Juan Velasco Alvarado

presidente del Perú de 1968 a 1975

Juan Francisco Velasco Alvarado (Castilla, Piura, Perú, 16 de junio de 1910[nota 1]​ – Lima, Perú, 24 de diciembre de 1977)[1]​ fue un militar y político peruano quien siendo jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, dirigió y ejecutó el golpe de Estado del 3 de octubre de 1968,[2]​ con el cual derrocó a Fernando Belaúnde Terry y logró ejercer el poder absoluto hasta 1975 durante el llamado Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada.[3]

Juan Velasco Alvarado


Presidente de la República Peruana
Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada
3 de octubre de 1968-29 de agosto de 1975
Primer ministro Ernesto Montagne Sánchez
Edgardo Mercado Jarrín
Francisco Morales Bermúdez
Vicepresidente Edgardo Mercado Jarrín
Predecesor Fernando Belaúnde Terry
Sucesor Francisco Morales Bermúdez


Comandante General del Ejército del Perú
1 de enero-2 de octubre de 1968
Predecesor General de División Julio Doig Sánchez
Sucesor General de División Ernesto Montagne Sánchez

Información personal
Nacimiento 16 de junio de 1910 Ver y modificar los datos en Wikidata
Distrito de Castilla (Perú) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 24 de diciembre de 1977 Ver y modificar los datos en Wikidata (67 años)
Lima (Perú) Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Cementerio El Ángel Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Peruana
Religión Católico
Lengua materna Español
Familia
Cónyuge Consuelo Gonzales Posada Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en
Información profesional
Ocupación Político y oficial militar Ver y modificar los datos en Wikidata
Rama militar Ejército del Perú Ver y modificar los datos en Wikidata
Rango militar General de ejército Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido político Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social Ver y modificar los datos en Wikidata
Distinciones Véase Distinciones y condecoraciones

Infancia y juventud editar

Fue hijo de Manuel José Velasco Gallo y de Clara Luz Alvarado Zevallos. Nació en Castilla el 16 de junio de 1910, distrito de la provincia de Piura, en el seno de una familia trabajadora. Su madre vendía chicha para solventar los gastos del hogar, ya que en total eran once hermanos. Cursó estudios escolares primarios en el Centro Escolar N.º 21 (1918-1922) y secundarios en el Colegio San Miguel (1923-1927), ambos en su ciudad natal. Terminados sus estudios escolares, decidió seguir la carrera militar, pero al no contar con recursos para trasladarse a Lima, demoró meses en partir, hasta que se embarcó de polizón en el barco chileno Imperio que se hallaba acoderado en el puerto de Paita.

Carrera militar editar

En 1929, a los 18 años, llegó a Lima cuando ya se había realizado el concurso de admisión a la Escuela de Cadetes de la Escuela Militar de Chorrillos de ese año. Decidió entonces incorporarse al ejército como recluta, el 5 de abril de 1929, llegando a ser instructor de la Escuela de Clases a nivel de suboficial. Pudo después asistir a la Escuela Militar de oficiales, de donde egresó el 1 de febrero de 1934, con el grado de subteniente de infantería. Obtuvo el primer puesto de su promoción (llamada Huáscar), pero la espada de honor la ganó su compañero Enrique López Velasco, del arma de ingeniería.

En 1937, ascendió a teniente. En 1939, pasó a ser instructor de la Escuela de Cadetes. En 1940, ascendió a capitán, fue destacado a la División de la Selva, pero retornó a Lima en 1941, para servir como instructor en la Escuela de Oficiales.

Pasó a cursar en la Escuela Superior de Guerra (1944), donde más tarde fue profesor de Infantería, Táctica y Estado Mayor (1946). En 1945, ascendió a mayor y en 1946 fue diplomado como oficial de Estado Mayor. En 1949, ascendió a teniente coronel y en 1952, pasó a dirigir la Escuela Militar donde hizo reformas y adecuó su reglamento de acorde a las normas más avanzadas del arte bélico.

En 1953, pasó a comandar un batallón de infantería de la División de la Selva, hasta 1954. Al año siguiente ascendió a coronel. Luego pasó a ser Director de la Escuela de Infantería y jefe de Estado Mayor de la IV División del Centro de Instrucción Militar del Perú (1955-1958).

En 1959, bajo el segundo gobierno de Manuel Prado Ugarteche, fue ascendido a General de Brigada y nombrado director general de Tiro y comandante general de la II División Ligera (1960-1961).

En 1962, pasó a ser agregado militar en la Embajada del Perú en París, Francia y, ya de retorno, fue nombrado jefe de Estado Mayor de la I Región Militar (1964). En 1965, ascendió a General de División. En enero de 1968, bajo el primer gobierno de Fernando Belaúnde Terry, asumió la Comandancia General del Ejército y la presidencia del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú.

En Chincha, conoció a la que sería su esposa, Consuelo Gonzáles Posada (hermana de Luis González Posada), que por entonces era una activista aprista. De esta unión nacieron: Teresa Consuelo, María Elena, Francisco Javier y Juan Mario.

Plan de salvación nacional contra el gobierno de Belaúnde editar

Desde la Comandancia General del Ejército y la presidencia del Comando Conjunto, el general Juan Velasco empezó a preparar el plan de salvación nacional contra el gobierno democrático de Belaunde, que era permanentemente saboteado por las fuerzas congresales del APRA y el odriísmo, las cuales estaban coludidas con la oligarquía feudal y el imperialismo estadounidense para mantener el statu quo. Entre los oficiales que secundaron a Velasco destacaban cuatro coroneles: Rafael Hoyos Rubio, Jorge Fernández-Maldonado, Leonidas Rodríguez Figueroa y Enrique Gallegos Venero. Estos oficiales, formados en el CAEM, se dedicaron previamente a estudiar la situación política, social y económica del Perú y concibieron un plan que, a su juicio, superaría la terrible crisis que agobiaba a la nación.

El escándalo del Acta de Talara y la Página 11 editar

 
Después de la juramentación de nuevo Gabinete de Belaúnde, presidido por Miguel Mujica Gallo, Velasco despide y estrecha la mano de Belaúnde, horas antes de dar su Golpe de Estado.

Se justificó el golpe con el añejo problema de La Brea y Pariñas. Este era el nombre de unos yacimientos petrolíferos situados en el norte y explotados entonces por una compañía estadounidense, la International Petroleum Company (IPC). Durante décadas esta compañía y su antecesora británica se habían negado a pagar al Estado el monto real de los impuestos por explotación, usando a su favor un error inicial de parte del Estado en la medición de las pertenencias que explotaban. El APRA impedía desde el congreso cualquier solución favorable a la dignidad nacional. Este viejo litigio tuvo su término el 13 de agosto de 1968 con la suscripción del Acta de Talara, por la cual todos los campos petrolíferos que explotaba la IPC retornaban al Estado peruano, mientras que dicha compañía solo conservaba la vieja refinería de Talara. Pronto se habló de manejos ocultos en la operación, que supuestamente beneficiaban a la IPC, y se acusó de “entreguismo” al gobierno de Belaunde. El escándalo estalló cuando se denunció que faltaba una página en el contrato de precios de petróleo crudo entre la estatal Empresa Petrolera Fiscal (EPF) y la IPC (10 de septiembre de 1968). Esa fue la famosa "Página Once", que sirvió de excusa para el golpe de Estado que Velasco encabezó en menos de un mes.

Se ha discutido sobre las verdaderas razones del golpe de Estado de 1968. Mientras que unos sostienen que a los militares golpistas les inspiraba un sincero deseo de implantar la justicia social en el Perú, otros (como el mismo Belaúnde) han hecho notar que los militares se adelantaron a impedir la realización de las elecciones generales de 1969, en las que se presagiaba el triunfo del conspirador Víctor Raúl Haya de la Torre.[4]​ Los militares ya no eran los de la década de 1930, y reconocían que el ascenso de Haya al poder, que se había pasado a las filas del anticomunismo, significaba impedir las reformas estructurales que el Perú necesitaba.

El golpe de Estado de 1968 editar

 
Soldado de Ejercito Peruano, encerrando la rejas del Palacio del Gobierno, durante el golpe.

El 2 de octubre de 1968, el general Velasco acudió por la mañana al Palacio de Gobierno y presentó su saludo al presidente Belaúnde, durante la juramentación del gabinete presidido por Miguel Mujica Gallo. En horas de la madrugada del 3 de octubre, tanques de la división blindada rodearon Palacio de Gobierno, así como el Palacio del Congreso. El presidente Belaúnde fue aprehendido y enviado en avión hacia Buenos Aires. El Congreso fue cerrado. Se consumó así el golpe de Estado, que a decir de los golpistas tenía carácter de “institucional”, es decir que contaba con el apoyo de las Fuerzas Armadas en sus tres armas (Ejército, Marina y Aviación). Sin embargo, hoy se sabe que eso no era cierto. Como se ha señalado, el golpe fue planeado por un grupo de oficiales del Ejército encabezados por Velasco y los demás miembros de las Fuerzas Armadas se plegaron después.[5]

Gobierno editar

 
El general Juan Velasco Alvarado en el año 1970.

En el manifiesto que ese mismo 3 de octubre de 1968 dieron los militares, estos trataron de justificar el golpe arguyendo contra el gobierno depuesto la «pseudo solución entreguista dada al problema de La Brea y Pariñas». Acto seguido, se dio el Estatuto que regiría al autodenominado Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas. Los comandantes generales del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea se constituyeron en Junta Revolucionaria y designaron al general Juan Velasco Alvarado como Presidente de la República. A diferencia de la Junta Militar de 1962, la Junta Revolucionaria instalada en 1968 no puso límite al tiempo en que permanecería en el poder. Se habló de un “proceso” requerido para llevar a cabo las grandes reformas que el país precisaba. En principio, el gobierno revolucionario declaró sujetarse a la Constitución vigente (la de 1933) y a las demás leyes, pero siempre en cuanto estas «sean compatibles con los objetivos del gobierno revolucionario». En otras palabras, la Constitución y las leyes quedaban subordinadas a los objetivos del gobierno.

Velasco conformó un gabinete compuesto por ministros militares y civiles. Su primer ministro y ministro de Guerra fue el general Ernesto Montagne Sánchez. En líneas generales, su política se enfocó a nacionalizar los sectores claves de la economía por medio de medidas proteccionistas e intervencionistas. Se rodeó de muchos civiles de notoria filiación izquierdista y tanto él como el resto de los militares que integraban la Junta y el Consejo de Ministros, se decían “progresistas”.

 
Discurso de miembros del gobierno revolucionario, en la fotografía se puede apreciar la imagen de Túpac Amaru II.

El gobierno nacionalizó sectores clave de la economía, como los bancos, la industria petrolera y los sectores relacionados con la exportación. La pesca, la minería, las telecomunicaciones, la energía, el petróleo, se agrupan en conglomerados estatales (PescaPerú, MineroPerú, Petroperú, ElectroPerú, EntelPerú, etc.); el tipo de cambio y el comercio exterior pasan a depender del Estado. El 9 de octubre de 1968, ordenó la toma de las instalaciones de la IPC en Talara, la misma que la realizaron las fuerzas de la Primera Región Militar con sede en Piura, al mando del general Fermín Málaga. Este hecho tuvo un gran impacto en el país y ayudó al gobierno a consolidarse en el poder. La fecha del 9 de octubre se celebró a lo largo del gobierno militar como el Día de la Dignidad Nacional. Posteriormente, esta efeméride fue eliminada del calendario cívico del país al restaurarse el gobierno democrático. La IPC fue expulsada definitivamente del país, y aunque Velasco anunció reiteradamente que no pagaría ningún centavo a dicha empresa (que era filial de la Standard Oil of New Jersey), más tarde se supo que el gobierno negoció en secreto con la IPC, y que, mediante el Convenio De la Flor-Greene, el Perú pagó una indemnización de 76 millones de dólares. En cuanto a los adeudos que la IPC tenía con el Estado peruano, estos nunca fueron pagados.[6]

La piedra angular de la política económica del gobierno fue la reforma agraria ("campesino, el patrón ya no comerá más de tu pobreza", proclamó Velasco Alvarado) destinada a eliminar las grandes haciendas y que dedicó la redistribución de once millones de hectáreas a los campesinos. Los antiguos propietarios lloraron la confiscación, porque los bienes expropiados se pagaron con bonos no negociables que corrían el riesgo de perder todo su valor con la inflación.

El régimen de Velasco realizó inversiones masivas en educación, elevó la lengua quechua -hablada por casi la mitad de la población pero despreciada hasta entonces por las autoridades- a un estatus equivalente al del español y estableció la igualdad de derechos para los hijos naturales. En 1974, una ley otorgó a las llamadas comunidades indígenas "nativas" de las tierras bajas del Amazonas la jurisdicción colectiva sobre el territorio y sus recursos.

En política exterior, a diferencia de las dictaduras militares latinoamericanas de la época, en su mayoría de derechas, estableció relaciones diplomáticas con Cuba y China, y adquirió material militar soviético y francés para modernizar el ejército peruano. Esto le valió la hostilidad de Estados Unidos, que respondió con presiones comerciales, económicas y diplomáticas. En 1973, Perú pareció superar el bloqueo financiero impuesto por Washington al negociar un préstamo del Banco Internacional de Desarrollo para financiar su política de desarrollo agrícola y minero. Las relaciones con Chile se deterioraron bruscamente tras el golpe de Estado de 1973, aún en más, es posible que el mismo Velasco Alvarado haya tenido planes de invadir el país austral[7]​.

Obras principales editar

  • Nacionalizó la Banca Nacional desde el inicio de su gobierno, cuando el 31 de diciembre de 1968 se dio el decreto ley 17330 dispuso que el 75% del accionariado debía estar en manos de peruanos.
  • Nacionalizó algunos de los recursos mineros del país: expropió los yacimientos petrolíferos de Talara (de la IPC), así como las explotaciones e instalaciones de Cerro de Pasco Corporation y Marcona Mining. Surgieron diversas empresas estatales: PETROPERÚ (Petróleos del Perú), CENTROMIN PERÚ (encargada de la actividad minera metalúrgica de la zona central del Perú), HIERRO PERÚ (para Marcona) y SIDER PERÚ (para la siderúrgica de Chimbote).
  • Por decreto ley 17716 dada el 29 de junio de 1969, se dispuso una reforma agraria en todo el país con el objetivo de poner fin a la oligarquía terrateniente. Afectó a los latifundios de la sierra, pero también a los complejos agroindustriales de la costa, en las que se crearon Cooperativas Agrarias de Producción (CAPS), sin estar debidamente capacitadas para administrarlas. Ello condujo al colapso de la industria azucarera, hasta entonces uno de los pilares de la economía peruana.[cita requerida]
  • Estatizó la industria pesquera y creó el Ministerio de Pesquería. La pesquería se orientó hacia el consumo humano. Con ello se mejoró la alimentación de la población, puesto que por ejemplo el pescado de mar que nunca había llegado fresco a los andes peruanos, llegaba ahora en carros refrigerados de la empresa pesquera estatal. Pero de otro lado, se inició el colapso de la industria pesquera (harina y aceite de pescado), hasta entonces la primera del planeta.[cita requerida]
  • Para distribuir los alimentos producidos por las cooperativas agrarias creadas por la revolución, se creó el Ministerio de Alimentación, que gestionó convenios para importar alimentos para el país.
  • La reforma del sector industrial se hizo por medio de la Ley General de Industrias, que creó la Comunidad Industrial. Esta involucraba a todos los trabajadores de una empresa, los cuales en teoría debían participar en las utilidades, en la gestión y la administración de la misma.
  • Impuso un control directo del Estado sobre las telecomunicaciones. La Compañía Peruana de Teléfonos fue expropiada y el Estado asumió una participación mayoritaria en la Radio y la Televisión, inicialmente en un 51% del accionarado; posteriormente abarcó el 100%.
  • Creó las Empresas de Propiedad Social, nuevo modelo empresarial, con base en la autogestión del yugoslavo Josip Broz Tito, donde la base del capital era el trabajo. Su puntal financiero era el Fondo Nacional de Propiedad Social FONAPS.
  • Igualó los derechos de los hijos legítimos y naturales ante la ley.
  • Impuso fuertes restricciones a la libertad de prensa, confiscando todos los diarios de la capital, en la medianoche del 27 de julio de 1974. También se confiscaron diarios en provincias.
  • Las Fuerzas Armadas fueron equipadas con moderno armamento adquirido de la Unión Soviética, convirtiéndose en una de las mejores de América Latina. El Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) mantuvo relaciones de cooperación, colaboración e intercambio de información con la KGB.[8]
  • Con el fin de movilizar organizadamente a la población y controlar las movilizaciones sociales, creó en 1972 el Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social (SINAMOS), que pronto actuó como una entidad política al servicio del gobierno revolucionario, odiada y temida. Pasaron a formar parte del SINAMOS algunos intelectuales progresistas y cuadros de izquierda, es el caso del exguerrillero del ELN, Héctor Béjar, quien fue nombrado director del área juvenil del SINAMOS. Otros directivos del SINAMOS fueron Carlos Delgado (exaprista), Carlos Franco, Hugo Neira, Jaime Llosa, etc.
  • En el ámbito internacional, el gobierno de las Fuerzas Armadas promovió una política de no alineación, bajo el lema "ni con el capitalismo ni con el comunismo". En los hechos, la ruptura con los Estados Unidos implicó alianzas con el llamado bloque socialista.
  • Estableció relaciones diplomáticas con la Unión Soviética, la República Popular China, con Hungría, Bulgaria, Alemania del Este, Yugoslavia, Polonia y Corea del Norte. El primer embajador fue Javier Pérez de Cuéllar en la URSS, el cual después llegó a secretario general de las Naciones Unidas entre enero de 1982 y diciembre de 1991.
  • En 1972, decretó una reforma educativa que previó entre otros una educación bilingüe para los peruanos, sobre todo usuarios de lenguas nativas, que componían casi la mitad de la población.
  • En 1973 se dio el Reglamento de Educación Bilingüe[9]​ y, el 27 de mayo de 1975, por Decreto Ley 21156", el cual reconoció al quechua, al igual, que el español, como lengua oficial de la República.[10]​ Se aprobó el Alfabeto básico general del Quechua por R.M. N.º 4023 del 16 de octubre de 1975.[11]​ En 1976, ya durante el gobierno de Morales Bermúdez, se editaron seis gramáticas y sus respectivos diccionarios para los diversos dialectos del quechua.
  • Realizó un conjunto de obras en beneficio de su tierra natal: la restitución al departamento de Piura de terrenos que se hallaban incluidos sin aparente razón en el de Lambayeque; el proyecto Chira-Piura; la construcción de una planta de fertilizantes en Talara; el complejo pesquero de Paita; la modernización de la refinería de petróleo de Talara; la creación del comité ejecutivo del complejo Bayóvar; y la construcción de una planta de solventes para producir alcohol isopropílico y acetona en Talara.[12]
  • Los militares y sus allegados coparon puestos de dirección y niveles de administración pública.

Colapso gubernamental editar

 
Visita oficial a Perú en 1970 del presidente chileno Salvador Allende.

Las grandes reformas emprendidas con el propósito de cambiar la fisonomía del país fueron relativamente ineficaces, a pesar de cierta mejora del nivel de vida de las clases trabajadoras y del desarrollo industrial. La pesca y la agricultura son fracasos especialmente evidentes. PescaPerú sobreexplotó la anchoa, que se utiliza principalmente para la producción de harina de pescado y es un elemento clave en el ecosistema marino peruano. La producción alcanzó niveles récord en los primeros años, pero ello, unido a los efectos del fenómeno de El Niño de 1972, provocó un fuerte descenso de las capturas, hasta el punto de que se tardó más de una década en recuperar un nivel de actividad adecuado. La deuda estatal y la política inflacionista obligaron a devaluar la moneda. Además, la reforma agraria, ambiciosa pero mal llevada, dio lugar a la creación de miles de explotaciones sin capital, lo que perturbó la producción agrícola. Además, los canales de distribución eran objeto de sabotaje, especulación y contrabando, lo que provocaba periódicamente escasez y racionamiento.[13]

En 1973, cuando la crisis económica ya era evidente, Velasco sufrió un grave colapso de salud. El 22 de febrero de ese año fue hospitalizado de urgencia. La presencia de aneurisma le provocó la ruptura de la aorta abdominal. Fue sometido a dos intervenciones quirúrgicas. El 10 de marzo se le amputó la pierna derecha. La junta revolucionaria anunció en ese momento que las obligaciones del presidente de la República eran asumidas por el presidente del Consejo de Ministros Edgardo Mercado Jarrín. Pero a fines de ese mismo mes, Velasco reasumió sus funciones, aunque muy disminuido físicamente. Sectores extremistas cercanos a Velasco pedían una radicalización que orientara al país de manera definitiva hacia el socialismo y el marxismo. Influenciado por esos sectores, el gobierno decidió confiscar los medios de comunicación. En la medianoche del 26 al 27 de julio de 1974, fueron ocupadas las sedes de los últimos diarios limeños que aún mantenían su autonomía: La Prensa (de propiedad de Pedro Beltrán), Última Hora (vespertino que se imprimía en los mismos talleres de La Prensa), El Comercio (de propiedad de la familia Miró Quesada), Correo y Ojo (de propiedad del empresario pesquero Luis Banchero Rossi). Nominalmente, estos diarios fueron puestos a manos de los «sectores organizados» de la población, pero en realidad fueron entregados a empleados serviles del gobierno. Las televisoras y las radios ya habían sido afectadas tiempo atrás por diversas formas de control.

Dicho atropello a la libertad de prensa originó que por primera vez surgieran en las calles de Lima manifestaciones populares contra la dictadura. Los días 28 al 30 de julio la juventud del distrito de Miraflores se apoderó de las calles y plazas alzando su voz de protesta. Más de 400 manifestantes fueron detenidos. El aparato propagandístico del gobierno se limitó a ridiculizar la protesta, calificándola de “pituca” u “oligárquica”.

Así, en ese ambiente de descontento, se llegó a 1975. El 1 de febrero de ese año se inició en Lima una huelga de policías, quienes se quejaban de maltratos y exigían aumento de sus sueldos. Los policías se acuartelaron pacíficamente en Radio Patrulla, en la avenida 28 de julio del centro de Lima. En la medianoche del 4 al 5 de febrero, fueron atacados por la tropa y las unidades blindadas del ejército. Muchos policías huyeron; otros se rindieron. Se produjo también un número indeterminado de muertos y heridos.[14]

En la mañana del 5 de febrero estalló la protesta popular, azuzada, según Velasco, por el APRA, la CIA y la extrema izquierda.[15]​ Grupos de revoltosos, en donde se mezclaron delincuentes, recorrieron la ciudad e incendiaron el Casino Militar de la Plaza San Martín, el local del diario Correo y las oficinas de SINAMOS. El ejército salió a la calle, y en el transcurso de la tarde y la noche de ese mismo día, restableció el orden a sangre y fuego, e hizo un número indeterminado de víctimas. El gobierno suspendió las garantías constitucionales e impuso el toque de queda. El saldo oficial fue de 86 muertos, 155 heridos, 1.012 detenidos y 53 policías enjuiciados.[16]​ Velasco acusó a la CIA y al Partido Aprista de alentar los disturbios y protestas, pero su autoridad estaba ya herida de muerte.[17]

De otro lado, se habló de implicancias del gobierno en casos de corrupción. Se habría detectado lenidad para juzgar supuestos contrabandos, en que habrían estado comprometidos miembros del gobierno. También habrían sido favorecidos por becas de estudios a países del Este europeo parientes de los altos funcionarios del régimen velasquista como de los del sucesor inmediato.[18]

Golpe de Estado de 1975 editar

El 29 de agosto de 1975, el general Francisco Morales Bermúdez, entonces Presidente del Consejo de Ministros, y quien estaba voceado para suceder en el gobierno a Velasco, lideró un golpe de Estado desde la ciudad de Tacna y derrocó a Velasco en una acción que se conoció como el Tacnazo. Para la realización de esta acción, Morales Bermúdez alegó la mala situación económica que atravesaba el país y la deteriorada salud de Velasco, a quien se le debió amputar la pierna derecha el 10 de marzo de 1973 debido a una gangrena devenida de un aneurisma aórtico abdominal que lo puso al borde de la muerte el 23 de febrero.

En la tarde de ese mismo día Velasco abandonó Palacio de Gobierno y se marchó pacíficamente a su residencia de Chaclacayo. Oficialmente, se le consideró “relevado” del alto mando. No hubo manifestación alguna a su favor en el país.

Balance de su gobierno editar

El régimen velasquista tuvo como prioridad cambiar las estructuras de la sociedad peruana que en esa época era desigual y subdesarrollada; en la medida de lo posible lo consiguió aunque cometió errores especialmente a nivel económico. De todos modos, el país empezó a entrar en un proceso de transición con miras a su mejoramiento. En el aspecto político, controló el poder ejecutivo y el legislativo y marginó a los partidos políticos, que no tuvieron la capacidad de enfrentársele. Socialmente, rompió para siempre el espinazo del poder de la oligarquía peruana, a la cual redujo considerablemente. Muchos de los miembros de esta oligarquía abandonaron el país para siempre. Los poderosos “barones” del azúcar y del algodón nunca más recuperaron sus antiguos predios, los cuales mal administrados terminaron en bancarrota y perdieron una gran parte de su capacidad productiva. En el campo económico, el velascato incrementó la participación del Estado en escalas nunca vistas hasta entonces. En 1975 controlaba el 31% de las empresas, el 75% de las exportaciones, el 66% del crédito bancario, el 50% de la inversión fija y el 33% del empleo en el sector empresarial. El modelo estatista destruyó parte de la industria peruana y dejó de herencia gigantes empresas nacionales con masivas cantidades de empleados públicos, notables ineficiencias y niveles de deuda exorbitantes. Dicho modelo se mantendría a lo largo de los años 1980 y sería al final revertido recién en los años noventa. En el plano sociocultural, el discurso velasquista hizo que muchos peruanos dejaran de sentirse inferiores por ser llamados de forma discriminatoria por gente de la oligarquía como cholos o serranos.

Muerte editar

 
La tumba de Velasco Alvarado; en el cementerio El Ángel de Lima.

En sus últimos años, Velasco vivió una especie de reclusión voluntaria, sin dejar herederos políticos.

En abril de 1976, Velasco viajó a los Estados Unidos para seguir tratamientos en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed de Bethesda, Maryland. El 26 de julio del mismo año sufrió de un derrame cerebral tras una fuerte subida de tensión sanguínea que le dejó parcialmente paralizado el cuerpo.[19][20]​ Debido a ello, Velasco fue internado en el Hospital de la Universidad de Georgetown en Washington D. C..

En octubre de 1977 fue operado nuevamente en los Estados Unidos para evitar otro aneurisma en la aorta torácica.

En noviembre de 1977, le fue extirpado un quiste pancreático; sin embargo, el general sufrió de intensas hemorragias que obligaron a una operación de urgencia.

Falleció en el Hospital Militar de la ciudad de Lima, el sábado 24 de diciembre de 1977 tras que los médicos declararan una septicemia incontenible.

El 25 de diciembre, el Gobierno anunció que Velasco sería enterrado con honores de Presidente de la República del Perú y que el día 26 sería día de duelo nacional el cual se consideraría feriado .

La misa de Honras fúnebres fue celebrada por el Cardenal Juan Landázuri Ricketts y luego se trasladó el cuerpo por el Centro de Lima hasta el cementerio, con gran cantidad de población acompañando a los altos mandos militares. El Presidente del Consejo de Ministros, General Guillermo Arbulú Galliani fue el encargado de dar un discurso en el cementerio de parte del gobierno.

Durante el desplazamiento, más de veinte organizaciones de sindicatos, encabezadas por la Confederación Nacional Agraria convocaron a obreros, estudiantes y gremios para acompañar el sepelio.[21]

Sus restos reposan en el Cementerio El Ángel de Lima. En 1980, su tumba fue objeto de un atentado perpetrado por Sendero Luminoso (15 de junio), en la que sería una de sus primeras acciones en el marco del Terrorismo en el Perú.

Legado editar

 
Estatua de Juan Velasco Alvarado en la Urbanización La Palma, en Ica.

La imagen de Velasco se mantendría como un importante referente del reformismo militar peruano de la década de 1970. Algunos de sus principales lugartenientes fundaron el Partido Socialista Revolucionario (PSR), inspirado netamente en el proyecto velasquista. Dos meses después de su conformación sus cabecillas fueron deportados a Panamá y México, permitiéndose su regreso para las elecciones de la Asamblea Constituyente, obteniendo cerca del 6.6% de los votos. El PSR fue parte de la Izquierda Unida, alianza que integraba a las diversas organizaciones socialistas peruanas, ubicadas políticamente a la izquierda.

Homenajes editar

El 18 de diciembre de 2014, el presidente Ollanta Humala clausuró el año de la Promoción Juan Velasco Alvarado en la Escuela Militar de Chorrillos (CIMP).[22]

Crítica editar

Muchos sectores sociales y políticos muestran rechazo o incomodidad frente a la obra de su gobierno, sobre todo por sus simpatías con la Izquierda política, las consecuencias económicas de la Reforma agraria o el impacto cultural del Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada.

Autores Indianistas acusarían a su gobierno de no haber sido auténticamente Indigenista, ya que provocó un estado de confusión, en tanto que lo "indio" fue visto por la ideología del régimen como un término "colonial", el cual debía desaparecer del vocabulario del "proletariado-campesino", dándole connotaciones despectivas que no habían tenido durante los últimos siglos. Aquello fue considerado como una traición a la lucha del indio contra la cultura mestiza y criolla hegemónica de la modernidad, en tanto que el "indio" (como un sujeto de derecho con una identidad distinta) poseían un uso histórico y jurídico que les permitió defender sus tierras comunales tradicionales frente a los intentos de usurpación por parte de los hacendados, así como del propio Estado. Escribanos indígenas como Leandro Condori Chura recurrieron a esa identidad virreinal para defender "la legítima propiedad del indio sobre las tierras del Nuevo Mundo" que la Corona española les había reconocido durante los siglos XVI y XVII con la república de indios (continuando así también la institucionalidad y organización económica de los gobiernos prehispánicos), y de las cuales no podían ser despojados ni removidos, cosa que sucedió tras la Independencia hispanoamericana y las Revoluciones Liberales-burguesas. Sin embargo, esta "contaminación socialista" y "Marxistización del indio" fue recibido como una molestia por parte de analistas indígenas como Germán Choque Condori, considerándolo como un intento de meter ideologías y sistemas de organización social que les eran ajenos al indio (pero provenientes de las elites criollas ilustradas), forzándolos a adoptar un Igualitarismo que no estaba en la lucha indígena (marcada más bien por una oposición a una degenerada aplicación de la Igualdad ante la ley que le niega sus diferencias propias al indio para protegerse jurídicamente del blanco), e incluso amenazando la lucha indígena al querer disolverla dentro de una lucha agraria nacional y proletaria internacional de la cual no se sienten totalmente identificados, considerándose indiferentes a toda forma de Nacionalismo (incluido el propuesto por el régimen), así como exigiendo una distinción de su causa frente a la del Movimiento obrero Internacionalista (de la cual acusan de querer hacerse con el monopolio del Movimiento indígena para introducir ideologías del Espectro político moderno del que no quieren ser partícipes).[23][24][25][26][27]

“Velasco Alvarado le da importancia, pero no como indio sino como campesino, no como nación del Tahuantinsuyo, sino como peruanos, Juan Velasco Alvarado es el que ha desarticulado el ayllu, la marca y los ha cambiado por la comunidad agraria, lo agrario es muy usado por los comunistas, socialistas y nacionalistas de ese tiempo. […] El concepto indio les había molestado, a la casta oligárquica criolla, tanto de Lima y de La Paz, porque es un concepto histórico jurídico, porque la bula papal del 7 de junio de 1494 ha determinado de que este continente se llame Las Indias, dándole un gentilicio de indio para el habitante natural e indiano para el criollo o el español que ha nacido en estas tierras, y estos 2 conceptos se han usado […] es muy importante el termino indio para combatir por la restauración del Tahuantinsuyo. Porque por detrás del campesino no, cualquiera puede ser campesino, un gringo, y otra persona, o extranjero, en cambio el indio es el habitante y dueño (legitimo) de nuestro continente…”.
 
Estatua de Velasco Alvarado en la plaza de Uyurpampa, distrito de Incahuasi.

Distinciones y condecoraciones editar

Condecoraciones peruanas editar

Condecoraciones extranjeras editar

Véase también editar

Referencias editar

  1. Fallecimiento del expresidente del Perú Juan Velasco Alvarado
  2. Así ocurrió: En 1968 el general Velasco da un golpe de Estado
  3. El Proceso Peruano. (1974). Inide p.15.
  4. López Martínez 2011, p. 51.
  5. Chirinos Soto, 1985, pp. 295-296.
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Notas editar

  1. Existen referencias contradictorias sobre su año de nacimiento, así como en el lugar (hay biógrafos que indican que nació en la ciudad de Piura), o en el año 1909

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