hombre mestizo o nativo americano introducido en la cultura de origen europeo de América.[5]

Su producción barroca, escrita en español, latín y quechua, se publicó en América y Europa. Tuvo incidencia significativa solo en el Virreinato del Perú debido al sabotaje a la circulación de su obra filosófica en Roma por clérigos jesuitas a fines del siglo XVII, periodo en el cual, en Cuzco, el Seminario de San Antonio Abad —institución que Juan de Espinosa Medrano representaba— disputaba a la universidad de San Ignacio de Loyola la potestad en exclusividad de entrega del título académico de doctor a aquellos instruidos en teología.[6][7]

En la actualidad el estudio de la obra y vida de Juan de Espinosa Medrano ha caído en el olvido. Y si bien parte de la historia de su vida aún sobrevive en la tradición oral de las provincias de Apurímac, en el departamento del Cuzco, como dentro del canon literario peruano, el conocimiento del autor y su obra se limitan al ámbito de los especialistas en Literatura Colonial o el Barroco de Indias.

Biografía

 
Vista del Seminario de San Antonio Abad (ubicado en la actual Plaza Nazarenas en la ciudad del Cuzco). El Seminario alcanzó funcionamiento pleno tras la muerte de Medrano. Hoy el edificio alberga un hotel.

Origen y primeros años

Es probable que Medrano naciera en Calcauso en 1630?.[8]​ De sus progenitores, linaje y etnia, nada se sabe; por lo que se infiere la ausencia de ascendencia noble en Medrano y tal vez fuera criado en un entorno humilde de origen mestizo.[9]

Agustín Cortés de la Cruz —discípulo y primer biógrafo del autor— afirma sobre el origen de Juan de Espinosa Medrano: "poco le favoreció en sus principios la que el vulgo llama Fortuna".[10]​ Asimismo, Clorinda Matto de Turner, no erró al novelar: "El que, venido al mundo en cuna humilde, supo elevarse, con sólo el peldaño del libro y la oración, hasta brillar como el astro rey en el cielo literario de la América del Sur".[11]​ En una sociedad colonial donde el abolengo jugaba un papel determinante en el desarrollo de las personas, Medrano se sobrepuso a un origen rural y falto de privilegios para alcanzar una notable erudición. Tal realidad no necesariamente implica, la condición social de indio del autor, como Clorinda Matto y la tradición oral en Apurímac aseveran, pues la imagen de Medrano como indio parece inadmisible si se tiene en cuenta la trayectoria que lo llevó a ser predicador sagrado, clérigo y hombre de fortuna y poder en el Cuzco colonial, donde tales actividades y tal enriquecimiento eran inaccesibles para un indio.

El enigma de los primeros años de Medrano ha estimulado la creación de una biografía oral e imaginaria indígena. El modelo para tal proceder se encuentra en la aproximación biográfica por parte de Clorinda Matto a fines del siglo XIX.

Biografía de Espinosa Medrano por Clorinda Matto

 
Clorinda Matto de Turner, autora de una biografía sobre Juan de Espinosa Medrano titulada "Don Juan de Espinosa Medrano —o sea— el Doctor Lunarejo" incluida en Bocetos al Lápiz de Americanos Célebres (1890). Su construcción biográfica sobre Espinosa Medrano sobrevive con fuerza en la cultura popular y en las provincias andinas de la República del Perú.

Clorinda Matto de Turner publicó en 1887 en Lima su estudio biográfico "Don Juan de Espinosa Medrano —o sea— el Doctor Lunarejo". Y en 1890 con ligeras correcciones incluyó el estudio en su compendio biográfico Bocetos al Lápiz de Americanos Célebres (1890).[12]​ Este volumen incluye un capítulo dedicado a Medrano en el cual Clorinda Matto construye una biografía fundamentada en datos obtenidos, en gran medida, de la tradición oral.

El ejercicio biográfico de Clorinda Matto es, en segmentos significativos, poco riguroso con ausencia de datos documentales, vacíos que constantemente rellena mediante un ejercicio de novelación. Tal proceder ha llevado a cuestionar la legitimidad de su biografía, la que hoy ha quedado prácticamente descartada por falta de objetividad histórica. La carga ideológica que reviste el texto hace más dudosa aún la seriedad de la biografía. [13]​ Por todo ello se considera a esta biografía de Espinosa Medrano ficcional, infantil e indigenista.

De acuerdo a Clorinda Matto, Medrano fue vástago de una unión conyugal indígena, entre Agustín Espinosa y Paula Medrano, de condición humilde que criaron a su hijo en una "choza de la alegre aldea".[14]​ A los siete años, Juan inicia su instrucción en la 'clase de párvulos' del párroco de Mollebamba, donde además de ser alumno destacado, sería también sacristán del curato, espacio en el que descubriría la vocación letrada y religiosa.

Tras un periodo de servicio y educación con el cura párroco de Mollebamba, Espinosa Medrano pasa al Cuzco como sirviente. En Cuzco ingresa en el Seminario de San Antonio Abad, donde Juan aprende diferentes instrumentos musicales y el dominio de varias lenguas, además de pericia en ciencias y letras.[15]

Obtiene el grado de doctor en la jesuita Universidad de San Ignacio de Loyola del Cuzco poco después de cumplir dieciocho años.[16]

Carrera eclesiástica y producción escrita

 
'La oración panegírica a Santiago Apóstol' de Espinosa Medrano es uno de los textos fundamentales para comprender su autoidentificación cultural. El sermón fue predicado en la Catedral del Cuzco y luego publicado en el volumen La Novena Maravilla.

Hacia 1645, a la edad de quince años, Medrano era estudiante en el Seminario de San Antonio Abad. Sus maestros eran: fray Francisco de Loyola —prior agustino y cofundador del Convento de San Agustín en Cuzco en 1559—, quien afirmaría reconocer en el joven Juan "un ingenio muy singular, acompañado de mucha virtud"[17]​; Alonso Bravo de Paredes y Quiñones, predicador sagrado y catedrático de filosofía en el Seminario de San Antonio Abad (además de posterior censor del Apologético); y Juan de Cárdenas y Céspedes, famoso rector del Seminario de San Antonio desde 1632 hasta 1702. Los estudios de Medrano debieron prolongarse hasta 1649, fecha en que los testimonios lo muestran ya en desempeño de la cátedra de Artes.[8]​ Entre 1655 y 1657, hubo de adquirir el grado de Doctor en Teología (en la Universidad de San Ignacio de Loyola), pasando a ser desde 1658 catedrático de esta materia en el Seminario que lo vio crecer.[18]

En 1655 inicia su carrera religiosa, sirviendo en la Parroquia del Sagrario (hoy Templo de la Almudena).[19][8]​ Desde 1656, Medrano se inicia en la prédica sagrada con 'La oración panegírica a Nuestra Señora de la Antigua'. En años siguientes predica el 'Sermón Primero de San Antonio Abad' (1658), el 'Sermón de San Blas obispo y mártir' (1659) y, quizás, la 'Oración panegírica al glorioso Apóstol Santiago' (1660), uno de los sermones más importantes de su obra.[19]​ En 1662 se publica en Lima el Apologético en favor de Don Luis de Góngora, su obra más famosa y más estudiada.[19]​ Sin embargo, es preciso señalar que su actividad letrada fuera del ámbito de las letras sagradas se había iniciado ya en la década de 1650 con la comedia bíblica en español Amar su propia muerte (c. 1650) y los autos sacramentales en quechua de El robo de Proserpina y sueño de Endimión (c. 1650) y El hijo pródigo (c. 1657).

 
Retrato del Virrey Conde de Lemos, quien —según testimonios escritos— deslumbrado por el arte y sermones de Juan de Espinosa Medrano, ordenó (a su séquito) se mandasen a imprimir sus obras a España.

Desde 1664 hasta 1680, Espinosa Medrano continúa con la escritura de oraciones panegíricas a enunciar en distintos recintos del Cuzco, entre las más importantes: el 'Sermón a las Exequias de Felipe IV' de 1666 y la 'Oración Panegírica a la Concepción de Nuestra Señora' de 1670.[19]​ Prosigue su carrera eclesiástica como párroco de Juliaca desde 1660 hasta 1668.[20]​ Desde 1669 hasta 1676 es párroco en el pueblo de Chincheros, hoy paso importante en el Valle Sagrado de los Incas. Desde 1678 es párroco de San Cristóbal, por entonces una de las parroquias de indios más importantes del Cuzco, cargo que habrá de mantener hasta 1683 o 1684 cuando sea nombrado canónigo magistral en la catedral de la ciudad.[19][21]

Es pertinente destacar dos eventos en los que Espinosa Medrano expuso su ingenio a funcionarios de importancia del sistema imperial. El primer evento corresponde a la visita al Cuzco del Virrey Conde de Lemos en 1668, paso que permite al Virrey la lectura (o audición) de obras de Juan de Espinosa Medrano. El evento deja constancia del reconocimiento oficial a la distinción de su producción barroca, cuya singularidad los coterráneos alababan. Según el testimonio de Agustín Cortés de la Cruz, "El señor Conde de Lemos luego que oyó en el Cuzco algunas obras y versos [de Espinosa Medrano] con que le celebró el Colegio de San Antonio, los hizo trasladar, sin que quedase papel que no fuese digno de su estimación, por darlos a la estampa en España"[22]​. El segundo evento destacable es el envío de una carta a Carlos II, Rey de España, por parte del obispo del Cuzco, Manuel de Mollinedo y Angulo en 1678. Este proceder muestra, la admiración y alta estima que se tenía hacia al autor por parte del ámbito religioso y del letrado en la ciudad. El nombre de Juan de Espinosa Medrano comienza a ser difundido más allá del obispado del Cuzco y el Virreinato del Perú. El obispo recomienda en la carta la asignación de un puesto en la Catedral del Cuzco para Espinosa Medrano y escribe al rey: "es el sujeto más digno que tiene el obispado por sus muchas y relevantes letras y virtud".[19]

Obra filosófica y años últimos

En 1684 la actividad de Medrano, por entonces canónigo magistral en la Catedral del Cuzco, es intensa. A fines de aquel año toma posesión del cargo de tesorero de la Catedral y su labor de predicador sagrado continúa con ritmo firme, pues predica en 1684 y 1685 sus últimos sermones: la 'Oración Panegírica al Augustísimo Sacramento del Altar', la 'Oración Panegírica segunda en honor a Santo Tomás' y la 'Oración Panegírica del Glorioso Apóstol San Andrés'. Es nombrado chantre de la Catedral en 1686 y ejerce el cargo por dos años. En abril de 1686 otorga un poder a fray Leonardo López Dávalos para la impresión de su curso de lógica en latín Philosophia Thomistica en Roma; la obra se publicaría en 1688 año en que fallece Juan de Espinosa Medrano.

Ya nombrado arcediano de la Catedral y a punto de asumir el cargo, en noviembre de 1688, el Fénix criollo fallece en la ciudad del Cuzco, el cronista Diego de Esquivel y Navia señala el 13 de noviembre, mientras que otros documentos indican el 22 del mismo mes. El entierro se realiza en la Catedral de la ciudad "con magnífica pompa" y efusivas muestras de dolor por parte del pueblo. Entre los distinguidos asistentes al entierro se encuentran el obispo Manuel de Mollinedo y Angulo y el obispo Juan Bravo Dávila y Cartagena, recién electo para ocupar el cargo en el Tucumán.[19][23][24]

En 1694 se publica la segunda edición del Apologético en favor de Don Luis de Góngora, con algunas variaciones respecto a la edición de 1662, sobre todo en los preliminares. En 1695 se publica en Valladolid el conjunto de sermones La Novena Maravilla, publicación que fue resultado de la labor de Agustín Cortés de la Cruz, discípulo y biógrafo de Juan de Espinosa Medrano,autor de un prólogo laudatorio.

Concluye, así, la vida de Juan de Espinosa Medrano, el Lunarejo, para quien 'fue corta la existencia dado su carácter de ingenioso Fénix'.[22]​ Las palabras de Pedro de Peralta y Barnuevo actúan como testimonio de su legado, perpetuación y vida 'a despecho de la mortalidad':

"Dispón la admiración para el que objeto

es de mi vaticinio esclarecido:

Del Helicón peruano alto discreto

Apolo de sus musas aplaudido;

El Espinosa, a cuyo fiel respeto (127)

las ciencias tal tributo habrán rendido,

que el veloz ejercicio de estudiarlas

no aprenderlas será, sino imperarlas."


Nota 127 (Nota del propio Peralta y Barnuevo): El Dr. D. Juan de Espinosa Medrano, imprimió la célebre apología por D. Luis de Góngora, un tomo en folio de Lógica y varios de sermones.
Pedro de Peralta Barnuevo, Lima Fundada (CXXXI)

Obra

Apologético en favor de Don Luis de Góngora

Su obra más importante es el Apologético en favor de Don Luis de Góngora, príncipe de los poetas líricos de España, contra Manuel de Faria y Sousa, caballero portugués, texto finalizado en 1600 y publicado en Lima en 1662.[19][25][26]​ El Apologético, según la crítica, es el "primer tratado poético escrito en América por un español criollo",[27]​ además de ser 'el primer gran ensayo de crítica literaria en esta América'.[28]​ Se trata de un texto fundacional de la crítica literaria (y para la teoría literaria) en el continente americano; además de ser, uno de los discursos más logrados que forman el cuerpo de comentarios a la poética y obra de Luis de Góngora (las palabras del crítico español Marcelino Menéndez Pelayo, sobre el Apologético, "una perla caída en el muladar de la poética culterana",[29]​ demuestran su calidad dentro de la poética del gongorismo).

El Apologético hace, pues, de Juan de Espinosa Medrano 'el primer crítico literario de América'.[30]​ Asimismo, permite ver en el autor a uno de los criollos más empeñados en la declaración de su condición de intelectual americano a receptores europeos. De esta forma, con el Apologético, Medrano exalta su condición de americano y da testimonio de la alta cultura y el intelecto de los hombres del Nuevo Continente[25]​. Demuestra también la participación igualitaria de los hombres americanos (frente a los europeos) en la construcción de la cultura de occidente, pues el Apologético es una defensa de la cultura del Imperio Español y una exploración de la tradición poética occidental desde Grecia y Roma.[31]

Por su contenido, el Apologético es una defensa de la poesía de Góngora y un análisis de las claves de su poética. En él, Espinosa Medrano refuta las críticas al estilo literario de Luis de Góngora y demuestra mediante la hermenéutica, la validez estética de su poesía y el ingenio de sus procedimientos literarios, especialmente el hipérbaton.[31]​ El texto, estructurado como debate, se divide en doce secciones, cada una de las cuales inicia con fragmentos de la obra de Faria y continúa con una contención del autor.[25][32]​ Un pasaje famoso para ilustrar la obra corresponde a la exaltación de Luis de Góngora con que concluye el Apologético:

Salve, tú, divino poeta, espíritu bizarro, cisne dulcísimo. Vive a pesar de la emulación, pues duras a despecho de la mortalidad. Coronen el sagrado mármol de tus cenizas los más hermosos lirios del Helicón: Manibus date lilia plenis. Descansen tus gloriosos Manes en serenísimas claridades, sirvan a tus huesos de túmulo ambas cumbres del Parnaso, de antorchas todo el esplendor de los astros, de lágrimas todas las ondas de Aganipe, de epitafio la Fama, de teatro el Orbe, de triunfo la muerte, de reposo la eternidad.
Juan de Espinosa Medrano

La Novena Maravilla

 
Portada de La Novena Maravilla de Juan de Espinosa Medrano (1695). El texto fue publicado en Roma por Agustín Cortés de la Cruz.

La Novena Maravilla (1695) es el título con que se publicó el conjunto de sermones panegíricos que Espinosa Medrano predicó a lo largo de su vida en el Cuzco. El volumen debe su nombre a la magnifiencia estilística y conceptual de los sermones, los que se comparan "a los ocho milagros o maravillas que celebró el Orbe", pues "honra de la América es el templo intelectual de este libro".[22]​ La publicación de La Novena Maravilla cumple el deseo de Espinosa Medrano de ver sus sermones panegíricos en circulación por Europa. El volumen incluye treinta sermones, casi todos ellos dedicados a María (sermones marianos), los Santos y Padres de la Iglesia (sermones hagiográficos), los Sacramentos y la Corona española (hay un sermón a Felipe IV).[33][34]​ En ellos se hace uso del estilo barroco y de referencias eruditas (mitología, historia, poesía, teología y ciencias naturales), y se incluyen contenidos de tipo enciclopédico, pues estaban pensados para las minorías letradas y clericales.[34]

Los sermones panegíricos de Espinosa Medrano constituyen "piezas oratorias destinadas al púlpito" (por lo tanto, tienen cáracter fundamentalmente expositivo).[33]​ Su estilo sublime apunta a exaltar las fiestas del calendario religioso, y a obnubilar al espectador, para convencerle del misterio religioso y el ingenio del predicador.[33]​ Tal apetito por captar la admiración del receptor, sea americano o europeo, cobra más sentido una vez entra en consideración la lucha de Espinosa Medrano por el reconocimiento del intelectual americano y la legitimidad de su saber. De esta forma, el sermón es un género que "le permite mostrar su propia valía",[33]​ hecho que cobra aún mayor significancia al considerar la falta de distinción de su abolengo.

Los sermones que más han llamado la atención de la crítica han sido: 'La oración panegírica a Santiago Apóstol', el 'Sermón a las exequias de Felipe Cuarto', los cuatro sermones a San Antonio Abad, los sermones a Santo Tomás de Aquino, y la 'Oración panegírica a la gloriosa Santa Rosa de Lima'. Este último sermón, es llamativo por constituir una vía para la demostración de "la igualdad moral y religiosa del Nuevo Mundo respecto del Viejo".[35]​ El siguiente pasaje demuestra la calidad estética y conceptual de los sermones panegíricos de Espinosa Medrano:.

Amparad Apóstol grande a la monarquía hispánica, contra los asaltos del infernal enemigo; pues tan vale vuestra sombra, que llegó a confesar el Demonio (según refiere el Cluniacense) que no se atravería a tocar una hormiga, como se acogiese al lecho de Santiago (...). Hormigas del mejor grano de mies evangélica, hormigas de la Fe más candial rodean vuestro sagrado lecho en Compostela, donde en apacible sueño reposa venerablemente vuestro cadáver. Defendedlas, pues, y mirad a su Católico Rey de tantos trabajos embestido, de tantas armadas envidias infestado, ¿Cómo es esto? ¿España vive cargada de los huesos de su Santiago y rebelde el lusitano se le conspira?, ¿pirata el inglés la saltea?, ¿émulo el franco la molesta?, ¿aleve el chileno la repela? !Ea!, Señor, reconoced los Castillos y Leones, que detrás de vuestra imagen tremola el estandarte católico; atended que vuestra España es la que clamando Santiago rompe las batallas animosa y confiada. Griten las trompetas, resuene batido el atambor y con espantoso estruendo se envuelvan uno y otro ejército entre los nublados del humo y el polvo; bramen las bombardas, brillen finalmente los aceros, suden de horror los montes y la campaña tiemble de asombro; que entonces retumbará la ronca y horrísona artillería de los Cielos y el hijo del trueno, sobre la nevada tempestad de un cándido caballo, desenvainará un rayo por cuchilla. !Ea!, que ya le fulminas en nuestro favor, Marte apostólico; entra, rompe, embiste, hiere, mata, corta, destroza, derriba, asuela, pasma, aturde, atropella, y en miserable fuga escapen del estrago cuantos añublar pretenden las glorias de nuestra España.
Juan de Espinosa Medrano 'Oración panegírica a Santiago Apóstol'

Philosophia Thomistica

 
Tomás de Aquino por Francisco de Herrera el Mozo (c. 1656). Aquino es representado con birrete por ser Doctor de la Iglesia y con un ángel por su pseudónimo de Doctor Angélico.

En 1688 publica en Roma la Philosophia Thomistica seu Cursus Philosophicus. La obra no solo demuestra un acabado conocimiento filosófico y teológico, sino es también medio para su inclusión dentro del desarrollo filosófico en occidente.[36]​ Con la Philosophia Thomistica, Espinosa Medrano buscaba mostrar (a sus lectores europeos) la altura intelectual que había alcanzado el criollo en América.[37]​ Para tal fin, compuso un curso de filosofía que consistía, fundamentalmente, en una defensa del pensamiento de Platón, Aristóteles, Porfirio, Tomás de Aquino y Tomás Cayetano.[36]

Por esta época Espinosa Medrano estaba al tanto de los desarrollos del pensamiento filosófico en Europa, lo que queda en evidencia por las citas de varias obras de muchos filósofos europeos de su siglo (un tercio del total) que contiene su obra,[36]​ así como también, su participación argumentativa en las polémicas escolásticas de su propia época. A estas polémicas Espinosa Medrano contribuye con ideas originales; así, si bien su curso es de naturaleza más enciclopédica, hay también lugar en la Philosophia Thomistica para la demostración de una postura filosófica original y beligerante.[36]

La escritura en latín de la Philosophia Thomistica, además de su complejidad filosófica, ha hecho de esta obra de Medrano la menos estudiada. En ella, Juan de Espinosa Medrano cita alrededor de 300 autores, además de seguir una argumentación lógica que por momentos, según la crítica, es "de complejidad extraordinaria".[36]​ No obstante la dificultad, el estudio del curso de lógica de Espinosa Medrano se presenta como ineludible para la comprensión cabal del pensamiento del autor, pues sin lugar a dudas constituye un índice escrito de lo que debió haber sido su labor como catedrático de teología durante varios años en el Seminario de San Antonio Abad del Cuzco.

Un ejemplar de la Philosophia Thomistica se conserva en la Biblioteca Nacional del Perú.

Amar su propia muerte

 
Jael y Sísara de Alessandro Turchi (c. 1610).

La comedia en español Amar su propia muerte (c. 1650) de Espinosa Medrano es una dramatización del pasaje bíblico del Libro de los Jueces, capítulo IV, del Antiguo Testamento; más concretamente, de la historia de Jael y Sísara. La pieza tiene rasgos del teatro barroco español, además de similitudes con la obra de Pedro Calderón de la Barca. Asimismo, comparte afinidad dramática y estructural con la pieza El clavo de Jael de Antonio Mira de Amescua.[38]

Amar su propia muerte es una muestra ejemplar del desarrollo teatral barroco en Hispanoamérica. Espinosa Medrano aprovecha las convenciones teatrales llegadas desde la Península Ibérica para crear una obra que no solo replica las formas y contenidos teatrales, sino que las complejiza, innovando en el género.[39]​ La comedia bíblica se divide en tres jornadas con una extensión de mil versos cada una y tiene variedad métrica o polimetría.[40][41]

"Titubeó el tropel de sus peñascos,

al tremolar mis bélicos damascos,

y al furibundo grito de mis tropas

encorvaron sus álamos las copas."
Juan de Espinosa Medrano, inicio de la comedia bíblica Amar su propia muerte.

El robo de Proserpina y sueño de Endimión

 
El rapto de Proserpina de Gian Lorenzo Bernini (c. 1621)

El robo de Proserpina y sueño de Endimión (c.1650) es uno de los autos sacramentales en quechua de Espinosa Medrano. Es una dramatización alegórica del mito del rapto de Proserpina por el dios Plutón y el mito de Endimión (divinidad que sueña). La finalidad de la obra es eminentemente religiosa, si bien la pieza hace uso de la tradición mitológica grecorromana. El robo de Proserpina y sueño de Endimión consta de, aproximadamente, 1700 versos y está escrita en quechua de la época colonial.[42]

El quechua literario barroco de Espinosa Medrano en El robo de Proserpina y sueño de Endimión, ha sido destacado "por la vivacidad y brillantez maravillosas de su estilo".[42]​ No tiene hoy correspondencia con los dialectos quechua hablados, sobre todo dada la descontinuación que sufrió el idioma con el paso del Perú a su existencia republicana, el siguiente pasaje permite apreciar la calidad de esta lengua literaria quechua:

"Sunquymi qhasquypi t'uqyan,

hatun phutikuypim kani.

Sinchiykuna, yanapaway,

tawantiyki kaypi kanki.

Huk hukmanta hayñiwaychik,

llakisqayta willasqayki"
Juan de Espinosa Medrano, inicio de el auto sacramental El robo de Proserpina y sueño de Endimión (versión de César Itier)

El hijo pródigo

El hijo pródigo (c. 1657) es el otro auto sacramental en quechua de Espinosa Medrano. Es una dramatización teatral de la parábola del hijo pródigo. La obra cuenta con unos 1500 versos que se dividen en tres jornadas y, como El robo de Proserpina y sueño de Endimión, está escrita en un quechua literario barroco.

La obra fue hallada por Ernst Middendorf y traducida al alemán antes que al español. Tiene un carácter alegórico propio del género auto sacramental, así como también rasgos inauditos, propios más bien de la cultura andina y relacionados al entorno social del Virreinato del Perú (como por ejemplo, el uso de elementos de vestimenta teatral andinos como la mascapaicha y referencias a rituales propios de los pueblos de los Andes).

Panegírica declamación por la protección de las ciencias y estudios

La Panegírica declamación por la protección de las ciencias y estudios fue el primer texto publicado en imprenta de Espinosa Medrano. Se compuso en 1650 para festejo de Juan de la Cerda y de la Coruña, por entonces nombrado corregidor y justicia mayor de la ciudad del Cuzco.[32]

La Panegírica declamación por la protección de las ciencias y estudios es una demostración de oratoria epidíctica. Su objetivo fue exaltar las cualidades del nuevo corregidor, y elogiar al Seminario de San Antonio Abad y defenderlo en su enfrentamiento con los jesuitas.[32]

La referida Panegírica fue publicada por Ventura García Calderón en París en 1938.

Crítica y legado

Apreciación crítica de Juan de Espinosa Medrano en Perú

 
José Carlos Mariátegui no percibió la importancia y originalidad de la obra de Medrano, a la cual calificó de 'española' en contraposición a 'peruana' (en su ensayo 'El proceso de la literatura', incluido en los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana).

En vida, Medrano fue considerado uno de los intelectos más destacados del Virreinato del Perú. Tras su muerte, se fue popularizando la idea de Medrano como un predicador sagrado indio, hecho inaudito en la realidad colonial (la idea de Medrano como indio surge durante el Virreinato, tal como indican las crónicas del siglo XVIII, por ejemplo las obras de Diego de Esquivel y Navia y Juan de Velasco).[40]

Desde el establecimiento del Perú como una república independiente (s. XIX), la valoración crítica de la obra de Medrano ha estado caracterizada por la falta de seriedad y la ausencia de academicismo.[43][44]

La primera valoración crítica de Medrano corresponde a fines del siglo XIX, en especial a Clorinda Matto de Turner. Matto promueve la rememoración de Medrano como modelo de 'mesticismo cultural' y del triunfo del talento sobre un esquema social basado en la injusticia colonial;[45]​ sin embargo, no promueve la obra de Medrano por sus cualidades intrínsecas o estéticas.[40]

En la primera mitad del siglo XX, la apreciación crítica de Medrano fue pobre y estuvo condicionada por las ideologías de los iniciadores de la crítica académica en el Perú: José de la Riva-Agüero y José Carlos Mariátegui. Ambos no entendieron la estética barroca y minusvaloraron la obra del clérigo cuzqueño.[46]​ Tal minusvaloración se percibe también en la apreciación de la obra de Medrano por parte de críticos indigenistas en el Cuzco de fines de siglo XX (Yépez Miranda y Ángel Avendaño), los cuales, en trabajos de historiografía literaria de limitada rigurosidad científica, desecharon la obra de Medrano por su carácter barroco y su cultura occidental. Por último, ya en la segunda mitad del siglo, tuvieron aproximaciones desacertadas a la obra de Medrano los escritores Luis Loayza y Martín Adán.

Recién Luis Jaime Cisneros recupera la figura de Medrano como factor insoslayable en el canon literario peruano. Cisneros realizó trabajo documental pionero para rescatar la identidad de Medrano, y valoró la obra del predicador cuzqueño por su valor intrínseco. Luis Jaime Cisneros publicó una varios artículos en la década de 1980 sobre la biografía y obra de Espinosa Medrano; también editó dos obras del autor: el Apologético en favor de Don Luis de Góngora (2005) y La Novena Maravilla (2011).

Por su parte José Antonio Rodríguez Garrido profundizó la labor filológica sobre la obra y vida de Medrano. Garrido fue el encargado de escribir una introducción a la obra del autor en la colección Historias de las literaturas en el Perú[47]​. En esta colección, la inclusión de Medrano en la sección de los 'Fundadores' de las letras peruanas (junto al Inca Garcilaso de la Vega y Felipe Guamán Poma de Ayala), demuestra, el logro histórico del reconocimiento a la importancia cultural de la obra de Medrano, sobre todo para la historia del Perú, como también para Hispanoamérica.

La introducción a la colección menciona:

Desde tres diferentes perspectivas, la indígena para Guaman Poma de Ayala, la mestiza para el Inca Garcilaso, y la criolla para Juan de Espinosa Medrano, con el correr del tiempo estos autores se constituirán en pilares de la literatura y cultura del Perú, y por ello se han colocado bajo la categoría de «fundadores».
Raquel Chang-Rodríguez y Carlos García Bedoya M.

Por último, vale listar a otros autores que, ya sea a través de ediciones de las obras de Juan de Espinosa Medrano o comentarios y estudios sobre su vida y obra, se aproximaron al autor: Rubén Vargas Ugarte, José Gabriel Cosio, Luis 'El Cholo' Nieto, Jorge Basadre, Raúl Porras Barrenechea, Luis A. Sánchez, Luis E. Valcárcel, Teodoro Meneses, Augusto Tamayo Vargas, Javier Nuñez, Eduardo Hopkins, Pedro Guibovich, entre otros.

Legado

El legado de Juan de Espinosa Medrano ha sido reconocido, con seriedad, solamente en años muy recientes. La falta de apreciación de su obra es consecuencia de la incomprensión del Barroco Hispanoamericano por parte de la crítica académica latinoamericana, incomprensión que a su vez es resultado de la influencia de una visión negativa de la estética barroca por parte de la crítica literaria española de fines de siglo XIX (por ejemplo, los trabajos de Marcelino Menéndez Pelayo).[46]

A partir de la década de 1950 Medrano es reconocido como el fundador de la crítica literaria latinoamericana (por el Apologético en favor de Don Luis de Góngora). Su figura ha sido entendida como 'fundacional para la modernidad estética latinoamericana' (por Roberto González Echeverría),[48]​ sobre todo por el ulterior desarrollo de las estéticas barrocas en el continente (especialmente en la obra de los escritores cubanos Alejo Carpentier, José Lezama Lima y Severo Sarduy).

En los años de 1970 con Walter Redmond y ya en la década del 2000 con Mabel Moraña, la producción filosófica y literaria (respectivamente) de Medrano pasa a ser reconocida con más atención por parte de la crítica. Se demuestra que el legado de Medrano es fundamental en la filosofía, de la cual es pionero en su práctica en América,[36]​ además de ser adelantado de un nacimiento de una 'conciencia criolla' proto-nacional americana (como lo demuestran sus comentarios sobre la realidad de América en sus obras literarias).[43]

 
Mario Vargas Llosa se refirió a Juan de Espinosa Medrano en 1986.

Finalmente, se reconoce en Juan de Espinosa Medrano a un "antecedente indudable del escritor hispanoamericano"[44]​ de los siglos XX y XXI por su labor de apropiación de la cultura occidental en América para así participar en su desarrollo sin estar reducido a la posición de epígono. Fue Mario Vargas Llosa, quien, en su discurso de recepción del Premio Príncipe de Asturias en 1986, se refirió a Juan de Espinosa Medrano como un precursor del escritor hispanoamericano moderno y a su obra como una anticipación cultural de lo que sería América Latina. Mario Vargas Llosa dijo:

En los tiempos del Doctor Sublime (Juan de Espinosa Medrano), la mayoría de nuestros escritores eran meros epígonos: repetían, a veces con buen oído, a veces desafinando, los modelos de la metrópoli. Pero, en algunos casos, como en el suyo, apunta ya un curioso proceso de emancipación en el que el emancipado alcanza su libertad y su identidad eligiendo por voluntad propia aquello que hasta entonces le era impuesto. El colonizado se adueña de la cultura del colonizador y, en vez de mimarle, pasa a crearla, aumentándola y renovándola. Así, se independiza en la medida en que se integra. En eso consiste la soberanía cultural de Hispanoamérica: en saber que Cervantes, el Arcipreste y Quevedo son tan nuestros como de un asturiano o un leonés. Y que ellos nos representan tan legítimamente como las piedras de Machu Picchu o las pirámides mayas.
Mario Vargas Llosa

Leyenda y supervivencia en la tradición oral

Desde la popularización de la imagen de Juan de Espinosa Medrano como un escritor indio en tiempos de la colonia, se ha ido consolidando una biografía e identidad alternativa del autor en la tradición oral de los departamentos de Cusco y Apurímac (esta, si bien transmitida de modo oral, tiene también sus orígenes en la tradición escrita o letrada —pues históricamente se desarrolla paralelamente a las obras de Clorinda Matto de Turner y otros escritores de provincias—).

Según la tradición oral, el verdadero nombre del niño —llamado a ser un eminente autor en las letras coloniales— nacido en el pueblo de Calcauso del obispado del Cuzco fue Juan Chancahuaña. Juan solo pasaría a tener los apellidos de Espinosa Medrano años más tarde, una vez padres adoptivos españoles lo acogieron en una nueva familia.

Según las fuentes orales, al pueblo indio de Calcauso llegó, a inicios del siglo XVII, un sacerdote español apellidado De Espinosa para tomar a cargo la evangelización de los indios. De Espinosa predicaba en latín durante las misas. Se dice que un día De Espinosa sorprendió al niño Juan Chancahuaña "interpretando en latín cánticos de misa"[49]​. Fue el momento en que se manifestó su especial capacidad intelectual.

De Espinosa toma bajo su custodia al joven Juan Chancahuaña y lo traslada al Cuzco como sirviente —ciudad donde tenía por tarea llevar y recoger de la escuela a los hijos naturales de sus padres españoles adoptivos—. Se dice que mientras los hijos de españoles estudiaban, Juan "quedaba observando desde el umbral de la puerta del aula, siguiendo con atención la explicación del maestro"[49]​. Un día que un niño criollo no supo responder a la pregunta de su maestro, Juan Chancahuaña se ofreció a responder por él (la respuesta, por su calidad, tomó por sorpresa al sacerdote y maestro español, el cual patrocinó posteriormente sus estudios).

La leyenda más famosa, corresponde a la vida adulta de Juan de Espinosa Medrano (Juan Chancahuaña). Esta, nace de la tradición letrada, de donde ha sido descartada hoy por su carácter no oficial. La leyenda (repetida por Diego de Esquivel y Navia, Juan de Velasco y Clorinda Matto dice):

“El año de 1668, siendo Virrey de Lima el Señor Conde de Lemos, fue a reprimir en persona el tumulto ruidoso de los Indianos de Puno, el cual se suprimió antes que llegase. Hallándose con esa ocasión en la ciudad del Cuzco, y haciéndose en ella no sé qué solemne fiesta con panegírico, quiso asistir el Virrey por la fama que tenía el predicador en todo el Reino. Era este un Indiano llamado comúnmente el Lunarejo, por un lunar que tenía en la cara. [...] Cuando este predicaba, era necesario coger un lugar con mucho tiempo, para lograr oírle, siendo siempre los concursos nunca vistos con ningún otro. Aquella vez que estuvo el Virrey presente, sucedió que la Indiana vieja, madre del predicador, vestida con el infeliz trage de Indiana, queriendo entrar á la iglesia, no pudiese conseguirlo, porque la arrojaba el concurso que había aun fuera de las puertas. Advirtióle el hijo desde el púlpito, y suspendiendo el panegírico, pidió al auditorio, que por Dios dejase entrar aquella muger, que aunque Indiana y aunque pobre y despreciable era madre suya, y tenía razón en querer oírlo. Fue luego introducida, y las señoras principales de la ciudad la pusieron en su asiento y compañía”
Juan de Velasco en Historia del reino de Quito en la América Meridional (1844)

Finalmente, la tradición oral señala que antes del término de su vida, Juan Chancahuaña retornó a Calcauso y actuó como arquitecto para la reorganización de las calles del pueblo de Apurímac. Convirtió a Calcauso en un "Cusco pequeño", tal como se observa en los trazos actuales del pueblo andino.[49]

Véase también

Referencias

  1. Cisneros y Guibovich Pérez, 1987, p. 97.
  2. Moraña, 1998, p. 37.
  3. Cisneros y Guibovich Pérez, 1987, p. 101.
  4. Ramos Chacón, 2017, pp. 47-48.
  5. Ramos Chacón, 2017, pp. 51-55.
  6. Rodríguez Garrido, 1997, pp. 115-123.
  7. Guibovich Pérez, 2006, pp. 107-109.
  8. a b c Cisneros y Guibovich, 1987, p. 103.
  9. Ramos Chacón, 2017, p. 60.
  10. Cortés de la Cruz, 2011, p. xi.
  11. Matto de Turner, 2001, p. 19.
  12. Cisneros y Guibovich, 1987, p. 99.
  13. Cisneros y Guibovich, 1987, p. 100.
  14. Matto de Turner, 2001, p. 20.
  15. Matto de Turner, 2001, p. 25.
  16. Matto de Turner, 2001, pp. 25-33.
  17. Loyola Vergara, 1644, p. 105.
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  20. Guibovich Pérez Pedro y Domínguez Faura, Nicanor (2000). «Para la biografía de Espinosa Medrano : dos cartas inéditas de 1666». Boletín del Instituto Riva-Agüero (n° 27). 
  21. Cisneros y Guibovich, 1987, p. 106.
  22. a b c Cortés de la Cruz, Agustín (2011 (1695)). «"Prólogo a los aficionados del autor y de sus escritos"». La Novena Maravilla. p. xi-xix. 
  23. Esquivel y Navia, Diego de (1980 (c. 1749)). Edición de Félix Denegri Luna, ed. Noticias cronológicas de la gran ciudad del Cuzco. Lima: Fundación Augusto N. Wiese. 
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Bibliografía

Estudios destacados

Estudios sobre la vida de Juan de Espinosa Medrano

  • Cisneros, Luis Jaime y Pedro Guibovich (1987). "Apuntes para una biografía de Espinosa Medrano". Fénix, N° 32/33, pp. 96-112, Lima.
  • Guibovich Pérez, Pedro (1992). "El testamento e inventario de bienes de Espinosa Medrano". Histórica, vol. XVI, N° 1, pp. 1-31, Lima.
  • Matto de Turner, Clorinda (1890). "Don Juan de Epinosa Medrano o sea el Doctor Lunarejo". Bocetos al lápiz de americanos célebres. Lima: Bacigalupi.

Ediciones de las obras de Juan de Espinosa Medrano

  • Espinosa Medrano, Juan de (1938). Panegírica declamación por la protección de las ciencias y estudios. El apogeo de la literatura colonial. París: Desclée de Brouwer.
  • Espinosa Medrano, Juan de (1938). El hijo pródigo. Literatura Inca. Traducción de F. Schwab de la traducción alemana de Ernst Middendorf. París: Desclée de Brouwer.
  • Espinosa Medrano, Juan de (2005). Apológetico en favor de Don Luis de Góngora. Edición anotada de Luis Jaime Cisneros. Lima: Academia Peruana de la Lengua.
  • Espinosa Medrano, Juan de (2010). El robo de Proserpina y sueño de Endimión. Edición, traducción y estudio preliminar de César Itier. Lima: IFEA, PUCP, IRA.
  • Espinosa Medrano, Juan de (2011). Amar su propia muerte. Edición, prólogo y notas de Juan Vitulli. Madrid: Iberoamericana - Vervuert.
  • Espinosa Medrano, Juan de (2011). La Novena Maravilla. Estudio preliminar de Luis Jaime Cisneros, edición con José Antonio Rodríguez Garrido. Lima: Congreso del Perú.

Estudios esenciales sobre la obra de Juan de Espinosa Medrano

  • Cisneros, Luis Jaime (1987). "La polémica Faria-Espinoza Medrano: Planteamiento crítico". Lexis, vol. 11, N°1, pp. 1-62, Lima.
  • Moore, Charles B. (2000). El arte de predicar de Juan de Espinosa Medrano en La Novena Maravilla. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.
  • Redmond, Walter (1970). "Juan de Espinosa Medrano: Prefacio al lector de la Lógica". Fénix, N° 20, pp. 74-88, Lima.
  • Redmond, Walter (1972). La Lógica en el virreinato del Perú a través de las obras de Juan de Espinosa Medrano (1688) e Isidoro de Celis (1787). Lima: Tesis doctoral UNMSM.
  • Rodríguez Garrido, José Antonio (1988). "Aproximación a la oratoria sagrada de Espinosa Medrano". Boletín IRA, N° 15, pp. 11-32, Lima.
  • Rodríguez Garrido, José Antonio (2010). "Poesía y ortodoxia en el Apologético (1662) de Espinosa Medrano". Calíope, vol. 16, N° 1, pp. 9-25, Greensboro.
  • Rodríguez Garrido, José Antonio (2017). "Modelo, imitación y cultura criolla en Juan de Espinosa Medrano". Historia de las literaturas en el Perú, pp. 439-472. Lima:PUCP, otros.
  • Vitulli, Juan (2013). Instable puente: la construcción del letrado criollo en la obra de Juan de Espinosa Medrano. Valencia: The University of North Carolina at Chapel Hill.