Gregorio Marañón

científico e historiador español
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Gregorio Marañón y Posadillo (Madrid, 19 de mayo de 1887-27 de marzo de 1960) fue un médico internista, científico, historiador, político, escritor y pensador español, perteneciente a la generación de 1914,[1]​ cuyas obras en los ámbitos científico e histórico tuvieron relevancia internacional.[2]​ Durante cuarenta años[3]​ dirigió la cátedra de Endocrinología en el Hospital Central de Madrid y fue uno de los protagonistas del nacimiento de la endocrinología española.[2]​ Fue académico de número de la Real Academia Española, de la de la Historia, de las Bellas Artes, de la de Medicina y de la de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales). Junto a Ortega y Gasset y Pérez de Ayala, fundó la Agrupación al Servicio de la República,[4]​ aunque criticó posteriormente la incapacidad de la Segunda República para aunar a todos los españoles.[5]

Gregorio Marañón


Diputado a Cortes
por Zamora
12 de julio de 1931-9 de octubre de 1933

Información personal
Nacimiento 19 de mayo de 1887 Ver y modificar los datos en Wikidata
Madrid (España)
Fallecimiento 27 de marzo de 1960
(72 años)
Madrid (España)
Sepultura Cementerio de San Justo Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Familia
Padre Manuel Marañón Ver y modificar los datos en Wikidata
Cónyuge María de los Dolores Moya y Gastón de Iriarte
Hijos Gregorio Marañón Moya
Educación
Educado en Universidad de Madrid Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Área Endocrinología
Ensayo histórico
Empleador Universidad Central Ver y modificar los datos en Wikidata
Movimiento Generación de 1914 Ver y modificar los datos en Wikidata
Miembro de
Distinciones
Firma

Biografía

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Era hijo de Manuel Marañón y Gómez-Acebo, oriundo de Santander y de su esposa María del Carmen Posadillo Bernacci, natural de Cádiz. Nació en Madrid el 19 de mayo de 1887, ciudad donde falleció el 27 de marzo de 1960.

Fue el cuarto de siete hermanos, de los que uno de ellos, gemelo suyo, murió al nacer. Desde niño trató a amigos de su padre de gran relevancia en la época como Benito Pérez Galdós, José María de Pereda o Marcelino Menéndez Pelayo.

Inició sus estudios de Medicina el curso 1902-03 en la Facultad madrileña de San Carlos teniendo como maestros a Ramón y Cajal, San Martín, Manuel Alonso Sañudo, Madinaveitía y Olóriz[6]​. Siendo aún estudiante publicó sus primeros artículos en la Revista Clínica de Madrid.

En 1909, siendo aún estudiante, obtuvo el Premio Martínez Molina otorgado por la RA Medicina[7]​ y en 1910 obtuvo el Premio Extraordinario de licenciatura y viajó a Alemania pensionado por el Ministerio de Instrucción Pública. A su regreso publicó La quemoterapia moderna según Ehrich. Tratamiento de la sífilis por el 606 y sus primeros trabajos sobre la enfermedad de Addison.

En 1911 elaboró su tesis doctoral La sangre en los estados tiroideos por la que obtuvo el Premio Extraordinario de doctorado. En dicho año se casó con María de los Dolores Moya y Gastón de Iriarte (hija del periodista Miguel Moya) con quien tuvo tres hijas y un hijo: María del Carmen; María de Belén; María Isabel, y Gregorio, primer marqués de Marañón.

Desde 1917 publicó artículos sobre cuestiones sociales y políticas ─no descuidando sus inquietudes médicas e investigadoras─ realizando largos viajes por España. En dicho año fue retratado por Sorolla, Zuloaga y más tarde por Benlliure, Barral, Solana, Benedito, Macho y Vázquez Díaz; siendo considerado una de las personalidades más admiradas y relevantes de España.

 
Retratado por Sorolla en 1920

En 1919 fue nombrado consejero de Sanidad y en 1920, de Instrucción Pública. En 1922 ingresa como académico numerario de la Real Academia de Medicina. En dicho año acompañó a Alfonso XIII en el famoso viaje a Las Hurdes escribiendo su manuscrito inédito "Viajes".

Dentro de las corrientes culturales e intelectuales españolas se le enmarca en la generación del 14 siendo un defensor de los principios liberales.[8]​ implicándose, tras la Restauración de la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923) en la vida política española destacando su proximidad intelectual y personal con Miguel de Unamuno que, al ser éste cesado, hizo que se enfrentara con la dictadura. Diversos desacuerdos llevaron a su destitución como director del Hospital del Rey.

Hombre austero,[9]humanista,[10]​ y liberal,[11]​ está considerado como uno de los más brillantes intelectuales españoles del siglo XX.[12]Pedro Laín Entralgo destacó su estilo literario.[10]​ Como otros intelectuales de la época, se implicó política y socialmente: fue médico del rey Alfonso XIII, combatió la dictadura de Primo de Rivera (condenado a un mes de cárcel) y se manifestó crítico con el comunismo.[¿cuándo?] Apoyó en un primer momento la Segunda República, como uno de los fundadores —junto a Ortega y Gasset y Pérez de Ayala— de la Agrupación al Servicio de la República,[4]​ aunque no tardó en criticar a la República por su incapacidad para aunar a todos los españoles.[5]​ Como parlamentario de las Cortes de la República ha sido caracterizado por su inactividad en el escaño.[13]

Fueron muchos sus reconocimientos académicos como su nombramiento de doctor honoris causa por la Universidad de La Sorbona (1932), de la Historia (1934), y de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1934).

 
Caricaturizado en 1925 por Pellicer

La tarde del 17 de julio de 1936, un día antes del inicio de la guerra civil española, salió junto a su esposa del aeropuerto de Madrid rumbo a Lisboa.[14]​ Estuvo refugiado en la Legación Polaca de Madrid de donde a mediados de diciembre de 1936 partió hacia París.[15]

Tras varios viajes por Latinoamérica regresó a España en otoño de 1942 incorporándose en 1944 al puesto de médico de la Beneficencia Provincial de Madrid y en 1946 retomó su cátedra de Endocrinología.

Su elección como numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1953 supuso un reconocimiento a su aportación a las ciencias, las artes y las letras durante toda su vida.

Desde entonces y hasta su fallecimiento el 27 de marzo de 1960 "continúo entretejiendo los mimbres de esta disciplina en España"[16]​.

Trayectoria

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Posiblemente después de alejarse de Madrid —en torno a enero de 1937— y ante la requisitoria de su opinión sobre la España republicana, Marañón expresó en una reunión de intelectuales franceses lo siguiente:

No hay que esforzarse mucho, amigos míos; escuchen ustedes este argumento: el ochenta y ocho por ciento del profesorado de Madrid, Valencia y Barcelona [las tres universidades que, junto a la de Murcia, habían quedado en manos de los republicanos] ha tenido que huir al extranjero, abandonar España, escapar a quien más pueda. ¿Y saben ustedes por qué? Sencillamente porque temían ser asesinados por los rojos, a pesar de que muchos de los intelectuales amenazados eran tenidos por hombres de izquierda.[17]

En el artículo titulado Liberalismo y comunismo, publicado en Revue de Paris el 15 de diciembre de 1937, manifestó con claridad su cambio de posición respecto de la Segunda República:

[...] En la historia hay una cosa absolutamente prohibida: el juzgar lo que hubiera sucedido de no haber sucedido lo que sucedió. Mas lo que no admite duda es que las profecías de las derechas extremas o monárquicas que se oponían a la República se realizaron por completo: desorden continuo, huelgas inmotivadas, quema de conventos, persecución religiosa, exclusión del poder de los liberales que habían patrocinado el movimiento y que no se prestaban a la política de clases; negativa a admitir en la normalidad a las gentes de derecha que de buena fe acataron el régimen, aunque, como es natural, no se sintieran inflamadas de republicanismo extremista. El liberal oyó estas profecías con desprecio suicida. Sería hoy faltar inútilmente a la verdad el ocultarlo. Varios siglos de éxito en la gobernación de los pueblos —algunos aún no extinguidos, como los de las democracias inglesa y norteamericana— habían dado al liberal una excesiva, a veces petulante, confianza en su superioridad. La casi totalidad de las estatuas que en las calles de Europa y de América enseñan a las gentes el culto de los grandes hombres tienen escrito en su zócalo el nombre de un liberal. Cualquiera que sea el porvenir político de España, no cabe duda que en esta fase de su historia fue el reaccionario y no el liberal, acostumbrado a vencer, el que acertó.[18]
Gregorio Marañón

Desde diciembre de 1936 hasta otoño de 1942, Marañón vivió fuera de España, en un exilio de hecho. De vuelta en España, si bien la dictadura —como hizo con otros intelectuales— utilizó su figura para mejorar su imagen exterior, en general el franquismo respetó su figura. Según el historiador Miguel Artola Gallego en 1987, «la mayor aportación política de Marañón fue sin duda haber levantado la bandera del liberalismo, de la libertad, en una época en que pocos o ninguno podían hacerlo», entendiendo por «liberalismo» lo contrario a una adscripción política determinada.[19]​ A este respecto, el propio Marañón escribió:

Ser liberal es, precisamente, estas dos cosas: primero, estar dispuesto a entenderse con el que piensa de otro modo y, segundo, no admitir jamás que el fin justifica los medios, sino que, al contrario, son los medios los que justifican el fin. El liberalismo es, pues, una conducta y, por lo tanto, es mucho más que una política.[20]
Marañón, prólogo de su libro Ensayos liberales, 1946

Tras la revuelta estudiantil de 1956, encabezó, junto a Menéndez Pidal, los primeros manifiestos que denunciaban desde el interior la situación política y solicitaban el regreso de los exiliados.[21]

 
Gregorio Marañón en un rincón de su biblioteca. De la revista Caras y Caretas, 17 de enero de 1931.

Su contribución a la medicina se centró pronto en la endocrinología, de la que fue uno de sus precursores.[22]​ En su primer año de licenciado (1909) publicó siete trabajos en la Revista Clínica de Madrid, de los que solo uno era de carácter endocrinológico, sobre la insuficiencia poliglandular endocrina. En 1910 publicó cinco trabajos, dos de ellos en endocrinología sobre la enfermedad de Addison.[22]​ En los años siguientes, su interés por la endocrinología aumentó.[2]​ Solamente en 1930 publicó su Endocrinología (Madrid: Espasa-Calpe) y treinta títulos más en revistas científicas sobre esa especialidad, de los cuales la mitad fueron trabajos como único autor, todo lo cual destaca en el marco de las circunstancias político-históricas en las que Marañón estaba directa o indirectamente involucrado.[22]

En el campo de la ética moral del médico, se mantuvo coherente a lo largo de toda su trayectoria, con los valores católicos, y durante la Segunda República se mostró contrario a los métodos anticonceptivos artificiales y a la educación sexual en la infancia por parte del Estado, postulando que tal tarea correspondía a los padres.[23]

Se hizo eco de la corriente internacional eugenésica que existía en el campo científico y político en las décadas de 1920 y 1930, participando en las Primeras Jornadas Eugénicas (1933). Los planteamientos teóricos eugenésicos de Marañón partían fundamentalmente de la alta mortalidad infantil y de los malos cuidados que padecían muchos niños en la España de los años 1920. Respecto a los medios para regularlo -sin entrar en contradicción con la moral católica- abogó por la educación y depositando finalmente en la conciencia individual, la decisión última.[24][25]

Escribió el primer tratado de medicina interna en España, junto con el doctor Hernando, y su libro Manual de diagnóstico etiológico (1946) fue uno de los libros de medicina más difundidos en todo el mundo por su enfoque en el estudio de las enfermedades y por sus inéditas aportaciones clínicas.[cita requerida]

Además de su dedicación intensa a la medicina, escribió sobre temas muy diversos:

Yo escribo sobre lo que se me ocurre porque quiero. Me place hacer uso de la facultad que Dios nos ha dado a los hombres de contemplar y comentar el espectáculo maravilloso de la vida tal como es, en su vasta plenitud.[26]
Gregorio Marañón

En la década de 1930 publicó sus primeros ensayos históricos con especial atención en el género biográfico.[27]​ Así, fundó lo que se denominó «psicohistoria».[27]​ Así, en obras como Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo (1930), Amiel. Un estudio sobre la timidez (1932), Las ideas biológicas del padre Feijoo (1934), El Conde-Duque de Olivares. La pasión de mandar (1936) o Tiberio. Historia de un resentimiento (1939), analizó diversas facetas del comportamiento humano:[27]​ la timidez en Amiel, la pasión por el poder en El Conde Duque de Olivares, la impotencia y el resentimiento en Tiberio, la intriga y la traición política en Antonio Pérez —uno de los hacedores de la leyenda negra española—. Ya en 1924 había publicado Notas para la biología de Don Juan (Revista de Occidente, n.º 7, Madrid, enero 1924) –también como Psicopatología del donjuanismo (Anales de RANM, Vol. 44, Madrid, 1924, pp. 692 ss.; El Siglo Médico, Madrid, 1 de marzo de 1924; Archivos de Medicina, Cirugía y Especialidades, Vol. 14, n.º 8, Madrid, pp. 321-344). En esos trabajos, y en sus Tres Ensayos sobre la vida sexual (1926), desmitificaba al donjuanismo como arquetipo de virilidad.[28]

Fue admitido y colaboró en cinco de las ocho Reales Academias españolas.

La huella de Marañón es, en palabras de Ramón Menéndez Pidal, «imborrable» tanto en el plano de la ciencia como en quienes lo trataron.[29]Pedro Laín Entralgo definió su figura como «poliédrica», distinguiendo hasta cinco personalidades distintas y complementarias: el Marañón médico, el escritor, el historiador, el moralista y el español.[30]​ Respecto a su vertiente moralista se podría definir aún más en su condición de «cristiano»; de hecho, en toda su prolífica obra son constantes las referencias a Dios, así como las muestras públicas de su fe, por lo que parece con clara intencionalidad testimonial. En relación con esto, declararía en una entrevista: «Si tuviera que reducir mi biblioteca a tres libros dejaría la Biblia, el Quijote y un buen libro de versos».[31]

O en alusión a su homólogo científico: «Pasteur, el hombre de ciencia representativo, el hombre que dedicó toda su energía a la investigación de la materia y el origen de la vida, no solo fue un idealista, sino también un católico practicante, fervoroso y sencillo. ¡Qué gran lección esta para las generaciones de investigadores actuales, educados en un materialismo impenitente! La verdad es que tenemos el deber de oírla; que no hay razón para poner un gesto admirativo ante la labor investigadora de Pasteur y un gesto de indiferencia ante ese rasgo de su espiritualidad, tan íntimamente ligada a su obra entera».[32]

Fue médico de la Casa Real y de numerosísimos personajes de la vida política, literaria y social de España.[30]​ Pero por encima de todo fue «médico de beneficencia» —o de atención a los pobres— del Hospital Provincial de Madrid, hoy Hospital General Universitario Gregorio Marañón,[33]​ donde en 1911 fue adscrito a su petición al servicio de enfermedades infecciosas. Junto con este, el mayor hospital de Madrid, hoy también llevan su nombre numerosas vías públicas e instituciones educativas de toda España.

Anécdotas

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De la humanidad de Dr. Marañón nos llega esta anécdota que el doctor Marius Foz ilustró en su opinión de que la nueva tecnología no debe deshumanizar la asistencia.[34]​ Cuenta que preguntaron al doctor cuál era la innovación más importante de los últimos años. Gregorio Marañón se quedó un momento pensativo y respondió:

La silla. La silla que nos permite sentarnos al lado del paciente, escucharlo y explorarlo.
Gregorio Marañón

Marañón y Toledo

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Marañón llega a Toledo de la mano de Benito Pérez Galdós, amigo y contertulio de su padre durante los veranos santanderinos. Con él visitó la ciudad de niño; y ya en 1921, siendo un médico de renombre, adquirirá el Cigarral de Menores, donde, según propia confesión, pasó las mejores y más fructíferas horas de su vida. Desde su exilio en París, en 1941 escribe la obra “Elogio y nostalgia de Toledo”, donde profundiza en aspectos y figuras toledanistas como los conventos, el Tajo, Garcilaso o El Greco. Con su discurso “El Toledo de El Greco” ingresó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1956. Por su cigarral toledano pasaron muchas e importantes personalidades españoles y extranjeras como Federico García Lorca,Ramón María del Valle Inclán, Albert Einstein, Alexander Fleming o Charles de Gaulle, a quienes guíaba por la ciudad que tan a fondo conocía. Pocos días antes de morir, en marzo de 1960, regresó al cigarral para contemplar por última vez un atardecer toledano y pronunció su famosa frase de “Toledo, luz de mi vida”. La ciudad, a su vez, recuerda a su hijo adoptivo con un busto de Victorio Macho en la calle de Santo Tomé, donde acostumbraba a oír misa en la iglesia parroquial cada domingo.[35]

Fundación

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Monumento en la localidad jienense de Jódar en memoria de Marañón.

La Fundación Gregorio Marañón se fundó el 11 de noviembre de 1988, con los propósitos de «perpetuar el pensamiento y la obra del Dr. Marañón, difundir la alta magistratura de la medicina que ejerció y fomentar la investigación en los campos de la medicina y la bioética». También, «es tarea primordial de la Fundación la localización y recuperación de todos los documentos biográficos y bibliográficos para constituir un Fondo Documental a disposición de los estudiosos que deseen analizar y profundizar en la significación y vigencia del pensamiento y obra de Gregorio Marañón». Desde 1990 se celebra anualmente una Semana Marañón.[36]

La Semana Marañón de 1999 se dedicó al tema de la emoción;[37]​ la de 2000, celebrada en Oviedo, a Benito Jerónimo Feijoo, hoy,[38]​ la de 2001 a la figura de don Juan;[39][40]​ la de 2002, celebrada en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, se dedicó a "La obra médica de Marañón",[41]​ la de 2006, celebrada en Valencia, a "Luis Vives: humanista español en Europa"[42]​ y la de 2009 a "La tradición liberal".[43]

El 9 de julio de 2010 la Fundación José Ortega y Gasset y la Fundación Gregorio Marañón se fusionaron, creando una única entidad: la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, también conocida como Fundación Ortega-Marañón. Unos de sus centros es el Instituto de Humanidades y Ciencias de la Salud Gregorio Marañón.

Ateneo de Madrid

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El Ateneo de Madrid conmemoró el 50 aniversario del fallecimiento de Marañón, el 19 de octubre de 2010.[44]​ En 1924 Marañón «había sido elevado al cargo del presidente del Ateneo por aclamación de los socios, que le consideraron su presidente legítimo, pero su presidencia fue de facto pues la dictadura de Primo de Rivera no permitió la sesión electoral. Tras la "junta facciosa", no reconocida por los socios, Marañón fue elegido presidente del Ateneo en marzo de 1930».[45]

Cronología

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Monumento a Gregorio Marañón en la Ciudad Universitaria de Madrid

Además de numerosos artículos, monografías científicas (más de 500) y prólogos de libros (llegó a redactar 220), escribió los siguientes libros:

Medicina

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Historia

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Pensamiento

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Referencias

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  1. Sánchez Seoane, Loreto (13 de marzo de 2014). «La Generación del 14, 100 años después». El Mundo. Madrid. Consultado el 12 de marzo de 2017. 
  2. a b c Aguirre Marco, Carla P. (2013). «El significado histórico de las aportaciones de Marañón a la endocrinología internacional». Arbor (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) 189 (759). Consultado el 31 de marzo de 2021. «Una aproximación a la temprana difusión internacional de la obra endocrinológica de Marañón permite situar su protagonismo en el nacimiento de la especialidad médica en España en el marco de la endocrinología internacional, que cristalizaba en la medicina clínica europea de la misma generación de Marañón, la de 1914. [...] Por otra parte, concurrieron en su persona y su labor casi todas las actividades y posiciones que caracterizan el proceso inicial de especialización médica, lo que hace de Marañón el protagonista indiscutible del nacimiento de la endocrinología española. [...] Pero más importante es que la obra de Marañón tuviera desde el principio una amplia difusión internacional. No sólo lo atestiguan las traducciones y reediciones de sus libros, algunos puestos al día en sus ediciones extranjeras. En 1929 se editaba en Budapest su original Praediabetische Zustände y publicó artículos originales en numerosas revistas médicas extranjeras, pero en las especializadas más prestigiosas lo hizo desde el momento de su aparición: en 1923 comenzó a publicar en la francesa que había nacido el año anterior y en 1929 en Endokrinologie, fundada en 1928. De 1921 data su primer artículo en la norteamericana Endocrinology. Las publicaciones de Marañón —en castellano en su mayoría— alcanzaron una proyección internacional también circulando en los repertorios de bibliografía médica ‹en curso› de mayor difusión y en los especializados en endocrinología. Sólo hasta 1936 circularon 194 publicaciones de Marañón a través principalmente de Index Medicus (continuación del Index Catalogue of the Surgeon’s General Office) y Quarterly Cumulative Index Medicus, precursores de Medline y su sucesor actual Pubmed. Contaba Marañón entonces con cerca de 660 publicaciones médicas originales (1909-1935); casi un tercio, pues, de su producción alcanzó difusión inmediata en la comunidad médica internacional de esta manera. En su mayoría se trataba de publicaciones de endocrinología, metabolismo y nutrición, hasta 154, publicadas entre 1910 y 1935, la mayoría artículos firmados en solitario y publicados en castellano.[...] Aunque más de un tercio de esta producción endocrinológica difundida —hasta 60 trabajos— lo firmó Marañón en colaboración con 35 autores diferentes entre 1916 y 1935. Y cincuenta y ocho trabajos, aparte de los libros citados, se habían publicado en el extranjero, la mayoría en revistas médicas generales —sobre todo las francesas y alemanas más prestigiosas— pero veinte en revistas endocrinología: nueve en la Revue française d’endocrinologie (1924-1935, tres en colaboración), cinco en Endokrinologie (1929-1934, tres en colaboración) y seis en Endocrinology, la única revista en inglés en la que publicó (1929-1934, en colaboración).» 
  3. López Vega, Antonio (2011). «Fusi, Juan Pablo: Prólogo». Gregorio Marañón: radiografía de un liberal. España: Taurus. ISBN 978-84-306-0794-5. «Marañón, en efecto, publicó un total de 125 libros, unos 1800 artículos, y cerca de 250 prólogos. Solo su obra médica sumó 32 monografías y 1056 artículos, muchos de ellos contribuciones sustantivas y originales a la ciencia médica. A su trabajo en el Hospital General de Madrid, que compatibilizó con el ejercicio de la medicina privada y con sus publicaciones, dedicó, como él mismo recordaría en 1955, 40 años (1911 a 1955), 12561 días y 40000 horas de servicio.» 
  4. a b Ortega y Gasset, José (2005). «Agrupación al servicio de la República (Manifiesto) (1931)». Obras completas. Ⅳ. Madrid: Fundación Ortega y Gasset-Taurus. p. 660-663. ISBN 84-306-0592-4. 
  5. a b Canal, Jordi, ed. (2007). Exilios. Los éxodos políticos en la Historia de España, siglos XV a XX. Madrid: Sílex. p. 229. ISBN 978-84-7737-189-2. Consultado el 8 de junio de 2013. «Unos días más tarde de su partida, el 10 de enero de 1937, aludiendo a los excesos vividos, Marañón rectificaba una trayectoria previa de compromiso con la República. No era tanto una inequívoca filiación monárquica, cuanto una perspectiva crítica de las limitaciones mostrada por la República en su capacidad de incorporación e inclusión en el cuerpo nacional de sectores sociales hasta esos momentos excluidos de la plena condición ciudadana [...]». 
  6. «Jacobo López Elizagaray, Madinaveitia, Azúa y Ortiz de la Torre, fundó la «Revista Clínica de Madrid»». 
  7. «El jurado quedó desconcertado al comprobar que el autor del trabajo premiado, Investigaciones anatómicas sobre el aparato paratiroideo del hombre, aún no había finalizado su carrera de Medicina.». 
  8. «Su biografía intelectual estuvo marcada por la defensa de los principios liberales —respeto y tolerancia hacia las ideas de los demás, la comprensión como pauta de actuación, la defensa de la libertad como valor humano esencial...—.». 
  9. Aresti, Nerea (2002). «La nueva mujer sexual y el varón domesticado. El movimiento liberal para la reforma de la sexualidad (1920-1936)». Arenal: revista de historia de las mujeres (Universidad de Granada, Facultad de Filosofía y Letras) 9 (1): 125-150. «[...] la defensa del placer femenino fue una tendencia dominante entre los modernos moralistas. Incluso Gregorio Marañón, particularmente austero, destacó este aspecto de la nueva moral sexual.» 
  10. a b Laín Entralgo, Pedro. «Gregorio Marañón (1887-1960)». Biblioteca Virtual Cervantes. Consultado el 31 de marzo de 2021. «[...] Con esta eximia manera de trabajar la prosa puso Marañón fina piel limitante y expresiva a la materia de su obra escrita. Materia, todos lo saben, de verdad ingente y diversa. Pero aun siendo tan fabuloso el elenco de sus publicaciones -no menos de mil doscientos ochenta y siete títulos recogía un índice bibliográfico de 1952- es posible ordenar los temas de todas ellas bajo tres rúbricas principales: la enfermedad y su curación, España, la dignidad humana. [...] quede ahora no más que aludido -pronto reaparecerá, mirado a otra luz- el prodigioso tributo literario de este gran escritor a la tierra, los hombres y el pasado de su patria; queden, en fin, sin mención expresa y pormenorizada -entre lectores españoles no es necesaria- los títulos de los libros y ensayos, tan capitales en su obra, que él consagró al tema de la dignidad humana. Mas no quiero dejar sin breve glosa este último epígrafe, porque el modo de concebirlo Marañón ilustra muy bien su calidad espiritual de humanista cristiano. La dignidad humana no fue para él, como para los humanistas del Renacimiento había sido, la simple eminencia ontológica y operativa del hombre en la ordenación del cosmos, y tampoco mera respuesta polémica contra la tan reciente tendencia filosófica y literaria a subrayar cuanto de abyecto y fugitivo hay en el ser humano, sino capacidad ilimitada para la invención de deberes y posibilidad de sentir y cultivar en la propia alma alguna de las vocaciones que él llamaba «del amor». Deber inventado, vocación de amor: decidme si en la obra humanística de Marañón hay dos temas más reiterados y característicos, más ‹marañonianos›.» 
  11. López Vega, Antonio (2011). Gregorio Marañón: radiografía de un liberal. España: Taurus. ISBN 978-84-306-0794-5. 
  12. Herreros Ruiz-Valdepeñas, Benjamín; Gargantilla Madera, Pedro; Bandrés Moya, Fernando (2008). Gregorio Marañón; cumbre y síntesis para el siglo XXI. Humanidades Médicas. Madrid, España: Fundación Tejerina - ADEMAS Comunicación Gráfica. p. 7. ISBN 978-84-936577-3-4. Consultado el 18 de febrero de 2012. «Gregorio Marañón es sin duda una de las personalidades más influyentes y brillantes del siglo XX en España y, si cabe, de la cultura europea. Su inmensa obra abarca temáticas tan diversas y difíciles de tratar como la medicina, las manifestaciones artísticas del momento, la filosofía o la historia. De hecho, era académico de cinco academias, algo inaudito [...] Pero no solo fue un autor prolífico, es que además sus obras poseían una calidad y originalidad únicas.» 
  13. Ansó, Mariano (1976). Yo fui ministro de Negrín. Memorias ineludibles. Planeta. p. 38. ISBN 84-320-5621-9. «El doctor Marañón jamás despegó los labios, ni para bien ni para mal». 
  14. El doctor Marañón y su esposa marchan a Lisboa, en el diario La Prensa, 18 de julio de 1936, pág. 8.
  15. [1]
  16. «cita». 
  17. Vegas Latapié, Eugenio (1987). Los caminos del desengaño. Memorias políticas 2: 1936-1938. Madrid: Tebas. p. 264. ISBN 978-84-7273-135-6. 
  18. Marañón, Gregorio (1937). «Liberalismo y comunismo». Trabajo publicado en la Revue de Paris en su número del 15 de diciembre de 1937. Posteriormente en La Nación, Buenos Aires, el 3 de enero de 1938. También fue editado y distribuido, en forma de separata, en 1938, por la Oficina de Prensa y Propaganda de la Representación del Gobierno Nacional en Buenos Aires (O.P.Y.P.R.E). Finalmente, fue publicado en la revista Punta Europa, año V, núms. 55-56, Madrid, julio-agosto de 1960. Consultado el 19 de septiembre de 2015. 
  19. Artola, Miguel (1987). «Marañón historiador historiado». Marañón. Actualidad anticipada. Madrid: EUDEMA. p. 27. ISBN 978-8477540199. 
  20. Marañón, Gregorio (1946). Ensayos liberales. Volumen 600 de Colección Austral. 152 páginas. Madrid: Espasa-Calpe. 
  21. Gregorio Marañón y Bertrán de Lis y Antonio López Vega, «El último Marañón.» Revista de Occidente, no. 347, abril 2010, http://www.ortegaygasset.edu/descargas/contenidos/Articulo_abril.pdf, recuperado 2014-09-10.
  22. a b c Orozco Acuaviva, Antonio (1999). «Capítulo 3: Gregorio Marañón en el origen de la endocrinología española». Historia de la endocrinología española. Madrid: Ediciones Díaz de Santos. pp. 69 y siguientes; 81; 121-124. ISBN 84-7978-395-8. 
  23. «Conferencia del Dr. Marañón en la Universidad Internacional de Verano de Santander: Sobre "La ética moral del médico"». La Cruz: 1. 31 de julio de 1935. 
  24. Herreros Ruíz-Valdepeñas, Benjamín. «Gregorio Marañón y la Eugenesia. Consideraciones éticas». Gregorio Marañón. Cumbre y síntesis para el siglo XXI. p. 151. 
  25. Ferrándiz, Alejandra; Lafuente, Enrique (1999). «El pensamiento eugénico de Marañón». Asclepio. doi:10.3989/asclepio.1999.v51.i2.314. 
  26. Marañón, Gregorio (1977). Idearium Obras Completas X 10. Madrid: Espasa Calpe, S.A. p. 381. ISBN 978-8423951499. 
  27. a b c López Vega, Antonio (2009). Biobibliografía de Gregorio Marañón. Biblioteca del Instituto Antonio de Nebrija; BIAN-19. Editorial Dykinson - Universidad Carlos III de Madrid. pp. 22-23. ISBN 978-84-9849-835-6. 
  28. López Vega, Antonio (2009). Biobibliografía de Gregorio Marañón. Biblioteca del Instituto Antonio de Nebrija; BIAN-19. Editorial Dykinson - Universidad Carlos III de Madrid. p. 21. ISBN 978-84-9849-835-6. 
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  31. Jiménez Borreguero, Juan Francisco: Marañón. Del humanismo al cristianismo, pg. 22. De entrevista en diario Pueblo. Madrid 1949
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  47. Tusell Gómez, Ruiz Manjón y García Queipo de Llano, 1981-1982, p. 261.
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  49. «artículo». Archivado desde el original el 9 de enero de 2016. Consultado el 28 de diciembre de 2011. 

Bibliografía

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Enlaces externos

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Predecesor:
Jerónimo López de Ayala Álvarez de Toledo y del Hierro
 
Real Academia de la Historia
Medalla 33

1934-1960
Sucesor:
José Camón Aznar
Predecesor:
Nicolás Rodríguez Abaytúa
 
Real Academia Nacional de Medicina
Medalla 26

1922-1960
Sucesor:
Carlos Blanco Soler
Predecesor:
Santiago Ramón y Cajal
 
Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales
Medalla 17

1934-1960
Sucesor:
Clemente Sáenz García
Predecesor:
Juan Armada y Losada
 
Real Academia Española
Sillón K

1934-1960
Sucesor:
Samuel Gili Gaya